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Separarse (de un cofundador) es difícil

Por Sarah E. Needleman 
En 2008, diez meses después de cofundar una empresa de comunicaciones, Tami Hausman le pidió a su socia reunirse en un local de Starbucks. Las cosas no estaban funcionando, dice Hausman, y quería conducir ella misma la compañía con sede en Nueva York.
“Fue muy estresante”, recuerda Hausman, porque preveía que su socia se sorprendería y se molestaría. “No quería herir sus sentimientos”.
Hausman, que experimentaba por primera vez el rol de emprendedora, dice que decidió deshacerse de su socia porque tenían diferentes objetivos, aunque al principio parecían estar en la misma sintonía. Dice que ella quería hacer crecer la empresa y contratar empleados, crear un sitio web y arrendar oficinas, en lugar de seguir trabajando cada uno desde su respectivo hogar. Su socia, dice, prefería que la empresa siguiera sin tantos costos fijos.
“Se puso un poco complicado”, dice Hausman, de 44 años, y agrega que acaba de comprar la parte de su socia, quien declinó hacer comentarios para este artículo.
Mucha gente lanza un negocio con socios, a menudo para beneficiarse de sus conocimientos, conexiones y finanzas. Pero a veces un fundador llega a la conclusión de que con el tiempo la relación se vuelve defectuosa y que lo mejor sería separarse.
Anunciar el deseo de separarse y luego disolver una sociedad empresarial puede ser complicado, ya que las emociones tienden a ser fuertes.
La forma en que se maneja la situación puede marcar la diferencia entre una separación amistosa, donde el negocio es conducido como mejor le parece, y un divorcio complicado, en el que se termina perdiendo dinero, clientes, recursos u otros activos clave.
“Hay que encontrar un cierto nivel de acuerdo o se terminará hablando en círculos, lo que fácilmente puede llevar a un espiral que conduce a escenarios mucho peores, como la acción legal”, dice Scott Gerber, fundador del Consejo de Emprendedores Jóvenes, una red nacional de emprendedores menores de 35 años de la que sólo se participa mediante invitación, en EE.UU.
Por supuesto, la mejor manera de manejar la ruptura de un negocio es prepararse para la posibilidad de un divorcio cuando recién está poniéndose en marcha, dice. Se puede hacerlo al incluir en el contrato una serie de instrucciones acerca de cómo se realizaría una separación.
“Los nuevos socios no pueden hablar de los buenos tiempos si no están dispuestos a hablar de los malos momentos”, dice.
Cuando se trata de terminar la relación, si no se puede llegar a un consenso, Gerber recomienda recurrir a un tercero para que actúe de árbitro, como un abogado o un contador. “Hay que asegurarse de que ambos confíen [en el árbitro elegido] para que no haya problemas después”, añade.
Pero en primer lugar debe tener en cuenta cómo va a conducir el negocio por su cuenta, aconseja Richard Mandel, abogado de pequeñas empresas de Bowditch & Dewey, una firma legal con sede en Framingham, estado de Massachusetts. ¿Será necesario contratar más empleados o asegurarse rápidamente nuevos clientes?
Consultar a un abogado antes de una ruptura también puede ser algo inteligente. La forma en que uno puede deshacerse legalmente de un cofundador puede depender de si su empresa es una sociedad de responsabilidad limitada o anónima, por ejemplo, así como la jurisdicción en la que fue creada, según Mandel.
Antes de separarse de un cofundador, también hay que asegurarse de tener acceso a información clave, como la cuenta bancaria de la empresa y las contraseñas de Internet, y que cualquier propiedad intelectual de importancia para el negocio esté a nombre de la empresa y no de la persona que está por desvincularse, señala Anthony McCusker, socio del bufete de abogados Goodwin Procter, en Menlo Park, California.
Asimismo, señala que los fundadores deberían tomar esas medidas, independientemente de si planean o no una separación, lo más pronto posible. Si no lo ha hecho todavía, McCusker recomienda hacerlo varios meses antes de anunciar su deseo de separarse, para evitar que se advierta lo que usted planea hacer.
Si no hace nada de eso, es posible que asegurar los activos clave de su negocio de manos de su socio sea más difícil de lograr en el caso de que él o ella no reaccionen muy bien a su decisión de separarse, agrega McCusker.
En cuanto a Hausman, la empresaria que experimentó una desagradable ruptura con su socia hace cuatro años, asegura que ahora maneja su empresa desde una oficina alquilada y que tiene cinco empleados. “Estoy mucho más feliz”, añade.
Autora Sarah E. Needleman
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