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Empresas familiares: ¿buena idea mezclar parientes y dinero?

por Gloria Ayala Person

Ignacio estudió ingeniería industrial y luego trabajó 4 años en una empresa que fabricaba pisos de parquet para exportación, en ese tiempo su padre se jubilaba de una importante empresa donde durante más de 20 años fue encargado del área de depósitos en el sureste. Entonces, decidieron abrir una pequeña empresa familiar para dedicarse a la fabricación de pisos de parquet y proveer a las nuevas construcciones que surgen con gran auge en las ciudades cercanas.

Expectativas

Hoy la empresa tiene ya 4 años pero no logra despegar debido a problemas internos entre los dos “socios”, conversaciones no realizadas que aumentan el estrés diariamente y como consecuencia de no aclarar la situación se pierden excelentes oportunidades de negocios. Quizás, el origen de los problemas esté dado por la expectativa que cada uno tenía al momento de definir el negocio, las funciones que realizarían, los beneficios que tendrían, las obligaciones que significarían para cada parte y qué pretendían a mediano y largo plazo. En suma, a esa distancia o diferencia entre lo que uno espera y lo que recibe podemos identificar como frustración.

El dueño del capital es el papá, por lo tanto asume con total justicia que es “su empresa” y realiza los cobros y pagos sin permitir a su hijo el acceso a las cuentas bancarias ni administrativas. Sin embargo, en un principio, Ignacio supuso que el papá pondría el capital como inversión y quien se encargaría de la empresa sería él, devolviendo más adelante a su padre el dinero invertido.

En la práctica esto nunca sucedió, al principio resultaba cómodo porque eran solos ellos dos, su papá se sentía fuerte y muy activo, por fin era dueño de una empresa y con mucha devoción se dedicaba a abrir muy temprano y cerrar muy tarde, bajo el concepto de que el trabajo se nota en la camiseta mojada de sudor, considerándose orgulloso de que el trabajo es sinónimo de esfuerzo, sacrificio y sufrimiento, por lo que espera lo mismo de parte de Ignacio.

Pero si el padre se ocupa de la administración y el hijo de la producción, ¿quién se encarga de visitar potenciales clientes, preparar presupuestos, negociar con proveedores y constructoras, controlar la calidad, mejorar los procesos, desarrollar marketing, capacitar al personal y otras mil funciones que se deben desarrollar para que la empresa pueda resultar exitosa?

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Sucede que el padre pretende que Ignacio esté desde la mañana muy temprano hasta bien entrada la noche en la industria, no quiere contratar colaboradores capacitados para poder ahorrar, tampoco confía en nadie para la administración y menos para la tesorería y, como es el dueño, le paga a Ignacio un salario quizás por debajo de lo que debería cobrar, porque considera que sólo cuando Ignacio está trabajando en la producción es un trabajo real, de hecho para él todo lo que implique un escritorio es simple pérdida de tiempo. Pero como los clientes no llegan por casualidad, Ignacio se dedica por las noches e incluso por las madrugadas a preparar presupuestos y enviar emails, lo que implica un costo afectivo que está desgastando la relación con su esposa e hijo.

Otras perlas

El estilo de gestión que tiene incorporado el padre involucra creencias propias de la generación en la que creció, sin embargo, actualmente se ha demostrado que la eficiencia es superior cuando las personas se sienten motivadas, valoradas, reconocidas y pueden visualizar las metas de la empresa; pero, para que esto sea posible el respeto a los aspectos privados y familiares debe ser tenido en cuenta, pues el equilibrio e integridad de las personas radica en la coherencia que logre en cada área de su vida.

Comentarios o prácticas como: “tienes un sueldo que retiras cada mes, en cambio yo que puse el dinero no veo ganancias” o “ahora esto lo que te puedo dar, cuando pueda te daré el resto de tu salario” sólo deprecian la satisfacción del trabajo diario. Ignacio considera que trabajando en cualquier otra empresa podría ganar más y sin tanto estrés, pues podría cumplir un horario e incluso tener claridad en sus funciones y responsabilidades, pero teme defraudar a su padre, quien invirtió el dinero de su jubilación basado en el conocimiento de su hijo, además reconoce que gracias a su apoyo pudo cursar los estudios universitarios, que hoy empiezan a dar frutos.

Desde luego que no desea ser malagradecido con su padre, además está la responsabilidad de asegurar que no pierda el dinero invertido, pero hay cosas que deben cambiar, por ello hoy se siente entre la espada y la pared. Por otro lado, su esposa también le pide que tome decisiones y se enfrente a su padre exigiendo el cumplimiento de sus derechos, pero Ignacio se siente intimidado a causa de una mezcla tóxica de respeto, admiración, temor, creencias, valores, principios, metas, objetivos, funciones, estructura, compromisos personales y con clientes, así como otro sinfín de detalles que no le permiten elaborar exactamente la estrategia a seguir, porque lo único que tiene en claro es que trabajar para la empresa de su papá hoy resulta un freno para él y para su capacidad profesional.

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Cuando Ignacio pidió una entrevista conmigo fue con la intención de contratar un consultor que solucione los inconvenientes empresariales. Desde luego que contar con un organigrama, así como con un manual de funciones y procesos podrá ayudar a la empresa, pero la solución real y sustentable está muy lejos de lo que un consultor podría realizar.

Pensar que un consultor resolverá la falta de diálogo y esclarecimiento de objetivos entre padre e hijo, sólo traerá costos a la empresa y probablemente mayores problemas entre ellos. En mi opinión, a Ignacio no le queda otro camino más que ponerse los pantalones largos y conversar con su padre, explicarle que ya es un adulto y que precisa definir los espacios jerárquicos organizacionales, los cuales no tienen porqué colisionar con el respeto paterno. Valorar al hijo debe tener la misma magnitud que respetar a los padres y cuando de una empresa familiar se trata esto requiere especial atención y cuidado. Sigamos Hablando de Dinero, así aprendemos a manejarlo mejor.

Economista Gloria Ayala Person

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Fuente http://economia.terra.com/finanzas-personales/empresas-familiares-buena-idea-mezclar-parientes-y-dinero

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