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Seis habilidades clave para gestionar equipos eficazmente

por Antonio Peñalver

Recientemente he leído un artículo de Elisabeth Eyre, -primera responsable de las publicaciones de “Mind Tools”-, sobre las habilidades que requiere un manager para gestionar equipos de trabajo y que me ha resultado muy interesante porque reflexiona sobre lo que tienen que hacer los directivos
para comunicar, desarrollar y motivar a sus equipos de trabajo. Y me baso parcialmente en este trabajo para desarrollar el presente artículo.

El líder es aquel directivo que consigue resultados de negocio a través de la implicación positiva de sus colaboradores. Un líder no es aquel que mantiene un buen clima entre los miembros de su equipo pero sus resultados son discretos. Un líder tampoco es aquel que consigue buenos niveles de resultados pero el nivel de clima sus colaboradores es bajo. Por ello, saber gestionar personas es clave y se requiere un conjunto de habilidades o competencias clave.

Un buen líder de equipo es aquel que sabe desarrollar, al menos, los siguientes seis comportamientos competenciales:

Delegación

Una de las principales prioridades de los directivos es delegar en los miembros de su equipo. El directivo no puede valorarse por lo que es capaz de hacer individualmente. Con un equipo detrás, el directivo debe saber darle juego.

Para delegar con éxito hay que saber establecer cuál es el propósito del equipo y cómo ha de funcionar. Pero esto solo es un buen comienzo. También hay que saber programar, asignar tareas y gestionar cuando un equipo se desvía de su ruta.

El buen líder es aquel que, entre otras cosas, arriesga y transfiere responsabilidades a sus colaboradores neófitos al respecto, transmitiendo la confianza necesaria y dando el apoyo adecuado a los mismos, corrigiendo las veces necesarias.

Motivación

Otra tarea fundamental del directivo es saber motivar a su equipo, a nivel individual y colectivo.

La motivación del colaborador depende de muchos factores y ni siquiera por ello, es fácil traducirla en compromiso; es decir, aquel estado emocional a largo plazo que hace que un persona este decidida a obtener unos resultados.

McCelland, a través de su “Teoría sobre la Motivación Humana”, identifica tres motivos sociales diferentes: logro, afiliación y poder. Estas motivaciones, a veces, no son tan fáciles de identificar y en su caso, requieren que exista una confluencia de intereses para poder desarrollarlas y convertirlas en un compromiso de actuación a largo plazo.

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El directivo eficaz es aquel que sabe identificar las motivaciones de sus colaboradores y sabe orientarlas con vocación de continuidad hacia los retos organizativos. Tras un objetivo el directivo ha de saber identificar lo que emocionalmente mueve al colaborador.

Desarrollo profesional

Los equipos están formados por individuos que tienen diferentes perspectivas y habilidades, y se encuentran en diferentes etapas de sus carrera. Algunos pueden encontrar que las tareas que les ha asignado son desafiantes y pueden necesitar apoyo. Otros pueden ser “viejas manos” en lo que están haciendo y solo pueden buscar oportunidades para estirar sus habilidades y nivel.

De cualquier manera, una de las responsabilidades clave del líder es desarrollar todos sus colaboradores con independencia del nivel de madurez en que se encuentren.

Esta habilidad es muy relevante para el crecimiento del propio directivo a largo plazo. El directivo debe saber identificar y desarrollar todo tipo de talento a su alrededor. El directivo debe hacer mejores a sus colaboradores en función de su potencial.

La manera más efectiva de desarrollar a los colaboradores es asegurarse de dar el feedback adecuado y en consecuencia, a portar el apoyo necesario

Muchos directivos se ponen nerviosos cuando han de dar un feedback negativo, sin darse cuenta de que puede ser una oportunidad para hacer crecer a su colaborador y al él mismo. Sin embargo, el feedback regular favorece el rendimiento de todos los implicados (directivo y colaborador).

Por otro lado, agendar acciones de desarrollo para el colaborador, -como, por ejemplo, acompañarle y darle feedback, invitarle a leer un normativa o invitarle a participar en un equipo de proyecto-, es parte del rol del directivo eficaz.

Comunicación e influencia

El directivo ha de saber desenvolverse con su equipo en diferentes escenarios de interacción individual y grupal: fijación de objetivos, generación de ideas, seguimiento de resultados, gestión de conflictos, etc.

El directivo dedica su mayor parte del tiempo a comunicar y esta es una habilidad interpersonal que es igualmente relevante más allá del equipo: con los colegas, con los jefes superiores, con los clientes, con los socios o con los proveedores.

Por tanto, un buen directivo es aquel que sabe desplegar todas las habilidades de comunicación interpersonal en función de las circunstancias: escucha activa, empatía, preguntas, feedback, no juicio o asertividad. Y ligada a las mismas está la de saber influir.

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Dentro de la comunicación interpersonal todas las habilidades sociales son relevantes. Siempre pensamos que la escucha activa es la principal habilidad comunicativa del directivo, pero saber preguntar y empatizar, – que no simpatizar-, también lo son. Al igual que también es relevante parafrasear, no enjuiciar, dar feedback o ser asertivo.

Y por supuesto, igual de relevante es saber influir positivamente; que es algo más allá que la persuasión. Un buen directivo tiene que saber desarrollar diferentes estrategias de influencia (como, por ejemplo, la negociación o la persuasión) en función del interlocutor y el escenario de interacción.

Confianza

Un buen líder es aquel que, entre otros aspectos, sabe transmitir confianza a sus interlocutores. Ello es muy complicado pero relevante.

La confianza forma parte de la vertiente moral del poder de un directivo.

En este sentido, el directivo tiene que actuar moralmente con sus colaboradores desarrollando comportamientos ligados a la “coherencia” –cumple lo que dice-, el “apoyo”-no deja solo al colaborador en los momentos críticos-, el “respeto” –evita minusvalorar al colaborador, solo se centra en hechos cuando ha de dar feedback negativo y trata de construir en positivo-, la “cercanía” –realmente le preocupa lo que piensa o siente el colaborador- o el “reconocimiento” -celebra los resultados que va obteniendo el colaborador-.

El directivo, entre otras cosas, trata de proteger al equipo de la presión irrazonable buscando la vía para apoyarles: desarrollo de habilidades, gestión del tiempo, búsqueda de recursos adicionales, etc.

Disciplina

Por más que un directivo espere no tener que hacerlo, llegará un momento en que tendrá que disciplinar a un empleado. La disciplina puede ser sutilmente diferente al feedback ya no siempre se referirá específicamente al trabajo operativo del colaborador.

Las infracciones evidentes de la política de la empresa son fáciles de identificar, pero a veces tendrá que gestionar otro tipo de situaciones que puedan estar en relación con la actitud, los valores, los motivos o los rasgos personales del colaborador.

En este sentido, el directivo habrá de evitar prejuzgar al empleado, así como obrar con tacto y objetividad; lo cual, no está reñido con la contundencia.

Por otro lado, el directivo tiene la obligación de administrar la disciplina tratando de que el resultado final sea positivo ya que, -salvo excepciones que también ha de saber afrontar-, el colaborador amonestado tiene que tomar la correspondiente lección, saber recobrase y volver a comprometerse con sus responsabilidades.

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Administrar disciplina es una obligación del directivo que debe estar en contra de producir resignación, frustración u hostilidad.

El desarrollo de estas habilidades clave es una cuestión de tiempo para el directivo que ha de partir de la toma de conciencia de que han de mejorarse, asumir la responsabilidad de hacerlo y desarrollar una actitud de proactividad y continuidad en su implantación.

Muchos directivos piensan que con saber desarrollar la vertiente técnica pueden conseguir gestionar eficazmente a sus equipos, pero ello es un error. Sin duda, han de saber apoyar técnicamente a los mismos, pero esa es solo una vertiente de su poder para gestionar a sus colaboradores eficazmente.

Autor Antonio Peñalver

Autor http://antoniopenalver.blogspot.com.ar/2015/09/seis-habilidades-clave-para-gestionar.html

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