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Aprovecha la oportunidad disfrazada

por Manny García-Tuñón

En los negocios, como en la vida, todo… todo es una oportunidad.

En una reciente columna que escribí sobre John Paul Jones, unos de los padres de la Armada estadounidense quien al frente de una derrota segura desafiantemente declaró: “¡Todavía no he comenzado a luchar!”, mencioné que los desafíos que podemos enfrentar en nuestros negocios pueden surgir tanto en momentos de prosperidad como en momentos de escasez y dificultad.

Esto es porque ambas condiciones conllevan sus propias actitudes, acciones, estrategias, actividades e innovaciones relativas a la situación particular en que nos encontremos –y las consecuencias de las mismas impactarán su empresa– ya sean consecuencias positivas o negativas. El objetivo es garantizar que, independientemente de la situación, esas consecuencias resulten siempre en impactos positivos en nuestros negocios.

Este concepto de “liderazgo” en los momentos buenos y malos aplica igual en otras áreas de nuestros negocios – en realidad todas las áreas. Esto es porque en el mundo de los negocios, siempre han existido dos factores inseparables: oportunidades y desafíos.

No importa lo bien o lo mal que nos vaya en nuestros negocios, en este momento tenemos al frente de nosotros tanto oportunidades como desafíos. Si los reconocemos o no, es otra cosa, pero podemos estar seguros de que están ahí –y ambos requieren no sólo nuestra atención sino también algún tipo de acción inmediata– porque ambos son oportunidades disfrazadas.

Economistas han elaborado fórmulas complicadísimas para tratar de calcular la pérdida de oportunidades, pero al final, creo que es imposible poner un verdadero valor en ella. Quizás una oportunidad perdida nos cueste miles de dólares y otras nos cuesten millones.

Lo mismo se puede decir de los desafíos desatendidos, salvo que la mayoría de nosotros pensamos en los desafíos en términos de costos incurridos como resultado de la dificultad o lucha. Mientras este tipo de costo es ciertamente uno de los componentes del valor monetario de un desafío, no es el único factor. El otro factor, créalo o no, es la oportunidad perdida ya que, en muchos casos, los desafíos son las mejores fuentes de oportunidades en muchos casos, los desafíos son las mejores fuentes de oportunidades

El problema es que cuando nos enfrentamos a desafíos, la mayoría de nosotros respondemos de forma preventiva (si es que respondemos…), sin embargo, como en los deportes, una buena defensa es sólo “parte” del juego. De hecho, un equipo con la mejor defensa del mundo finalmente sucumbirá a un ataque de ofensiva de un oponente y, finalmente, perderá el partido si no tiene su propia ofensiva capaz de capitalizar.

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Todos preferimos disfrutar de los momentos placenteros y de abundancia; y ciertamente estos momentos, inclusive, nos ofrecen oportunidades de proveer beneficios a nuestros equipos y recursos financieros… inversiones para facilitar que nuestras empresas crezcan. De lo contrario seríamos masoquistas y no mereceríamos ser líderes. Pero nunca deberíamos olvidar que los momentos difíciles también nos ofrecen oportunidades valiosas para crecer y mejorar – quizás hasta mejores oportunidades.

Nuestra capacidad para aprovechar las oportunidades depende de nuestra capacidad para afrontar desafíos. Lo importante es hacerles frente a los retos, prepararnos para ellos, tomar medidas y convertirlos a nuestro favor. Si la necesidad es la madre de la invención, el desafío es el padre de las oportunidades.

Nuestra capacidad para aprovechar las oportunidades depende de nuestra capacidad para afrontar desafíos

Dondequiera que haya un desafío hay margen para mejorar, una necesidad a la espera de ser satisfecha. Los desafíos que enfrentamos hoy podrían ser la plataforma para una nueva estrategia de negocios o una línea nueva de productos.

Consideremos nuestros propios negocios e identifiquemos las oportunidades y los desafíos que enfrentamos en la actualidad. Después de cada oportunidad, escribamos una correspondiente acción que podamos tomar para convertir esa oportunidad en una realidad. Después de cada desafío, identifiquemos una oportunidad paralela y una acción correspondiente.

Durante todo el proceso, recordemos mantener una actitud positiva y a nuestros equipos motivados. La clave está en cambiar la forma en que percibimos y enfrentamos los desafíos, convertir lo negativo en positivo y poner en marcha nuestro equipo hacia la victoria.

Manny García-Tuñón es Presidente de Lemartec, una firma internacional de diseño y construcción radicada en Miami, Florida.

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