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La llave emocional del emprendedor

por Carles Marcos

Hace unos días publicaba una de esas frases! interesantes de reflexionar en mi página de facebook y demás redes sociales Juega en equipo que decía “El secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere, sino querer siempre lo que se hace” de Tolstoi. Ya sé que parece un trabalenguas pero creo que merece ese planteamiento de cinco minutos de reunión con uno mismo. Cuando la publiqué me hizo recordar el mundo del emprendedor que se decide en un momento dado a poner “patas a su sueño”. Sin duda es “la leche” poder querer lo que uno hace, pero también es cierto que se necesita de esa gestión emocional imprescindible para poder llevar a cabo lo que uno quiere. Llevo años impartiendo formación a emprendedores que nacen y que muchos de ellos siguen en el camino. Son años compartiendo con  y aprendiendo de mi amigo de la infancia, socio y colega de profesión Cesar Llorente, y también cómo si no, ¡de mis alumn@s! .

Son años de saber de ell@s, de sus sueños y de recibir feedback del cómo les va que te sirven para saber lo difícil que es poner esas patas pero como dice “el colega”, si unes pasión y profesión algo distinto pasa por tu cuerpo.  Para ellos, para conseguir lo que uno quiere, esa gestión emocional de la que hablaba, es necesaria si cabe por encima de la idea de negocio. Me refiero a esa actitud de levantarte cada mañana con el sueño aún en vigencia para ponerte en marcha obviando esa pérdida del cliente del día anterior o superando el “trauma” de pensar a que local me tengo que ir por que no puedo pagar el anterior. ¡¡Ay!! La gestión emocional de nuevo como tema principal en un post de este blog, y es que creo que es la gran olvidada. ¿No creéis? Os planteo un artículo interesante y que comparto totalmente en Cómo superar los obstáculos emocionales de tu primer año publicado hace unos días en la web emprendedores.

“Antes de arrancar con el negocio todo parece fácil.  Sin embargo, a los pocos meses empiezan a surgir los problemas que provocan las primeras dudas y caídas de ánimo.

Esto sólo me pasa a mí

Frustración

Casi todos los emprendedores pasan por los mismos problemas al inicio de su proyecto, pero no lo saben, y tienden a pensar que sólo les ocurre a ellos. Esta percepción les puede llevar a pensar que los obstáculos son producto de su incapacidad para dirigir el negocio, lo que llevará a un estado de frustración.

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Conocer el caso de otros empresarios que ya han superado esas situaciones, ayuda a mantener la moral alta. Se puede encontrar refugio en los foros on line o en los que organizan distintas instituciones públicas o privadas (cámaras de comercio, organismos públicos, escuelas). El emprendedor puede juntarse con gente que tiene sus mismas inquietudes. Saber que no es el único le animará, verá que si sigue peleando tendrá su recompensa. Otra forma de sentirse acompañado es leer libros, sobre todo biografías de empresarios de éxito, y revistas como Emprendedores, que ayudan a comprender las dificultades de las fases iniciales y a tomarlas como algo normal.

No llego a todo

Estrés

El estrés provocado por el exceso de trabajo y por las preocupaciones es uno de los mayores enemigos del equilibrio emocional, ya que provoca cansancio, disminuye la capacidad de reacción y a menudo afecta a la vida familiar. Todos esos factores se unen para complicar la gestión empresarial, lo que a su vez provocará más estrés. La solución es organizarse. El estrés no depende del trabajo: es la diferencia entre lo que uno quiere hacer y lo que hace. El problema es que muchas veces no nos paramos a reflexionar sobre nuestras metas. Una buena técnica puede ser escribir en un papel qué quieres conseguir, por qué lo haces y qué estás dispuesto a dar y una vez que estén claros los objetivos, sólo hay que coger la agenda, fijar un tiempo para cada acción y dividirlo por la fecha límite. Así sabrás si lo puedes hacer o no.

¿Y si me equivoco con esta decisión?

Sensación de bloqueo

Al principio es habitual verse atenazado por las dudas, ya que parece que cada paso puede suponer el éxito o el fracaso de la empresa. Es verdad que el emprendedor está solo a la hora de tomar las decisiones, y tiene miles de preguntas. Lo cual puede provocarle angustia y bloqueo cada vez que se ve en la necesidad de elegir. Una gran ayuda para que el emprendedor encuentre el camino, y saque las soluciones a partir de la información que ya tiene en su interior, pero que está bloqueada es fijarse metas más cortas, ya que emprender es una carrera de fondo.

Me voy a quedar sin nada

Miedo a perderlo todo

Cuando el emprendedor se embarca en un negocio, es consciente de que las cosas pueden torcerse y acabar mal. Si eso ocurre, el golpe a su economía personal puede ser muy duro, sobre todo si no cuenta con una fuente de ingresos alternativa o si ha incurrido en demasiadas deudas. “No saber cómo saldrá el negocio puede provocar mucha ansiedad y para evitar esa preocupación, es imprescindible establecer en el plan de empresa los límites más allá de los cuales no se puede seguir adelante: topes de endeudamiento, plazos para conseguir los objetivos, etcétera. Hay que ser consciente de los riesgos que se asumen y saber hasta dónde se está dispuesto a aguantar.

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Aquí no hay reglas, depende del umbral de riesgo de cada uno: hay personas que nunca arriesgarían su casa, y otras que la tienen hipotecada y duermen tranquilamente.

La mala fama del empresario

Miedo al rechazo social

Estamos en un país en el que el emprendedor es admirado cuando tiene éxito, pero es un loco cuando está arrancando y pasando las penurias normales de los primeros años. Muchas veces, el emprendedor se enfrenta a la presión social, que condena con la palabra “fracasado” al que no logra el éxito rápidamente.

Una forma de soportar la desconfianza del entorno es borrar de la mente esa palabra y contemplar con naturalidad la posibilidad de abandonar el negocio.

Tal y como están hoy los ciclos económicos, cada vez más estrechos, y con lo rápido que maduran y caducan los negocios, un emprendedor siempre debe tener en cabeza la posibilidad de vender su empresa. Pero esto no hay que verlo como un paso atrás, sino un paso para tomar impulso y comenzar de nuevo, esta vez en mejores condiciones.

Hasta aquí hemos llegado… no puedo más

Pánico

En situaciones de crisis, es fácil dejarse llevar por los sentimientos y caer en el pánico. En ese estado, es difícil pensar con claridad, y eso hace que se tomen decisiones precipitadas que muchas veces serán equivocadas.

Aunque parezca que tiene poco que ver con los sentimientos, todos los expertos coinciden en que el plan de empresa es el mejor refuerzo para la resistencia psíquica. Por un lado, permite actuar con frialdad. Y es fundamental tener información económico-financiera actualizada (indicadores de tesorería, ventas, morosos) que permita hacer un seguimiento del proyecto mes a mes. A partir de ahí, habrá que buscar las causas de los problemas, analizar fríamente si se pueden corregir, y tomar la decisión de crecer, recortar gastos o abandonar antes de acabar en el hoyo.

Por otra parte, el plan de empresa ayuda al emprendedor a saber a lo que se enfrenta, porque permite identificar y medir los riesgos. Así se reduce la incertidumbre y se evita la ansiedad.

Voy a tener trochocientos clientes

Visión distorsionada

Ser negativo y ver la botella medio vacía es el mayor obstáculo para sobreponerse a la adversidad. Pero el lado contrario también es perjudicial.

Ser optimista y ambicioso es necesario, pero lo que no hay que hacer nunca es ‘enamorarse’, perder la perspectiva real del negocio y no ver la realidad. El optimismo tiene una carga tremenda de ceguera. Es fundamental buscar el equilibrio entre estas dos emociones y para ello, la solución es analizar bien los datos, porque a veces los números confirman tus ideas, y a veces no.

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Para evitar el riesgo de engañarse a uno mismo, se puede acudir a personas que hayan estado en situaciones similares y tengan un enfoque global y que transmitan su experiencia.

Hay que evitar dos sesgos: decidir sólo según las emociones o sólo según los fríos números: en ambos casos, siempre se pierde una parte importante de la realidad.

No necesito a nadie

No querer delegar

Los colaboradores pueden ser una gran ayuda, al facilitar el trabajo al emprendedor y compartir con él los momentos difíciles. Sin embargo, también pueden ser un pesado lastre.

Una forma de reducir la presión es formar un equipo compuesto por profesionales con roles diferentes, que compensen las limitaciones del emprendedor. De esa forma, evitará el desgaste de energías que supone realizar tareas que no domina, con lo que reducirá su estrés.

También es necesaria la complementariedad emocional. La conjunción de una persona con empuje y otra más calmada, por ejemplo, ayudará a mantener el equilibrio emocional en los momentos malos, y también en los buenos, en los que hay que evitar el exceso de optimismo.”

¡El sentido del humor es algo que no se ha de perder cuando uno emprende como en la vida misma diría yo!

Fuente http://www.carlesmarcos.com/2016/03/la-llave-emocional-del-emprendedor

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