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La sucesión: lecciones de las dinastías empresariales familiares (Parte I)

por RAÚL SEREBRENIK

La sucesión es el proceso más complejo y con mayor impacto en la continuidad de las empresas familiares por antonomasia. Es en estos procesos donde puede ocurrir la mayor mortandad y sigue siendo el mayor factor de conflictividad sobretodo en las primeras generaciones.

Cuando se habla de sucesión, en primera instancia se entiende que se habla solo de la sucesión patrimonial o económica, algunos en una segunda instancia piensan en la empresa, cuestionándose quien debe ser el próximo presidente, director o gerente general.

En las transiciones de una generación a la siguiente generación, se requiere de un proceso continuo y holístico, que abarque  todas las áreas del modelo de los ocho capitales (Serebrenik G. Raúl, Dinastías Empresariales) y no solo las mencionadas anteriormente como la patrimonial y la ejecutiva empresarial.

En las Dinastías familiares, aquellas de más de 5 generaciones de existencia, se preocupan por afinar cada vez más estos procesos en todo su contexto y no sólo en las dos dimensiones antes mencionados. En cualquiera de los procesos recomiendo que se debería abarcar por lo menos  las siguientes dimensiones:

1. La sucesión de liderazgo en la familia

Las organizaciones necesitan líderes y organizaciones efectivas, que deben tener un proceso de formación continua en las generaciones jóvenes, así como un plan de emergencia para una transición imprevista.

Cuando pensamos en el liderazgo de una familia empresaria, puede ser una forma diferente a la de otros tipos de organizaciones. El liderazgo incluye la definición de una visión para el futuro de la organización y de la familia. En las empresas familiares, las funciones de liderazgo pueden ser compartidas entre los propietarios y/o miembros de la familia que dirige el negocio, que puede o no ser las mismas personas.  Por lo tanto, las transiciones en el liderazgo pueden ser complejas, ya que sea o no un líder que pasa el testigo a un solo sucesor.

El establecimiento de un consejo de familia para ayudar a planificar la transición del liderazgo, especialmente cuando se trata de una situación en la que se comparte el liderazgo, es una herramienta importante. El consejo de familia, en representación de los propietarios, contribuye en la creación de la visión para el futuro de la familia, la empresa y del patrimonio.

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2. La sucesión de la administración del negocio

El liderazgo en los negocios determina la ruta hacia dónde navega la organización. La administración asegura que se tomen las medidas adecuadas para conseguir y llevar la empresa a su destino correcto. En las pequeñas empresas familiares, la misma persona puede servir como líder familiar y administrador, pero en las empresas de mayor tamaño, el liderazgo empresarial puede o debe cumplir con una visión más amplia, en algunos casos inclusive el entender que los modelos de negocios se agotan, los cuales se deben renovar o en su defecto tratar de salir del negocio que empiece a bajar en sus niveles de rentabilidad y pasar a otros sectores o negocios que sean más rentables.

3. La sucesión de autoridad moral en la familia

Uno de los retos de la mayoría de las  empresas longevas,  es la de tener instancias internas para resolver los conflictos o crisis que se puedan presentar, y que esta resolución se entienda como parte de los procesos acordados, pero a la vez requiere de mediadores en un momento dado que sean los conciliadores o el “líder emocional”, con las características de tener la autoridad moral en la familia, para presentar las soluciones que resulten de resolver los conflictos de manera constructiva y no destructiva, como usualmente pasa; este tipo de liderazgo generalmente viene de un miembro sénior de la familia o de una persona que se percibe como alguien neutro a la situación en conflicto y sobretodo que ha de anteponer los intereses colectivos, sobre los individuales de manera justa y correcta alineada con los principios familiares.

4. La sucesión de valores, principios y “el credo familiar” 

Como se mencionó anteriormente, para que se produzca la sucesión del liderazgo de manera exitosa, un sucesor debe demostrar que sus valores y principios son congruentes o están alineados con la visión de la familia.

Esta dimensión tiene implicaciones muy profundas, pues con el tiempo si el sucesor tiene diferentes escalas de valores y sobretodo principios diferentes, solo es cuestión de poco tiempo para que se denoten las incompatibilidades y haga que el proceso de sucesión fracase.

El adquirir y alinearse con los valores, los principios y el credo familiar, que en otras palabras es lo que yo he llamado como el ADN familiar, es algo que se comienza a determinar desde el día 1 del nacimiento. Psicólogos de nuestro equipo hablan del alma familiar y de cómo esta afecta a cada miembro de la familia. Esta dimensión contiene un sentido de mayor trascendencia en el tiempo, es parte del pegante que cohesiona la familia y la mantiene unida.

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Como una anécdota que refleja el sentir de esta dimensión, menciona la madre que consulta al rabino del pueblo de cuándo debe comenzar a formar a su hijo en los asuntos de la tradición, el rabino le pregunta a la madre ¿cuántos años tiene su hijo? y esta le contesta que su hijo tiene un año, a lo que el rabino replica a la madre, vas entonces un año tarde.

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