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Influencias y sesgos en el proceso de toma de decisiones.

Por German Gorriz

Cada día nos enfrentamos a miles de decisiones, algunas programadas y otras espontáneas. Todo proceso de toma de decisiones tiene algo en común aunque difiera en su intensidad, deseamos maximizar resultados, y minimizar conflictos e insatisfacción. A veces podemos recurrir a experiencias previas para acelerar este proceso, aunque lo más probables es que nos veamos influenciados por los sesgos cognitivos y desde luego nuestras emociones.

Lo importante siempre es conocer a que nos enfrentamos, y procurar un entorno y condiciones propicias para la toma de decisiones, minimizando los sesgos.

Los sesgos cognitivos son desviaciones del proceso del pensamiento una alteración en el procesamiento de la información captada por nuestros sentidos que nos lleva a un juicio inexacto o a una interpretación ilógica de los eventos vividos. Alguno de los sesgos más habituales son:

Sesgo de punto ciego: Es cuando nos vemos a nosotros mismos menos susceptibles de estar influenciados (o sesgados) que otras personas.

Sesgo de confirmación: Es cuando nos dedicamos a reunir y evaluar las pruebas de que creemos de manera que confirme las ideas preconcebidas.

Error fundamental de atribución: Atribuimos indebidamente el comportamiento de alguien a sus rasgos de personalidad individuales y no a factores circunstanciales.

– El anclaje: Sucede cuando las personas toman una decisión sobre la base de la primera información que encuentran y realizan un juicio de valor sobre esa información

Proyección: Es un mecanismo de defensa en el que suponemos que otras personas piensan o se comportan de la misma manera que nosotros lo hacemos. Es decir, atribuimos a los demás, emociones, virtudes y carencias propias.

Exceso de confianza: Confiamos demasiado en nuestras habilidades, lo que nos puede llevar a tomar grandes riesgos.

Modelo-de-toma-de-decisiones

*Adaptado de fuente original, Universidad de Massachusetts.

Aunque existen muchas estructuras que engloban ciertos pasos lógicos para la toma de decisiones como en la imagen anterior, lo cierto es que nuestras emociones juegan un papel fundamental cuando tenemos que tomar acción.

Las decisiones también se ven influidas por la memoria de las experiencias de eventos pasados ​​y los sentimientos que tuvimos durante esos eventos. Esta huella emocional, se cuela e influye sutilmente en el entorno cognitivo de toma de decisiones presentes y futuras.

Por eso, los factores que influyen en las decisiones nunca son sólo una lista fría de pros y contras, aunque hay una serie de pautas que podemos tener en cuenta a la hora de mejorar nuestra fisiología y entorno para el proceso de toma de decisiones:

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Reduce tus opciones.

Un cerebro cansado desde luego no toma buenas decisiones, y a menudo nos conformamos con la opción más simple o dejamos que otros decidan por nosotros, solo porque resulta demasiado trabajo para nuestro cerebro.  Simplificar y reducir nuestras opciones a una lista pequeña nos ayudará a tener más lucidez, tiempo y menos presión para una decisión final.

Tomar decisiones importantes por la mañana

Un cerebro descansado con óptimos niveles de dopamina y la serotonina nos permite estar más lúcidos y empáticos. Si tienes que tomar decisiones importantes por la tarde o noche, tal vez convenga tomar un pequeño descanso o siesta para restablecer primero estos niveles óptimos de nuestro cerebro.

La saciedad genera menos distracción

Aplicarnos aquél viejo consejo de no hacer compras en el supermercado con el estomago vacío, ya que curiosamente el ticket medio es menos abultado cuando ya hemos comido, ¿no?. Cuando estamos hambrientos nuestro cerebro debe ocuparse de saciar una necesidad básica, por lo que se deshará rápidamente de cualquier otra actividad que se interponga y consuma recursos.

Una bocanada de aire fresco

Si nos encontramos en un ambiente viciado de Co2 nuestras funciones cognitivas y por consiguiente la toma de decisiones se verán afectadas. Nuestro cerebro consume el 20% del oxigeno total por lo que es importante mantener el ambiente donde nos encontremos con aire fresco para un mejor funcionamiento de nuestras funciones cognitivas

Utilizar una lengua extranjera

Algunos investigadores sugieren que explicarnos una situación a nosotros mismos en una lengua que no sea la propia del país en el que hemos nacido (si es que la dominamos, claro), cambia nuestra perspectiva porque minimiza cierto componente emocional que proviene de la entonación y referencias emocionales de nuestra lengua materna.

Nuestro entorno y códigos culturales también afectan a como procesamos la información que ingresa a través de nuestros sentidos, convirtiéndose en creencias y valores profundamente arraigados que condicionan nuestra toma de decisiones.

Ante una decisión vital que afecte a nuestra supervivencia, la amígdala es quien toma el control para decidir si debemos enfrentarnos o huir. Pero nuestro cerebro más racional, posee un proceso más sofisticado y lento para evaluar las opciones.

Es aquí cuando nuestra capacidad para estar enfocados y el desarrollo de nuestra inteligencia emocional entran en acción  y evidencian nuestra evolución y madurez para retrasar nuestras decisiones, hasta que esta segunda opinión proveniente de la corteza prefrontal se pronuncie, evitando que reaccionemos de manera impulsiva en situación tras situación.

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 Fuente http://germangorriz.com/influencias-y-sesgos-en-el-proceso-de-toma-de-decisiones

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