por Paula Molinari
La profesionalización de las Pymes. Para no ser una barrera frente al crecimiento, el fundador de la empresa necesita realizar un gran cambio personal: lo que te hizo exitoso en el pasado, es un freno para el futuro.
“Quiero seguir creciendo … necesito un gerente”, “estoy en mil temas… cada vez trabajo más”, “incorporé un gerente pero no funcionó”, “todo me lo preguntan a mí”, “quiero un gerente que sea como yo pero bien barato”, “entró mi sobrino, que es de confianza”…
¿Te suena familiar? En el proceso de evolución de las empresas, existe un momento en que el dueño o fundador se convierte en una de las principales barreras para su crecimiento. Wasserman atribuye esta situación a lo que denomina “el dilema del fundador”1: ¿querés seguir siendo rey o querés ser rico? (es decir, que tu empresa crezca). Desde una perspectiva de desarrollo, nosotros lo llamamos “el salto del dueño”, haciendo alusión al paso de la primera etapa de la empresa a a segunda, la de profesionalización. Esta situación plantea un gran desafío esencialmente para el dueño, ya que implica un gran cambio personal. Si se demora para dar este salto, se convertirá en el principal obstáculo para el crecimiento.
Algunas empresas de familia se instalan en la primera etapa y permanecen allí por generaciones. Otras deben, por condiciones de mercado o aspiraciones del fundador, seguir madurando. Veamos algunas características de estas dos primeras etapas, sus rispideces y el cambio personal que imponen al empresario.
Primera etapa: el fundador como hombre orquesta
Veamos el caso de Ron y lo que ocurre cuando llega a su empresa. Desde que estaciona el auto, sube la escalera y recorre el pasillo para llegar a su oficina, cuatro personas lo interceptan: “Ron, hay que decidir si vamos a participar de la expo…”(es Daniela, que se ocupa de marketing y otras cosas), “Ron, tenemos un lío con las computadoras. La semana que viene ingresan los dos chicos nuevos” (es Luis, de operaciones), “Ron, podés firmar esto” (es Olegario, de administración, con unos cheques en la mano”, “Señor Ron, tenemos una gotera en el segundo piso” (es la Sra. Vivi, que hace la limpieza). Como si esto fuera poco, mientras va avanzando y sorteando todos estos obstáculos, Ron ve que hay unos paquetes apilados esperando que vengan a buscarlos. Le pregunta a Luis: ”¿todavía no vinieron a buscar el pedido de Azur?”
1 Wasserman, Noam, The Founder Dilemma, Harvard Business Review, 2008
Cualquier parecido con la realidad, NO es coincidencia. Las principales características de la primera etapa de las empresas de dueño esta etapa son las siguientes:
Cacique en crisis
El dueño es el cacique, como diría Carlos Kaplun, o el “virrey” como diría Wasserman. Todo sigue así hasta la crisis, que tiene fundamentalmente tres fuentes de origen.
La primera, el agotamiento del dueño, el replanteo de su calidad de vida, la búsqueda de mayor satisfacción y disfrute. El empresario vive la paradoja de “cuanto más ganamos, más trabajo yo” o sea “menos disfruto”. Esta causa no es la más frecuente pero, cuando ocurre, el empresario sabe que tiene que hacer las cosas de otra forma, o sea que el cambio tiene que originarse en él.
La segunda fuente tiene que ver con el crecimiento: la empresa sigue creciendo, el emprendedor aspira a que siga creciendo y la estructura debe acompañar esa evolución con una transformación: el dueño con roles más estratégicos secundado por un nuevo nivel de gerentes profesionales para acompañar la mayor complejidad. Cuando esto ocurre, existe un momento de transición que se vive como crisis, ya que las cosas no parecen funcionar… El síntoma que aparece es el de “paradoja entre lo que quiero y lo que hago”. En esta transición el dueño toma decisiones apuntando a la profesionalización, pero siempre pasa por un período de ensayo-error: entre otras cosas, no delega correctamente, no selecciona la gente adecuada, promociona a empleados fieles que no tienen el perfil requerido, incorpora profesionales que se terminan yendo.
La tercera fuente que genera la crisis es la más grave y está relacionada con los errores. Las brechas existentes entre la organización y las nuevas necesidades que plantean el aumento de volumen, la regionalización, la diversificación de productos, hacen que la empresa colapse.
Desprolijidades administrativas, descuido de los clientes, incumplimientos de los plazos. Errores
varios, a veces muy costosos y que han llevado a algunas empresas a la quiebra. Son producto de la falta de flexibilidad ante la necesidad de cambio. Una de las principales trampas mortales es pensar que lo que nos hizo exitosos en el pasado, nos hará exitosos en el futuro. Se suman a esto otras situaciones que vemos como recurrentes en las empresas de dueño: por ej, el área de administración está en manos de “gente confiable” (un primo, una hija), y no en manos de gente profesional e idónea. A veces, con el crecimiento, estos perfiles se ven superados por la nueva complejidad y colapsan.
Se lo escucha decir a Ron: “trabajo 24 x 24”, “me tengo que ocupar de todo”, “nos va muy bien, pero no me va muy bien”, “tenemos que cambiar…”
Frenando el “gran salto”.
Pocas empresas saltan contundentemente a la segunda etapa, la de profesionalización. Aquellas que lo logran tienen muchas veces fundadores o dueños que han trabajado en contextos profesionalizados y tienen por lo tanto mayor certeza. ¿Qué frena a los dueños y les impide saltar?
¿Cuáles son los factores que los instalan en la paradoja de “digo que lo quiero pero no lo hago”?. Cuatro son, fundamentalmente, las causas:
La profesionalización, desde el cambio personal del dueño
El salto a la segunda etapa de profesionalización implica para el dueño dejar de hacer lo que hace bien y comenzar a hacer las cosas de otra forma. Estos son algunos de los tantos desafíos que implica este salto y cuál es el cambio que impone al dueño.
La pregunta final que se hace a sí mismo el dueño… ¿si dejo de hacer todo esto, qué hago?.También ocupar un rol más estratégico requiere un aprendizaje duro.
Algunas recomendaciones para enfrentar “el gran salto”: buscar comparables (empresas que ya estén en la etapa de profesionalización) para tener más alternativas frente a las decisiones que hay que tomar, y buscar un grupo de “autoayuda”, dueños en la misma situación que funcionen como una red de contención y aliento.
Agradezco este artículo, y todo lo que leo a diario en esta web. Estamos en una empresa en plena etapa de profesionalización descripta con una asombrosa certeza en este artículo, y le ha costado mucho a un socio, al extremo de dejar la sociedad.
Sin lugar a dudas, Grandespymes nos ayuda en nuestro desarrollo empresarial. gracias por compartir esta calidad de escritos.
Muchas gracias, Rodolfo
recibe un cordial saludo
JC