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Puedes triunfar en cualquier cosa que te propongas

Por Francisco Alcaide Hernandez

Sí, como lo escuchas: tú, yo, todos… podemos triunfar en aquello que nos propongamos. La pregunta inmediata y evidente es la siguiente: ¿Y qué hace falta para triunfar?

Habrás leído por aquí en más de una ocasión, que la herramienta más poderosa con la que contamos las personas, nuestro principal activo, es nuestra capacidad de aprender. ¿Y eso qué significa?

Que en esta vida, todo es una práctica. Emprender no es una ciencia ni un arte, es una práctica; negociar no es una ciencia ni un arte, es una práctica; hablar en público no es una ciencia ni un arte, es una práctica. Nadie sale del útero materno siendo un experto en nada. Y todo el mundo fue aprendiz antes de ser maestro. Por tanto, en esta vida todo se decide y todo se aprende.

En concreto:

1. Todo se decide = Sentido claro de dirección

Lo primero y más importante de todo es hacerse la siguiente pregunta: ¿A qué quiero jugar en la vida?

Quiero jugar a ser conferenciante, escritor, profesor, empresario… Lo primero y más importante de todo es tener un sentido claro de dirección, saber hacia dónde uno se dirige, porque quien no sabe lo que quiere suele acabar donde no quiere estar.

Tener un sentido claro de dirección implica decidir en dónde va a poner uno el foco, el alma, la energía sin despistarse en otras cosas menores. Una cosa y sólo una cosa. Como se dice en Aprendiendo de los mejores (Alienta, 7ª edición) en palabras de James Dewey Watson, Premio Nobel de Medicina:

«Si tienes dos obsesiones, te sobra una»

La mayoría de la gente no tiene un sentido claro de dirección definido y funciona en modo inercia, piloto automático dejándose llevar un poco en función del viento que sopla en cada momento, con lo que va zigzageando y dando palos de ciego sin concentrar todas las energías hacia un fin. La energía va donde te concentras, y si te dispersas, la energía también se dispersa. ¿Conclusión? Resultados mediocres.

 No se puede ser un referente en algo tocando varias teclas del piano. Una tecla y sólo una.

2. Todo se aprende = Estudio + Práctica

El éxito es conocimiento en acción. Por eso, una vez que una ha decidido a qué quiere jugar en la vida, en qué profesional quiere uno convertirse, hay que manejar dos variables:

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2.1. Estudio

Todo en esta vida tiene sus fundamentos, esos principios que son clave saber cuáles son y aprenderlos. Todo tiene su técnica y su método: vender, negociar, hablar en público, ligar…

Como decía Jim Rohn: «Si deseas triunfar, estudia el triunfo; si deseas ser más feliz, estudia la felicidad; si quieres hacer dinero, estudia la riqueza». Es fundamental echar horas en leer, acudir a seminarios, ver vídeos de ‘los mejores’, de aquellos que ya han llegado donde nosotros también queremos llegar y nos pueden indicar los principios básicos.

2.2. Práctica

No se aprende a andar en bicicleta leyendo un libro, hay que saltar al ruedo: a negociar se aprende negociando; a bailar se aprende bailando; y a liderar se aprende liderando

La repetición es la madre de la destreza, la genialidad no es otra cosa que la práctica diaria. Uno se convierte en un virtuoso de algo practicando, practicando y practicando. Dominar una tarea o una disciplina no es una cuestión de dos días. Ya sabes la secuencia que explica el éxito:

Estudia → Aprende → Practica → Equivócate → Corrige → Vuelve a empezar

Una vez que se ha decidido ese sentido claro de dirección, sólo hay que responder a una pregunta:

¿Estoy dispuesto a convertirme en la persona que es necesario convertirme para llegar donde quiero llegar?
¿Estoy dispuesto a sufrir el proceso que hay que sufrir para llegar donde quiero llegar?

Y digo ‘sufrir el proceso’, porque el aprendizaje siempre está asociado a una variable: el error, y a las personas nos cuesta mucho asumir errores. Pero sin errores y sin aprendizaje no ocurre nada mágico en la vida. Todo error, todo fracaso esconde sabiduría, si uno sabe descifrarla. Si uno evita el fracaso también está evitando el éxito. Hay gente que nunca se ha equivocado pero toda su vida es un error.

Durante el trayecto, pide feed-back continuamente. Si tu vida no es como te gustaría que fuese es porque hay algo que no sabes o no estás haciendo bien. Busca las causas. La gente ‘ganadora’ quiere saber la verdad siempre, para a partir de ahí ajustar el tiro con mayor precisión. El feed-back es el desayuno de los campeones.

Si tienes claro lo que quieres (define tu meta), diseñas un plan y te pones en marcha (acción), concentras toda tu energía en ese objetivo (foco) y tienes una determinación absoluta con ello sin desistir (compromiso), llegarás donde quieres llegar y te convertirás en quien quieres ser.

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En definitiva, y como apuntaba Zig Ziglar, también incluido en Aprendiendo de los mejores:

«Naciste para ganar, pero para ser un ganador 
debes planificar cómo ganar; prepararte para ganar; y esperar ganar»

Fuente: franciscoalcaide

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