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¿Cómo competir con inteligencia?

“Tecnología”, “cambios”, “información”, “internet”, “modas”, “consumo” …  ¿De qué os suenan? Son las palabras que quizás mejor describen la época en la que estamos viviendo. Pero sin duda, en lo que todos estamos de acuerdo es que estamos en una época dominada por la tecnología, la información y los cambios en todo cuanto nos rodea.

Lo que hoy es una moda mundial, mañana cae en el olvido. Lo que este mes “se lleva”, dentro de dos meses es una horterada. Lo que anhelamos tener esta semana, la semana que viene no nos parece tan importante … ¿verdad?

¿Cómo nos afecta este hecho?

La era de la Información

Pensad un poco en nuestro día a día, ¿cuál es ese objeto estrella que no puede faltar en nuestra vida y que se está convirtiendo en una prolongación de nuestro cuerpo? ¿Lo adivináis? Una pista: no salimos de casa sin él,  y si lo hacemos, lo más seguro es que demos la vuelta para buscarlo. Si, EL MÓVIL (o mejor dicho, “smartphone”).

¿Por qué esa urgencia? ¿Por qué esa necesidad? “Porque en el móvil lo tengo todo”.

Y es cierto, y no es solo porque sea nuestro teléfono, cámara de fotos, calculadora, videocámara,  y forma de entretenimiento, sino porque nos permite estar conectados prácticamente en tiempo real con el mundo que nos rodea, desde nuestros familiares, parejas y amigos hasta la última noticia de interés producida a miles de kilómetros.

Esto nos lleva a pensar lo siguiente: vivimos en la era de la información. Continuamente estamos expuestos e interactuamos con montones de información de la más variada índole: política, economía, deportes, “chismorreos”, curiosidades, etc. Si señores, ¡vivimos infoxicados!

Y no somos los únicos que estamos  en esta situación de infoxicación; las empresas en las que trabajamos también se están viendo afectadas por este fenómeno.

Si pensamos en una empresa cualquiera, está continuamente generando datos, por ejemplo: cómo están trabajando los trabajadores, dónde nos estamos gastando el dinero, de dónde estamos obteniendo ingresos, etc. Los datos por si mismos no tienen utilidad ninguna, ¡pero cuidado!, son necesarios para obtener algo que si va a ser muy útil para la empresa: INFORMACIÓN.

La información no es más que esos datos, pero ordenados de forma que tengan sentido y que ayuden a tomar buenas decisiones en la empresa. Luego cuanto más y mejor información tengamos,  mejor serán las decisiones que tomemos. Efectivamente, ¡La información es poder!

La Inteligencia Competitiva

Si algo se está poniendo de moda es la palaba “inteligencia”, con apellidos como “artificial”, “emocional”, “múltiple”, “colectiva” …. Y cómo no, “competitiva”.

¿Qué es la Inteligencia Competitiva? Suena a término Harvardiano, reservado para las altas esferas del mundo de la administración. Pero no señores, es algo muy sencillo que utilizan las empresas en su gestión incluso sin darse cuenta.

Pero vamos por partes, ¿qué es la inteligencia?. La inteligencia se puede entender en este post como el paso siguiente a la información, ya que los datos nos permiten obtener información, y la información, inteligencia.

                                                  Datos → Información → inteligencia

 

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 La inteligencia competitiva no es más que un nombre moderno que se le ha dado a algo que lleva practicándose miles de años. De hecho, la inteligencia competitiva surgió en el ámbito militar, cuando los grandes estrategas de la guerra empezaron a analizar el terreno (entorno), el enemigo (competidor), y su armamento (recursos) para diseñar así la estrategia que les condujese hacia la victoria final. 

Fijaos hasta que punto esto tiene ya sus años, que en el año IV a.C. un estratega militar chino, Sun Tzu, ya escribió un libro sobre estrategia (“El arte de la guerra”, os lo recomiendo), que a día de hoy se sigue estudiando en universidades y escuelas de negocio de todo el mundo.

Pero entonces, ¿qué es la inteligencia competitiva? Para definirlo, tenemos que empezar por saber qué es una estrategia, que no es más que las acciones que vamos a llevar a cabo para conseguir un objetivo. No solo las empresas diseñan y llevan a cabo estrategias, sino que todos nosotros somos estrategas en nuestro día a día: cuando queremos conseguir algo, pensamos en las distintas formas que tenemos para conseguirlo, y tras analizar cada una de ellas, finalmente nos decantamos por una u otra.

Para diseñar una buena estrategia, una empresa tiene que tener muy en cuenta no sólo su funcionamiento interno, sino también lo que está ocurriendo a su alrededor (¡igual que nosotros cuando queremos conseguir algo!). Es aquí donde interviene la Inteligencia Competitiva, ya que nos va a ayudar a conocer qué es lo que está ocurriendo en el entorno de la empresa.

 

En el mundo actual, donde todos estamos conectados con todos y de forma directa o indirecta nos afectan los acontecimientos que están teniendo lugar en la otra punta del mundo, es de lógica que los cambios del entorno nos afectan, tanto a nosotros como a las empresas. ¿Qué es lo que tenemos que hacer? Ser conscientes de dichos cambios, preverlos y tenerlos en cuenta a la hora de tomar decisiones, y de eso precisamente se encarga la inteligencia competitiva.

Grandes empresas que todos conocemos como Shell, Unilever, Erickson, Hilton, etc. la aplican desde hace años. Y no sólo las empresas, sino también los gobiernos de los distintos países, para poder, entre otras cosas, garantizar la seguridad del país (algo muy actual debido a la amenaza terrorista internacional).

Pero no pensemos que esto de la Inteligencia Competitiva es algo reservado a las grandes corporaciones y a los gobiernos de las naciones más desarrolladas. Todo lo contrario, esta práctica está cada vez más extendida en todas las empresas, independientemente de su tamaño, sector de actividad y país en el que opera. Y es que, a día de hoy, todo responsable de la gestión de una empresa entiende que si quiere que su empresa sea competitiva y sobreviva, tiene que saber tomar las decisiones adecuadas adaptándose (e incluso anticipándose) siempre a los cambios de su entorno de la forma más inmediata posible.Recordad, “el pez grande se come al pez pequeño” ya no es válido en el mundo empresarial, sino más bien habría que decir “el pez rápido se come al lento”.

Para ir cerrando este post me gustaría comentar una reflexión que hice con los alumnos de TAFAD, y es acerca de la capacidad de adaptación. Y es que no sólo las empresas tienen que tener una importante capacidad de adaptación, sino también nosotros como trabajadores. Si la sociedad cambia a un ritmo vertiginoso (tendencias, intereses, gustos, hábitos de consumo, etc.) y las empresas tienen que adaptarse a dichos cambios, es condición necesaria que sus empleados sepan seguir dicha adaptación, cobrando especial relevancia la capacidad de resolución de problemas, la rapidez de reacción y la creatividad. 

Si tenéis 5 minutos, os invito a ver este video, que os va a ayudar a haceros una idea de la dimensión de los cambios del mundo actual:

¡Merece la pena!

Cómo conclusión de todo lo que hemos hablado, podemos decir que si algo permanece, es el cambio, y que uno de los grandes retos de las organizaciones y de nosotros mismos en la actualidad es saber adaptarse rápidamente a ellos. Y vosotros, ¿sois camaleónicos?

 

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Fuente http://www.medac.es/deportes/como-competir-con-inteligencia-IDN537.htm

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