por Leonardo Glikin
El protocolo familiar en la empresa permite discutir y llegar a acuerdos en diferentes temas de interes para la empresa como:
Los temas expuestos no son los únicos, pero son, quizás, los más significativos en la interrelación entre empresa y familia.
Un Protocolo Familiar no se puede comprar como un contrato pre-armado. Por el contrario, es el fruto de intensos debates entre los miembros de la familia, que, en muchos casos, también incluyen revisar la historia, modificar prácticas que no son útiles para el futuro (por ejemplo, las reuniones informales, o las decisiones inconsultas, etc.).
Necesariamente, el proceso de realizar un Protocolo Familiar nos va a enfrentar con los conflictos: algunos, que se arrastran del pasado, otros que se producen en el presente, y, lo más importante, nuestro deseo de evitar o resolver los conflictos de la mejor manera, como condición para que la empresa pueda seguir creciendo sólidamente en el futuro.
En este proceso no alcanza con la voluntad del fundador de la empresa, o su actual presidente. Porque un Protocolo sólo va a ser exitoso, si en él participan activamente distintos miembros de la familia, en especial teniendo en cuenta que la solidez de los acuerdos se pondrá a prueba cuando los miembros de la siguiente generación se incorporen activamente a puestos significativos.
Muchos empresarios y empresarias son conscientes de que el protocolo debe encararse antes de que un hijo/a se incorpore de manera permanente a la empresa, porque, una vez que se asumen determinadas prácticas y costumbres, son mucho más difíciles de modificar.
Por lo tanto, podemos hacer una síntesis de los momentos más adecuados para encarar un Protocolo Familiar:
El Protocolo comienza con una etapa de diagnóstico, en la que, de manera confidencial, cada persona significativa de la empresa, y cada miembro de la familia, interactúa con el consultor, y tiene la oportunidad de dar su propia visión de la historia, del presente, y del futuro que se imagina.
A veces, esa etapa del diagnóstico da la oportunidad de identificar problemáticas que, tomadas a tiempo, evitan crisis graves en la empresa o en la familia.
Poder confeccionar el Protocolo familar significa que una familia reafirma su voluntad de unión y pertenencia, en torno a un proyecto empresario. Y que cada uno de los integrantes tiene una magnifica oportunidad para decidir cuál va a ser su grado y estilo de involucramiento.