Un espacio para aprender que no es necesario ser una empresa grande para ser una Gran Empresa
Home » Calidad de Vida » ¿Más control, menos estrés, más felicidad?

¿Más control, menos estrés, más felicidad?

por David Barreda

“Ningún funcionario supo explicarle

donde podía reclamar el fallo de su pronóstico”

De La habitación oscura del pensamiento positivo, Fátima M. Roldán.

Sé que este es un post perdedor. Lo sé porque es fácilmente rebatible, y porque probablemente contradiga a gente con más conocimiento que yo en estos temas. Más que un post esto viene a ser como la mano de un alumno impertinente que se levanta en mitad del discurso de un brillante profesor. [Siempre fui muy dado a eso, unas cuantas leches me cayeron por ello].

Hace unos días leía, vía José Miguel Bolívar, el post de Francisco Alcaide“Ganar control es la clave de la felicidad”. Claro, me tiré de cabeza al post. Con lo que a mí me gusta “controlar”

…lo chulo del post fue la cantidad de pensamientos que me generó, entre ellos algunas dudas, algo que comenté brevemente con José Miguel en su muro, prefiriendo reservarme la reflexión para este post que ahora lees.

La movida es que no me queda del todo claro que ganar control sea la clave de la felicidad…. o sí… ¿ves?, no me queda del todo claro.

Adictos al control

Sí creo que las personas somos adictas al control. Debe ser natural.

Imagínate viviendo una situación novedosa, y que además de novedosa sea significativa para ti. Tu atención estará a tope y en el mejor de los casos la ansiedad no te nublará las miras ni te mezclará las cosas confundiéndote. Comienza nuestro proceso de aprendizaje, esto que te está pasando es nuevo y demanda de mucha atención para poder afrontarlo adecuadamente.

La cuestión es que disponer de mucha atención para algo nos resta efectividad para hacer otras cosas o hacerlas mejor (no podemos estar a TODO), así que lo mejor es “aprender” esa situación. Manos a la obra. Una y otra vez, la repetición de la situación y la redundancia de nuestras acciones van automatizando el afrontamiento y así vamos liberando atención para otros menesteres.

Al liberar atención economizamos recursos. Así, podemos afrontar la situación con mayor comodidad, creatividad y capacidad de respuesta. Está genial. Mola, la controlamos. Aparece la “percepción de control”, algo que a las personas nos pone mucho, mucho, mucho… además, ganamos en seguridad…

Lectura relacionada  Tú eres la vida

Es más, con la repetición de la situación y la redundancia de nuestras conductas se generará el ‘hábito’, manifestación en muchas ocasiones de nuestro ‘control’. Es cuando ya no tenemos ni que pensar las cosas. Es como el masticar, aparece el estímulo y la máquina se enciende sola.

…nos encanta ese tipo de control. Tanto, que nos negamos a perderlo y muchas veces nuestra vida se convierte en un intento continuo de ganar seguridad, aumentando nuestra percepción de control, y en el peor de los casos… nuestra obsesión por el control.

(Ya, ya sé que no se trata de ‘controlar’ las cosas, ni de ser infalible ante lo que te pase, es imposible, pero aún sin ese ánimo, vinculamos en demasiadas ocasiones la felicidad al grado de percepción de control que consigamos generarnos.).

El control es caro

Visto todo lo anterior, ganar ‘percepción de control’ es caro. Todo un proceso de aprendizaje. Digo ‘percepción’ porque tener garantías de que tenemos algo absolutamente controlado me parece irreal. Pero bueno, esa ‘percepción’ nos es suficiente a las personas para ganar la ‘seguridad’ que necesitamos muchas veces.

Por ello, quizás nos resulte doblemente dramático perder esa ‘percepción de control’.

Por un lado porque se nos pone en crisis uno de los contextos que teníamos por ‘dominados’. Un rollo. Donde antes había eficacia, ahora aparece incertidumbre; donde antes había decisión, ahora aparecen dudas; donde antes había seguridad, ahora aparece inseguridad. Una puñeta.

Por otro lado, con todo lo que nos había costado ganar en ‘percepción de control’, ahora nos vemos obligados a comenzar un nuevo proceso de aprendizaje (con la edad que tengo y lo tranquilo que estaba). De hecho, tanto apego le tendremos a eso que tanto nos costó ‘dominar’, que probablemente repitamos hábitos desactualizados en contextos nuevos que no los absorben.

En un mundo cargado de inestabilidad y de continuos cambios, aún admitiendo que la ‘percepción de control’ es necesaria y contiene un aporte necesario de seguridad para nuestra proactividad… me surgen dudas de que por ahí ande la llave de nuestra felicidad y de nuestro bienestar.

Tener conciencia de todo esto quizás pueda generar un nuevo tipo de estrés: el estrés o la ansiedad por el autocontrol (fuente de felicidad).

Lectura relacionada  Hemorragia Energética: Los 10 hábitos mentales que te roban la energía. 

Las arenas movedizas de la percepción de control

No sé. La percepción de control es muy golosa, cara, resbaladiza y dinámica.

Cada contexto, cada acción, genera una emoción. Quizás por aquí ande la clave. Si controlas la emoción controlas la información esencial que te hará vivir la situación de una manera u otra. Pero controlar las emociones me parece más que complicado. Las emociones son eléctricas, inmediatas. Me resulta difícil saber cómo se puede amaestrar el miedo, la ansiedad,…

Prefiero embarcarme en la tarea de ‘aprender a gestionar mis emociones’ que aprender a controlarlas. No es igual control que gestión, al menos para mí. ¿O es igual controlar a un equipo de trabajo que gestionarlo?

La búsqueda del control es golosa, cara, resbaladiza y muchas veces frustrante. La búsqueda de la mejor gestión posible es un proceso, continuo, de aprendizaje.

Lo más cerca de la felicidad

Decía al principio que este era un post perdedor.

El propio Csikszentmihalyi (que más que un nombre parece la contraseña de una WiFi), dice en su “Flow”, que “la felicidad no parece depender de acontecimientos externos, sino más bien de cómo los interpretamos”, siendo una cuestión vital “que cada persona debe preparar, cultivar y defender individualmente”, por tanto “las personas que saben controlar su experiencia interna son capaces de determinar la calidad de sus vidas, eso es lo más cerca que podemos estar de ser felices”. Fin de la cita.

…bueno, quizás si cambiamos la palabra “control” por “autocontrol” [yo, en modo negociación]…

También dije al principio que era un post cargado de dudas. Dudas propias, por supuesto.

Quizás sea cuestión de palabras. Quizás el mensaje sea el mismo, quizás también la intención. Aún así, control y felicidad en la misma frase me sigue despistando. Y eso que yo no soy muy de flooooowwwwwuuuu, (que yo si fluyo, me diluyo).

No sé si el control nos da la felicidad, pero sí tengo cada día más claro que la ‘autogestión’ nos hace más dueños de nuestra vida. Y que para la ‘autogestión’ es esencial generar atención, entrenar nuestra atención, esa que nos permite generar la conciencia adecuada de lo que nos ocurre, la que posibilita el proceso de aprendizaje necesario para ser eficaces… que siempre será amortiguado en sus necesarias e inevitables crisis, por lo resilientes que seamos.

Lectura relacionada  EL PODER DE LO NEGATIVO

Atención, conciencia, aprendizaje y resiliencia. Para mí, claves. Claves, para ganar ‘control’, que como dice Francisco Alcaide es “sentir la sensación de que uno está en el asiento del conductor y no del copiloto. Uno está a los mandos de la nave. Uno dirige su vida”.

Fuente http://www.procesosyaprendizaje.es/mas-control-menos-estres-mas-felicidad/

Si quieres ver más posts de la misma categoría, haz click aqui:


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.