por Andres Ortega
Es imposible referirse al compromiso sin hablar de liderazgo. Dos conceptos manoseados hasta la saciedad históricamente pero que en el contexto actual en el que viven empresas y profesionales se convierte en un binomio indivisible, imposible de separar.
Y, aunque siempre debió de ser una asociación crítica, en la actualidad adquiere una dimensión más relevante que nunca.
Las empresas hacen alquimia para dar con la clave que asegure obtener unos altos estándares de compromiso entre sus profesionales. Muchas de ellas han entendido el impacto en la cuenta de resultados que implica tener profesionales que hacen suyo el proyecto, que auto-gestionan el contenido de su trabajo y en consecuencia, el resultado del mismo.
Ahí radica el auténtico compromiso, cuando un profesional activa su motivación intrínseca para llevar a cabo su trabajo más allá de motivaciones extrínsecas y del obsoleto y estéril “ordeno y mando”.
Los departamentos de RR.HH, Personas o Cultura han sido llamados a ser los alquimistas del compromiso, buscando la fórmula magistral que permita contribuir a los resultados de la compañía.
Desde el área de RR.HH debemos entender que la naturaleza del trabajo, sobre todo para los profesionales del conocimiento, ha cambiado radicalmente; debemos comprender que la gestión de las relaciones con el talento ha evolucionado; tenemos que comprender que nuestro rol consiste fundamentalmente en ser promotor de cambios; tenemos que ser baluartes de la incorporación de la tecnología social como un vehículo esencial para promover la evolución organizativa; pero sobre todo tenemos que inyectar en el ADN de la cultura de la empresa que, además de todo lo anterior, el liderazgo es el factor más determinante para que los profesionales activen su motivación intrínseca y hagan suyo el proyecto de empresa.
Y, en este punto, es necesario apelar al sentido (común) y a la sensibilidad y reflexionar acerca de los comportamientos que cualquier profesional que gestione un equipo de trabajo debe poner en práctica para intentar que esa alquimia del compromiso llegue a término…
Las empresas están en una profunda y convulsa transformación. Abrumadas por la enésima revolución tecnológica, por la evolución acelerada de la naturaleza del trabajo y descolocadas a golpe de incertidumbre y volatilidad.
El éxito, (si es que existe…), de cualquier proceso de transformación y cambio reside en la capacidad que una organización tiene para conseguir que sus profesionales activen el compromiso por sí mismos, por encima de bienintencionadas presentaciones corporativas y decálogos de valores.
Y, es en este punto donde resulta imperativo entender que una organización activará un compromiso genuino y auténtico cuando sus líderes y managers consoliden comportamientos desde el apabullante sentido “común” y desde la humana sensibilidad.
Fuente http://andres-ortega.com/10-comportamientos-esenciales-para-liderar-el-compromiso/