por Juan Carlos Valda
Cuántas veces hemos escuchado hablar de la resistencia al cambio del empresario de la pequeña y mediana empresa?. Cuántas veces se la ha planteado como el GRAN escollo a superar para poder profesionalizarla?. Cuántos procesos de cambio han fracasado como consecuencia del famoso “acá siempre lo hicimos así, y nos fue bien”?.
En mi rol docente, como formador de profesionales, la figura de la resistencia al cambio como esa gran reina mala de las películas de Disney que impide casi siempre generar transformaciones en las pymes es uno de los temas más recurrentes que suelo escuchar en boca de mis alumnos constituyéndose ya casi en una profecía auto cumplida.
Sería necio de mi parte, y muy poco realista negar la existencia de esa actitud por parte de muchos empresarios pero, me queda siempre la sensación de que aceptarla y utilizarla como excusa es el camino más fácil para seguir apoltronados en nuestra zona de confort profesional.
Ante la expresión de que “en las pyme esta técnica o metodología de gestión no puede aplicarse por la resistencia al cambio del empresario” suelo preguntarles a mis alumnos cómo se manifiesta esa actitud y qué justificación se da para validarla.
Por supuesto que lo primero que me dicen es que el empresario pyme es una persona cerrada, que quiere siempre tener el control de todo y de todos, que cuando algo le ha funcionado en el pasado intenta una y otra vez repetirlo con la intención de obtener el mismo resultado, que no está abierto a nuevas ideas o modos de plantear los temas prefiriendo siempre caminar por los senderos conocidos, etc, etc, etc. Y me miran como esperando mi aceptación respecto de lo imposible que es cambiarlo.
Pero no es esa la respuesta que suelo darles; siento que hacerlo sería – como decía mi abuela – “mal de muchos consuelo de tontos”. Ante su mirada mi respuesta es siempre la misma: “Y por casa, cómo andamos?. De la resistencia al cambio, de tu resistencia al cambio, como profesional no vamos a hablar?”.
Ante mi comentario, suelen quedarse mirándome como diciendo “de qué estás hablando, Juan Carlos?”.
Es simple, les aclaro. Uds. se quejan de que el empresario es “cerrado”, que quiere tener el control, que se aferra a lo que vivió y a lo que en algún momento le dio buenos resultados, verdad? Y que no están predispuestos a salir del sendero que le marcó la experiencia. Pues bien, yo lo que veo, en la gran mayoría de los jóvenes profesionales habitualmente es que utilizan exactamente el mismo modelo pero les cuesta muchísimo verse en el espejo. Por ejemplo:
No comprender estos puntos mencionados –y son sólo algunos de los más importantes – es lo que normalmente hace que, por un lado, los profesionales sientan que trabajar en pymes no es desafiante o que les impide poder desarrollar en plenitud todo su conocimiento y preparación. Y por el otro, que los empresarios descrean de las capacidades de los profesionales para poder generar valor en sus empresas porque están mucho más preparados para trabajar en empresas grandes.
Es claro que la situación es solucionable y para ello siempre comienzo con el objetivo que mis alumnos reconozcan su apego a un modelo que no siempre se corresponde con la realidad (lo que genera su propia resistencia al cambio). La realidad no es como nosotros queremos que sea sino que es la materia prima con la cual debemos trabajar. El que mejor sepa manejarse con ella, el que mejor se prepare para poder comprenderla y reconocer que siempre hay una manera de poder moldearla, más posibilidades tiene de ser exitoso.
Desde mi experiencia de más de 30 años formando profesionales y trabajando con empresarios pymes, hay un camino que es el que más y mejor me ha resultado: no creerme más que nadie por el sólo hecho de tener un título universitario, no creer que tengo TODAS las soluciones y trabajar con una actitud de humildad. Sólo siendo humilde es posible escuchar y comprender las necesidades del otro y colaborar para satisfacerlas.
Si nos manejamos con esos valores humanos y los sustentamos con acciones y resultados concretos llegaremos a encontrar la verdadera llave que destruye la resistencia al cambio: la confianza (pero eso… ya será tema de un próximo articulo).
Autor Juan Carlos Valda – jcvalda@grandespymes.com.ar
Muy bueno el articulo, recuerdo un profesor en la UNS que en una materia de Administracion nos pregunto: que hacen si ustedes saben que la señora del dueño le es infiel con el mejor vendedor de la empresa? Nunca supimos que hacer. O sea, siempre es bueno reconocer que administrar es la vida misma, surgen cosas inusuales derivadas de la conducta humana todo el tiempo. Es decir, hay miles de cosas que no estan en los libros ni en grandes autores. Saludos
Buenas noches Juan Carlos.
Nuevamente estoy en total acuerdo con tus comentarios no sólo por lo acertados desde todo punto de vista, sobretodo lo moralmente atinados, sino por desnudar una realidad que a todo emprendedor nos cuesta añor comprender, a pesar de que lo entendamos.
Y digo esto porque entre comprender y entender hay un verdadero abismo. Creemos y damos por sentado que son símiles, cuando en realidad están con un océano sin fondo de por medio. Y ese abismo, ese océano no es otro que la internalización del asunto.
Debemos forjarnos un criterio moralmente aceptable de que la consecusión de nuestros objetivos no es un camino único, que la verdad y la sabiduría está en muchos casos dispersa a nuestro alrededor y no en nuestro “supremo intelecto”. La humildad de aprender del sabio en la montaña así como del vendedor de caramelos en la esquina nos es escencial. Podemos encontrar la respuesta a un problema en el trivial comentario de un personaje de película, o de una conversación que sin querer, ni poder evitar, escuchamos. Lo importante es estar abiertos, atentos y no cerrar nueswtros corazones a oír.
Pero no debemos dejar de lado que el fin NO justifica los medios, porque cada paso que damos traerá consigo consecuencias, y estás nos acopañarán por el resto de nuestras vidas. De modo que si no queremos una vida de arrepentimientos y de andar enmendando capote tras capote, lo mejor es medir bien nuestros actos.
En definitiva, la preparación JAMÁS terminará, pero la formación para ser flexibles, autoevaluadores y humildes para admitir nuestras fallas, corregir y seguir serán las claves del éxito.
Recomiendo seguir el ejemplo de “oli” y “corri”, los personajes del libro “¿Quién se ha robado mi queso?”, de Marcelo Roffe
Muchas gracias por tus palabras, querido amigo
JC
Fe de errata: el autor de ¿Quién se ha robado mi queso? fue Spencer Johnson, y no Marcelo Roffe quien por un error involuntario mencioné
estimado JUAN CARLOS
sere breve, es verdad que el empresario PYME se aferra a lo que ya le dio resultado (no nos olvidemos que el, hace de malabarista y a fin de mes necesita resultados concretos)
y tambien sabemos que cuando un estudiante se recibe tiene miles de ideas brillantes pero sin experiencias personales y las quiere probar en la empresa de este empresario PYME.
personalmente creo que el empresario PYME al contratar a estos graduados sabe y busca un cambio, el desafió del graduado es como vender su idea a este empresario PYME que muchas veces es su padre.
saludos cordiales
Totalmente de acuerdo, estimado Alejandro por eso hay que trabajar mucho el tema para que el costo de armar ese equipo sea cada vez menor
Un abrazo grande!
JC
El cambio solo se produce cuando el dolor de quedarse quieto supera el dolor de cambiar.
Estimado Juan Carlos,
Muy buen artículo.
Quisiera complementarlo con una nota publicada recientemente por el diario La Nación, que refleja que la gestión del cambio está presente en todos los niveles de una organización.
Cordialmente,
Federico.
http://www.lanacion.com.ar/1981712-los-motivos-por-los-que-fracasa-un-ceo
Muchas gracias por tus palabras, estimado Federico y agradezco en nombre de los lectores de Grandes Pymes tu aporte!
Un cordial saludo
JC
Por suerte cuento con un jefe que primero escucha a los empleados y evalúa sus ideas y luego propone el lo que ve y como….
Muchas gracias Patricio, enhorabuena!
Un saludo cordial
JC
Juan Carlos, otra vez aciertas.
En mi experiencia de haber trabajado por 25 años para empresas grandes en cargos directivos donde te encuentras con mas de un estilo de trabajo de sus dueños o instancias superiores,y cuando llegas a literalmente fastidiarte de su falta de evolución a nuevas formas de comunicación laboral, detecto que en su mayoría han sido personas que se detuvieron en su crecimiento. Y crecer me refiero en muchas cosas, en muchos frentes, a ellos el tiempo les podría estar pasando la factura empezando por sentirse amenazados por criterios de vanguardia y mas versatilidad que los jóvenes cada día exponen. No se trata de contratar solo personas tituladas aunque eso puede darnos mas garantía de éxito empresarial, es la ACTITUD lo que nos pone mas cerca del EXITO SOSTENIDO, las generaciones de directores anteriores en ocasiones se ha sostenido mas por la actitud dura, por lo tradicional familiar y hasta por implantar miedo.
Ahora que estoy en la parte privada con un emprendimiento tecnológico, estoy al otro lado., y es ahí cuando debemos estar las pymes consientes día a día que si no vamos a la velocidad de nuevos mentores, nuevas propuestas, junto con otra generación de profesionales,nos podríamos caer mas fuerte y para siempre. Estamos en la obligación de compartir experiencias con los empresarios jóvenes, alinearlos a los estilos que dieron resultados tangibles, no a los egos que sentimos por sinónimo de poder.
Esto es sencillo, quieres trascender?, ayuda a la juventud a formar la empresa grande que quieres,aprende a escuchar, y no importando la edad que tengas !!aprende¡¡, caso contrario terminaras buscando un empleo donde quien contrataste como sub- alterno.
Muchas gracias por tus palabras, estimado Arturo!
Son muy motivantes para mi
Saludos
JC