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El coaching surge como respuesta a las demandas de las nuevas generaciones

Por Fernando Troilo, Consultor Senior de Right Management de ManpowerGroup.
Lejos ha quedado la concepción de un liderazgo directivo, autoritario y controlador. Hoy las empresas conciben un estilo de gerenciamiento de personas más participativo y generativo.
El acento está puesto en el desarrollo de sus líderes, entendiendo que son quienes gestionan los talentos y modelan con sus prácticas la cultura de la compañía y el clima organizacional.

Por otra parte, las nuevas generaciones demandan líderes con capacidad de escucha y que fomenten espacios de intercambio y expresión.

Para poder dar respuesta a ambos aspectos surge la necesidad de crear un estilo particular de liderazgo basado en el coaching, en el que prime la confianza y la participación recíproca de los líderes y las personas a liderar.
Las nuevas generaciones Y, Z son jóvenes que hoy integran las organizaciones y que serán futuros líderes. Sienten el deseo de aprobación y seguimiento por parte de sus jefes, así como también valoran especialmente los espacios de expresión como instancias continuas de la vida laboral. 
Desde este punto de vista los jefes no deben imponerse sino compartir su poder, aprendiendo a escuchar y delegar. Resulta clave para los líderes estar atentos a las necesidades y motivaciones de sus colaboradores, de manera de alinear los objetivos particulares de los integrantes de la organización con los objetivos a nivel laboral.
Para esto, ya no se podrá pensar en un liderazgo centralizado en unas pocas personas que ocupan la cima de las empresas, sino que habrá que pensar en el desarrollo de líderes en todos los niveles. 
El gerente o líder coach es el que ayuda a las personas a identificar sus fortalezas y oportunidades de mejora y colabora a ligarlas con sus objetivos y aspiraciones de carrera. Además, esta aproximación garantiza que cada persona conozca qué se espera de ella y genera un real compromiso en la mejora de su desempeño.
Los líderes utilizan al coaching con sus colaboradores, favoreciendo a que generen sus propias soluciones y puedan pensar por sí mismos, en lugar de darles siempre instrucciones detalladas acerca de qué y cómo hacer cada cosa. Además, se favorecen los vínculos cercanos de confianza y los errores se perciben como oportunidades de aprendizaje.
El líder, además, debe formar a nuevos líderes. Dado que las organizaciones necesitan desarrollar a sus talentos para que sean capaces de acompañar las estrategias fijadas, este tipo de liderazgo gestiona el talento de las personas no sólo considerando el presente sino que también teniendo en cuenta el futuro. Ya no se trata de dirigir y supervisar empleados sino de fomentar el trabajo en equipo y el despliegue de las potencialidades de cada integrante de la organización.
Para lograr todo esto, los líderes tienen que desarrollar una habilidad central de la comunicación que es la escucha activa, con el objetivo de lograr acuerdos a través de la creación de redes conversacionales que permitan también la circulación del aprendizaje.
Más aún, será primordial para los líderes crear entornos desafiantes de trabajo, que a su vez contemplen el balance con la vida personal y privada de los colaboradores, algo que privilegian de sobremanera las nuevas generaciones.
Así, el coaching es considerado como una oportunidad para crecer en lugar de una práctica de castigo. Cuanto más alto es el nivel en el que se encuentra el líder aún más desarrollada se encuentra la competencia de coaching para poder también actuar como modelo y remover cualquier barrera que pueda impedir su fluidez en la organización.
No obstante, más allá del coaching como estilo general de liderazgo, en ciertas ocasiones se podrá requerir apoyo de un coach externo. Esto se debe a la propia naturaleza de la relación entre un jefe y su colaborador, en la que podrían existir conflictos de intereses. Dependiendo del motivo para hacer uso de la práctica de coaching quizás el colaborador necesite de un ámbito de mayor objetividad, donde se sienta más seguro y confiado.
Por lo tanto, si bien el coaching puede ser adoptado como una práctica y estilo de liderazgo, dependiendo de la naturaleza del contexto y las condiciones que dan origen a la necesidad de utilizarlo, podrá ser más beneficioso buscar ayuda de un coach externo.
En conclusión, el líder debe asumir su rol en la gestión de personas, encargándose de desarrollar a sus colaboradores. Esta tarea requiere de ciertas cualidades tales como empatía, integridad, así como una disposición a adoptar un enfoque diferente al tradicional.
Para que el estilo de coaching sea efectivo la relación entre el líder y su colaborador debe ser de participación, confianza, seguridad.
 
Fuente http://www.iprofesional.com/notas/167954-El-coaching-como-estilo-de-liderazgo-en-las-organizaciones
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Comentarios (2)

  1. Rogelio dice:

    Muy buenos dias, si es de mucha ayuda leer su blog y el tema de trabajar en equipo.

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