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¿Se puede ser un buen líder y a la vez buena persona?

por C. Marco

Está claro que todos ante el hecho de escoger entre una buena persona y otra que no lo es tanto, o que directamente es muy mala persona, por supuesto y sin duda alguna, vamos a escoger siempre a la que es buena persona. Sin pensarlo.

¿O acaso prefieres que tu pareja, amigos, jefes, compañeros de trabajo, vecinos, hijos o padres sean unos asesinos, estafadores, violentos, desagradables, déspotas o psicópatas?

No creo ¿verdad?

Y ojo, una buena persona por el hecho de ser buena persona no es ni tonta ni fácil de engañar como muchos creen. Lo que no tienen es maldad, pero eso no quiere decir que sean tontas. Estamos muy equivocados al respecto.

A ver, una cosa es ser tonto ó inocentón, pero eso no tiene que ver con ser buena persona. Tontos o inocentones también son los malos -e incluso más todavía- pues hay gente mala que es tonta y también inocentona, o lo que es lo mismo, torpes y poco astutos para ciertas cosas. De hecho los que van de “malos” por la vida meten mucho la pata, no son tan listos como se creen.

Se puede ser buena persona y al mismo tiempo sagaz, astuto y capaz. Así ocurre que los malos creen que los buenos por eso de ser buenos no se dan cuenta o no se enteran de nada y por eso mismo son fáciles de engañar. Pero ocurre que cuando los “malos” están tan confiados de su torpe inteligencia, los buenos les salen al paso y los pillan in fraganti. Es eso que se llama el “cazador cazado”.

Y menos mal!!!… Porque si no fuera así entonces los malos ganarían y se saldrían siempre con la suya ¿no? Y ya vemos como no es así pues al final prácticamente todos los malos terminan mal, ya sea en la cárcel, en peleas o de otras formas no muy agradables.

Y sí, vale, habrá quienes se libren de todo eso, se escapen o se escondan. Pero tarde o temprano la propia vida ya les pondrá en su sitio. De esto no hay duda alguna.

Por eso los malos, o también los que no son tan malos, los que van de “normales” por la vida, por eso de creerse muy listos desconfían de todo y de todos. Y sólo van a lo suyo. Eso en realidad es torpeza, debilidad y también falta de astucia.

Hay un dicho que dice:

“Desconfía de quien desconfía”.

A ver, diferenciemos. Una cosa es ser buena persona y otra cosa es ser tonto o ser poco espabilado. De todas formas las buenas personas suelen ser por norma general, inteligentes, éticas, honradas y responsables. Y eso puede hacerles parecer tontos, pero para nada, todo lo contrario.

Las buenas personas son astutas, cautas y estrategas, y lo son sobre todo por eso de haber sufrido en sus propias carnes las maldades y engaños de quienes van por la vida de “listos”, sabiendo ya de sobra y por experiencia que no todo el mundo lleva buenas intenciones.

Pero aun así, sabiendo eso y habiendo sido ya engañados muchas veces, las buenas personas no dejan que crezca en ellos vestigio alguno de maldad, desconfianza o malas intenciones. No. La bondad, la comprensión, la flexibilidad y el equilibrio forman parte de su esencia, antes que cualquier otra cosa.

Es eso que todos conocemos como Valores y es algo a lo que no siempre le damos todo el valor y la importancia que realmente merece.

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Y para ser un muy buen líder está claro que es necesario también ser una muy buena persona. Los demás en todo caso serán jefes. O jefecillos. Gente del montón que te los puedes encontrar en cualquier lugar. En cualquier esquina.

Jefecillos los hay a patadas.

Cualquiera vale para ser jefe, pero no cualquiera vale para ser líder.

Imagina esto por un momento. Te pierdes con un grupo de gentes en una isla solitaria en medio del océano. En el transcurso de los días te irías dando cuenta quienes son de fiar y quienes no, quienes son más responsables y quienes no, quienes son más comprensivos y amables, quienes son violentos, quienes son interesados, quienes son de poco fiar y desagradables, quienes son más valientes y arriesgados, quienes son más creativos o tienen más iniciativa, quienes son más de confianza y quienes van de aprovechados y “listos”.

Algo así como al Reality ése de la televisión llamado “Supervivientes” donde van un grupo de gentes y al principio todos se llevan muy bien, son muy amigos y muy “guays” entre todos ellos, pero luego, conforme pasan los días ya van saliendo las personalidades de cada cual, además, descaradamente.

Y claro, al final saldrán las desavenencias, las acusaciones y los enfrentamientos. Y también poco a poco se verá cómo los que son menos de fiar se quedarán solos, o en harán pequeños grupos entre ellos. Aunque por eso de no ser de fiar no se fiarán ni entre ellos, con lo que surgirán problemas.

Así, y a diferencia de éstos, en el grupo donde está la gente razonable y las mejores personas las cosas casi con total seguridad irán mejor. Habrá mucho más y mejororganización, más equilibrio, más seguridad, más implicación, más compañerismo y más estabilidad.

A ver, está claro que encontrar a una persona que sea dinámica, hábil, equilibrada, comprensiva, amable, inteligente y buena persona va a ser muy difícil y complicado. En el mundo no hay tanta gente así, tan completa. Es curiosamente lo que menos hay o abunda en el mundo. Pero si lo hubiera está claro que ése o ésa sería el mejor líder.

¿O prefieres mejor a los que van de listos y que a la mínima que se presente te están vendiendo o traicionando? ¿Por muy inteligentes que sean? No, creo ¿no?

Oye, que hay para todos los gustos. Lo mismo te gustan más éstos últimos!!

Pero es curioso como tenemos metido todavía en la cabeza -en el subconsciente- la idea esa tan primitiva de cuando vivíamos en cuevas y cazábamos dinosaurios, que quien era más fuerte, que no el más inteligente -ni buena persona- era considerado como el mejor para ser líder, por eso de ser el más fuerte y quedarse con todo -cueva, mujeres, pieles, territorio, etc-

Pero claro, luego al final, por eso de creer sólo en la fuerza y no en una equilibrada y juiciosa inteligencia, dejaban de ser líderes porque al poco venían otros más fuertes o poderosos que les quitaban el liderazgo a base de porrazos y golpes. Ya está. Se acabó lo que se daba.

Hoy, en la actualidad, los “listos” se quedan sin liderazgo porque van a la cárcel por corrupción, por falta de ética, por una mala actitud o por ser unos irresponsables, y también por ser despedidos de las empresas saliendo por la puerta de atrás, o también porque se van a la completa ruina por meterse donde no debieron.

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Hoy de alguna forma todavía sigue pasando igual que en los tiempos primitivos, aunque afortunadamente menos, al menos a lo que a porrazos y golpes se refiere. Aunque es verdad que aun quedan muchos directivos y ejecutivos de ésos conocidos como “agresivos”que lo hacen todo a base de trepar y ponerse por encima de quien sea y de la forma que sea.

Y lo peor de esto es que aun mucha gente considera eso LIDERAZGO. Vaya tela.

Pero bueno, casi a diario vemos como muchos de ésos ejecutivos de éxito y directivos que van de líderes por la vida al final son despedidos o van a la cárcel por eso de ir de “listos” y “sobraos”. Bueno, no todos, está claro, siempre quedan unos pocos que sí son honrados. Pero más bien son pocos.

Y la verdad, ya ese tipo de personajes -los trepas y listos- no son ejemplos a seguir. Nadie se fía de ellos. Nadie los quiere. Ni como directivos ni como compañeros ni como nada.

Y es que por fortuna ya estamos en otros tiempos. Ahora todo se sabe. Ahora se ve hasta una moneda de céntimo debajo de una mesa desde un satélite a miles de kilómetros de distancia. Es muy difícil ocultarse ya.

A ver, te voy a hacer una pregunta:

¿Quieres a tu lado a una mala persona?

No ¿verdad? ¿O sí?

A ver, repito, que hay gente para todo.

Y es curioso, pero muchas empresas, reclutadores y departamentos de selección de Recursos Humanos todavía tiran de gente según su valía académica o técnica, por su currículum de éxitos, y sin embargo no por sus personas, ni por sus formas de ser, ni tampoco por su experiencia, incluso aunque hayan tenido malas experiencias o varios fracasos.

¿Acaso no es verdad que únicamente es lo académico y técnico lo único que piden las empresas para contratar a directivos o empleados? ¿Acaso alguna pide que seanbuenas personas? Me parece que no ¿verdad?

Sí, vale, ahora se está empezando a pedir eso del Liderazgo, de la Asertividad, de la Inteligencia Emocional, etc, pero se hace más bien con la boca chica, para quedar bien de cara a la galería, en plan pose. Y en todo caso si se hace, se hace siempre en último lugar. Si es que se hace, claro.

Lo que está claro y está fuera de toda duda es que a todos nos gustaría tener jefes comprensivos, amables, flexibles, simpáticos, competentes y buenas personas, y por el contrario, nadie quiere tener a jefes desagradables, malas personas, déspotas, prepotentes y desconsiderados.

Aunque claro, lo mismo hay a quien le da igual e incluso prefieren a los jefes malos por eso de ser igual que ellos. Como se dice, los afines o similares se entienden entre ellos o se corresponden.

Como anécdota curiosa sobre esto último te voy a contar algo que presencié y luego reflexioné.

Verás, asistí a un curso de Coaching y en uno de los momentos del mismo se hablaba de esto, es decir, de la importancia de ser empleados o directivos agradables, buenas personas, dispuestossimpáticos y comprensivos, y hubo un momento en el que un señor del público dijo que a él lo único que le importaba es que un directivo o un empleado fuera buen profesional, tan sólo eso.

Que lo único importante para él es que hiciera su trabajo bien, de forma correcta y estricta, y que eso de ser buena persona, amable, agradable, dispuesto o simpático le daba igual. Que era algo que no tenía la menor importancia. Que no era para nada fundamental.

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Dijo lo típico que dicen quienes por su personalidad y por su forma de ser son gente un poquito digamos que difíciles, complicados o retorcidos. Todo un clásico, ya verás. Dijo lo siguiente…

“A un piloto de avión o a un médico no le pido que sea simpático, amable, dispuesto ni comprensivo… lo único que le pido es que me lleve en avión al destino sin problemas o que me opere y me cure de forma profesional, ya está…”

Vale, bien. Por ahí vale, de acuerdo. Pero oye digo yo que puestos a elegir mejor que sea alguien amable y simpático ¿no?

Yo prefiero a alguien que tenga un carácter afable, sea atento, agradable y cordial, y si además de eso es buen profesional pues mucho mejor que uno que sea desagradable ¿No?

El señor que dijo eso curiosamente estaba sentado atrás del todo de la sala del curso de Coaching y tuvo que elevar bastante la voz para ser escuchado.

Se encontraba sentado completamente solo, incluso había varias filas de asientos vacíos por delante suya hasta donde estaba todo el mundo sentado. Además durante todo el curso, que duró tres días, no se le vio hablar con nadie, siempre estaba solo y muy serio. Así con porte orgulloso, rígido y un cierto aire de altivez.

Curioso ¿no? Daba la impresión que ese señor defendía el que un profesional daba igual que fuera desagradable, déspota, prepotente o engreído mientras fuera un buen profesional. De alguna parecía que se estaba defendiendo o excusándose “a sí mismo”

Así que ¿te gusta más un “líder” que esté siempre serio, que no hable con nadie, que sea rígido, implacable, duro y poco comprensivo?

¿O prefieres mejor a un o una “líder” que sea una persona agradable, comprensiva, comunicativa, comprensiva y buena persona?

Bueno, está claro que siempre hay gente para todo.

En fin, como dice un dicho, lo semejante atrae a lo semejante. Y hay otro, un dicho oriental, que dice:

Si no sabes sonreír no abras una tienda.

Yo añadiría que si eres desagradable, déspota, engreído, prepotente y vanidoso, mejor que tampoco seas jefe, ni directivo, ni empleado, ni compañero, ni pareja, ni hijo, ni hermano, ni padre, ni madre, ni nada. Mejor te quedas solo y así no fastidias a nada ni a nadie.

Fuente: . Formador Empresarial | Una Nueva Cultura Empresarial | Buenas Personas – Excelentes Empresas.

Fuente https://excelencemanagement.wordpress.com/2017/02/26/se-puede-ser-un-buen-lider-y-a-la-vez-una-buena-persona/

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