Un espacio para aprender que no es necesario ser una empresa grande para ser una Gran Empresa
Home » Emprendedores » Gillette, el emprendedor y la marca

Gillette, el emprendedor y la marca

por Oscar Gravini

Conocé la historia de King Camp Gillette, el emprendedor de las afeitadas que nació en un humilde hogar y se convirtió en multimillonario. Su apellido es una de las marcas más reconocidas del mundo. 

La biografía de King Camp Gillette comienza en Wisconsin en 1855. De familia humilde, hijo de un inventor, a los 16 años el incendio de la vivienda familiar le obliga a buscar trabajo, con 21 comienza a trabajar como vendedor ambulante y a los 35 se incorpora en el cargo de vendedor a la Baltimore Seal Company, empresa dedicada a la distribución y venta de tapones de corcho donde sin saberlo daría el primer paso para cambiar su vida

Gracias a su trabajo, recorrió los Estados Unidos de punta a punta vendiendo tapones de corcho, labor que no se le daba mal pero no le gustaba ya que tenía muy claro que no terminaría sus días siendo un simple vendedor de corchos.

Un día mientras mantenía una conversación con el presidente de la compañía, Willian Painter, quien casualmente se hizo rico al inventar las tapas de corcho para las botellas de cerveza, le dio un consejo que sería finalmente una obsesión para King: “Si quieres hacerte rico, inventa un objeto desechable que la gente consuma una y otra vez, así te aseguras de que los clientes siempre tengan que volver por más.”, convirtiéndose este en el punto de partida para la búsqueda de ese anhelado invento que por fin le permitiera cambiar de vida.

Desde aquel entonces, King, en cada uno de sus viajes, estudiaba las costumbres de la gente, observaba el entorno, se informaba de sus costumbres y pasatiempos buscando alguna necesidad que su idealizado invento pudiera satisfacer.

Una mañana de 1895, a los cuarenta años en uno de sus extenuantes viajes en tren, Gillette hacía lo imposible por afeitarse y no cortarse en el intento, mientras se afeitaba frente al espejo y afilaba constantemente la navaja de afeitar, tuvo en un momento de genialidad, la visión que deseaba, casi se corta del sobresalto porque se dio cuenta que la solución la había tenido todo el tiempo en la mano. Se le ocurrió crear la primera afeitadora segura, práctica y de hojilla desechable, era el inicio de su camino al éxito.

Lectura relacionada  Receta para ser un emprendedor exitoso

De sus propias palabras, relataba: “En aquel momento imaginé la hoja de afeitar, desechable y con dos filos sujetados a un mango metálico, la veía claramente en mi mano”.

Hasta ese momento la única forma de afeitarse era con una navaja de afeitar, inventada por el francés Jean-Jacques Perret, quién en 1762 ideó un método seguro para protegerse durante el afeitado. Le llamó la “afeitadora de seguridad”, con la que la sólo el borde de la hoja, fijada en forma perpendicular a un mango, estaría en contacto la piel.

King se esmeró en conseguir las hojillas de afeitar que había contemplado en su visión pero en las fábricas de acero se reían de él puesto que era imposible fabricar una hojilla de acero tan delgada, era imposible que el acero llegara a comprimirse en tales dimensiones, no se podía inventar o fabricar algo así y mucho menos a un costo razonable.

Con la tecnología del siglo XIX resultaba prácticamente imposible construir las hojas de afeitar que Gillette soñaba, aun así Gillette no descansó hasta desarrollar su idea, llevarla a cabo le llevo seis años, dos años más tarde, se convirtió en empresa.

Con un modelo rústico y muy por debajo de lo que Gillette anhelaba, crearon las primeras maquinillas de afeitar y durante el año de 1901 la Gillete Company solo vendió 51 maquinillas y 168 hojas de afeitar. Casi al final del camino y completamente abandonado por sus conocidos e inversores y de todos aquellos que creyeron en él, la perseverancia de Gillette y el talento industrial de un ingeniero del Técnico de Massachussets llamado William Nickerton, consiguieron salvar el negocio, y todo gracias a la notable mejora en el diseño y a la forma de promoción de su invento, Nickerton había dado por fin con el material y la técnica adecuada para lograr el producto. El 2 de diciembre de 1901 se le otorgó a Gillette la patente, y finalmente en 1903 el nuevo producto, tal cual lo había soñado, salió a la venta.

En 1904, gracias a las modificaciones, la empresa vendió 250.000 maquinillas de afeitar. King Gillette luchó durante casi diez años para lograr su sueño. Su revolucionario invento no fue lo que le hizo millonario, lo que en realidad le llevo a hacer una gran fortuna fue la “forma” de vender el producto, convirtiéndose en el creador de los productos atados.

Lectura relacionada  5 cosas que no sabemos valorar del emprendedor de éxito

Los productos atados abundan hoy en nuestra sociedad, un ejemplo claro en nuestro días que nos recuerda su genialidad es cuando compramos una impresora a un precio casi ridículo pero si necesitamos comprar el cartucho de tinta, nos damos cuenta que nos sale más rentable comprar una impresora nueva que comprar el cartucho. King Gillette vendía su maquinilla de afeitar por debajo de su costo para incentivar las ventas de las hojas descartables, las cuales eran muy lucrativas para la compañía, así fue como nacieron los productos atados.

El boom de la compañía fue repentino. Las ventas se dispararon gracias a la comodidad del producto, una perspicaz campaña publicitaria y su bajo costo. Durante la primera guerra mundial alcanzaría la cima al obtener un pedido de 3,5 millones de maquinillas y 36 millones de hojas de afeitar para equipar a los soldados del ejército norteamericano. En 1910, la Gillette Razor Company se había convertido en una multinacional con ventas millonarias en toda Norteamérica y Europa.

King Gillette, se hizo multimillonario y su invento universal impuso su nombre como marca y sinónimo de máquinas de afeitar. Posteriormente inventos como la afeitadora eléctrica encontraron su público, pero nunca fueron competencia inquietante para su maquinilla, que siguió mejorándose incansablemente tanto en sus diseños como en sus facultades.

En 1929, el crash bursátil norteamericano destrozó la empresa, el valor de sus acciones cayó por los suelos, King Gillette estaba en la bancarrota intentando conservar el poco poder que le quedaba aún en su empresa. El 9 de julio 1932 a los 77 años, Gillette murió habiendo cumplido su sueño y lo más importante para él, no terminó sus días siendo un simple vendedor de corchos.

Hoy, Gillette es una multinacional con más de 40.000 empleados, presente en más de 200 países y con ventas anuales que superan los diez mil millones de dólares.

King C. Gillette (5 de enero 1855 – 9 de julio 1932).

Si quieres ver más posts de la misma categoría, haz click aqui:


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.