Por Pablo Dominguez
Durante más de 15 años asesorando a Empresas Familiares hemos visto diversas situaciones que han llevado a este tipo de Empresas a tomar decisiones difíciles, sin embargo, las que lograron salir adelante y resolver de la mejor manera sus problemas, se volvieron más fuertes con el paso del tiempo.
Los conflictos en las Empresas Familiares se dan porque dentro de ellas conviven dos sistemas que son muy diferentes, el sistema Familiar que funciona con la lógica de la” Donación” donde priman los aspectos emocionales, las necesidades familiares y la estabilidad; y el Sistema Empresarial donde funciona la lógica de la “Equidad” y se prioriza los resultados del negocio, las necesidades de crecimiento de la empresa, y la capacidad de manejar los cambios.
¿Qué significa esto?, pues muy sencillo: ninguna mamá va cobrar a sus hijos por el almuerzo que les pone sobre la mesa, ningún papá va pedirles a sus hijos que le devuelvan con intereses la inversión que, con tanto esfuerzo, hizo en sus estudios; de ninguna manera porque en casa funciona la Donación.
Sin embargo, no nos podemos ir de un restaurante sin pagar, y una empresa no puede pedirles a sus empleados que “donen” su tiempo, lo normal es que siempre exista una “equidad”, una retribución por el trabajo realizado, un pago por el bien prestado etc.
Al ser dos sistemas tan diferentes, cuando conviven en la “Empresa Familiar” lo que suele ocurrir es que se le da mayor peso a uno o a otro sistema, generando los temibles conflictos, que en la mayoría de casos no sólo son eventos, sino que se convierten en procesos que se vuelven crónicos hasta llegar a una crisis, cuyo desenlace no sólo afecta a la empresa y su rentabilidad, sino sobre todo a la Unidad Familiar.
Ejemplos tenemos muchos, donde se ha dado énfasis a la familia y no a la empresa, padres que ponen a la cabeza de la organización a un hijo que no cuenta con las capacidades para dirigir y liderar, simplemente se le pone por ser “hijo del dueño”. Otro clásico ejemplo es cuando se usa el dinero de la caja de la empresa para cubrir gastos familiares y personales, que no tienen que ver con el negocio. En ambos casos se perjudica a la empresa y se favorece a la familia, generando un posible conflicto futuro.
También sucede al revés cuando se da énfasis a la empresa y se descuida a la familia, el más claro ejemplo es el papá ausente en casa, por dedicar todo su tiempo a la empresa y al negocio; con lo cual conseguirá, a largo plazo, que sus hijos no tengan apego a la Empresa Familiar, y la continuidad de la misma se verá perjudicada.
¿Qué debemos hacer antes estos temibles conflictos que aparecerán tarde o temprano al convivir estos dos sistemas?. Primero prevenirlos, a través de la información la transparencia y la comunicación, conocer cómo son las Empresas Familiares su problemática, ser consciente que no soy inmune a alguno de estos problemas. Una vez que ya tengo el conflicto es importante abordarlo, no permitir que se convierta en un proceso por temor, sino enfrentarlo y verlo de manera positiva como una oportunidad para aprender, mejorar, y sacar adelante una situación que nos fortalecerá como empresa, pero sobretodo como familia.
Fuente: http://blogs.gestion.pe/empresayfamilia/2017/04/como-surgen-los-conflictos-en-las-empresas-familiares.html