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Perspectiva, ¿por dónde empiezo?

“No existe un camino «correcto» para acercar todos esos niveles y los razonamientos que en ellos subyacen. El modelo es holístico, lo que quiere decir que no puedes ignorar ninguna parte y tendrás que seguir asumiendo que estás funcionando por completo en modo «Comandante en jefe». Si quieres empezar aclarando la descripción de tu trabajo antes de vaciar tu correo electrónico, hazlo. Si quieres hacer una lista de valores centrales antes de empezar a identificar todos los proyectos de tu bandeja, adelante. A veces, descubrimos que la mayor distracción de un director ejecutivo estará en los nueve mil o doce mil metros, cuando, por ejemplo, se sienta presionado al tener que aclarar la visión estratégica de su compañía. Evidentemente, ese será el primer sitio donde deberá centrar su atención.” David Allen

La forma en la que David Allen expone los horizontes de enfoque en sus libros es de abajo hacia arriba. Es decir, empieza hablando de «la pista de aterrizaje» para, posteriormente, seguir de forma ordenada, avanzando en altitud por los distintos nieves, hasta llegar al nivel más alto de perspectiva, «los quince mil metros», que comprende tanto el propósito como los principios.

Para mí, el camino más natural para acercarme a la perspectiva es empezar por el propósito y los principios para luego seguir bajando, de forma desordenada, por el resto de los niveles.

Por eso me planteo empezar a profundizar en la perspectiva desde el nivel superior y empezar compartiendo de nuevo un post que escribí hace años sobre el propósito. Espero que mi manera de aproximarme a la perspectiva te resulte enriquecedora y que me acompañes en este camino.

“Obsérvate sin ceguera y di con precisión y coraje lo que estás sintiendo”. Sócrates

Tanto yo misma, como la gran mayoría de los coaches que conozco, dedican un espacio en sus programas de coaching a facilitar el que las personas expresen con palabras su propósito.

Tener claridad sobre nuestro propósito, además de otros beneficios, es de vital importancia para ser personas productivas, ya que evitará que estemos perdiendo el tiempo haciendo cosas que no tienen sentido, mientras dejamos de hacer otras muchas más importantes para nosotros. De hecho, uno de los motivos por los que GTD me parece una metodología realmente innovadora, frente a los antiguos métodos de gestión del tiempo, es precisamente porque al control que aportan los cinco pasos le añade el modelo de seis niveles de perspectiva, creando así un sistema completo que permite a las personas tomar mejores decisiones.

El propósito en GTD se encuentra en el sexto de los niveles de perspectiva y David Allen lo expresa en términos análogos a la altitud, de 15.000 metros o más, en el vuelo de un avión.

Yo diría que ser felices es, probablemente, el propósito fundamental de la mayoría de nosotros, pero es preciso profundizar más en este asunto si queremos que el propósito nos aporte información relevante y útil.

Simplemente observando, podemos ver que cada uno tenemos distintas formas de ser felices, distintas prioridades, metas, sueños, circunstancias, objetivos… Y diferentes identidades, que dan lugar a distintas formas de hacer, que a su vez hacen que expresemos de formas diferentes nuestro propósito. Es por esto que, para que la declaración de nuestro propósito nos aporte información útil para nuestro día a día, ésta deba estar asociada, por lo menos, a tres ideas fundamentales:

  • La felicidad entendida como profunda sensación de bienestar.
  • La necesidad de hacer algo significativo, entendido como algo que tiene valor, que trasciende, que sirve para algo más grande que uno mismo.
  • Y, por último, con hacer algo que sintoniza con nuestra propia identidad, con nuestros valores y con nuestra forma de entender el mundo y a nosotros mismos.

Dar respuesta a nuestro propósito teniendo en cuenta estos tres ingredientes, además de ser muy motivador para muchos de nosotros, nos aportará tranquilidad, claridad y precisión a la hora de tomar decisiones.

Tener un sistema fiable, que proporciona control en todos nuestros frentes abiertos, y además nos permite actuar en sintonía con nuestro propósito, hace que “la mente como el agua” deje de ser una idea abstracta para ser una consecuencia lógica.

Porque, para mí, GTD no va de hacer muchas o pocas cosas. Eso dependerá de las circunstancias de cada persona. GTD va de recuperar el control sobre nuestras vidas, de tomar mejores decisiones, de vivir sin estrés y con la seguridad de tener nuestros compromisos perfectamente controlados.

 Fuente: http://www.redesproductivas.com/perspectiva-por-donde-empiezo

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