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La Colaboración en las organizaciones: ¿somos águilas o serpientes?

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“No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario”

Walt Whitman

Hace unos días atrás mientras leía artículos para la curación de contenidos, encontré un estudio y experimento muy interesante. El experimento de campo que se realizó en 1954 a una población de varones, en el nos explica acerca del por qué no colaboramos bien dentro la mayoría de las empresas – y lo que podemos hacer al respecto.

En la mayoría de las empresas, nos dividimos en distintos grupos de personas, en diferentes equipos, departamentos, dónde establecemos sistemas que fomentan la competencia interna (como la gente de calificación en una curva), y consternados por la falta de trabajo en equipo a través de la empresa.

Las águilas y las serpiente.

El experimento (que vamos a describir lo podemos encontrar en el libro de Morten Hansen titulado “Collaboration: How Leaders Avoid the Traps, Build Common Ground, and Reap Big Results Hardcover April 14, 2009 by Morten Hansen (Autor) “), en el experimento participaron 22 niños de once años de edad en un campamento de verano durante 3 semanas. Durante esas tres semanas se demostró la facilidad con que las personas nos podemos dividir en grupos de forma arbitraria y dibujamos dentro de los mismos un conflicto entre sí, es decir, entre nosotros.

Los niños fueron divididos en dos grupos: las Águilas y las Serpientes. En la primera semana, los niños en cada grupo unidos por actividades como el senderismo, la natación, cocinar y el hecho de comer juntos.

En la segunda semana, los investigadores trataron de inducir el conflicto entre los grupos mediante la celebración de varios concursos. El grupo ganador obtendría un trofeo.

En el transcurso de la semana, la competición se hizo intensa. En una de las actividades grupales, dónde la competición era la clave del desarrollo del experimento, en un partido de béisbol, una pérdida en un juego dio lugar a que los niños empezaran a insultarse entre sí. Una pérdida que duró unos 48 minutos, de tira y afloja, mientras la situación iba a llegar a ser agotadora, se trasladó al campo, había surgido el “enemigo” el cual había de ser allanado.

Después de la competición final, durante la entrega del trofeo, una pelea estalló y provocó que todos las personas involucradas en el estudio, es decir, los adultos tuvieron que intervenir para separar a los dos grupos.

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Sin embargo, en la tercera semana, algo nuevo iban hacer…

A pesar de las malas sensaciones en el campo, los investigadores querían ver si ahora podían unir a los grupos que estaban en conflicto. Ellos introdujeron una serie de siete objetivos unificadores que sólo podrían lograrse si los chicos trabajaban juntos, es decir, si entre todos colaboraban – un ejemplo que explica el experimento, era intentar localizar una  tubería “rota” situado en algún lugar dentro de una amplia zona,  sólo con un esfuerzo coordinado podría encontrarlo y arreglarla entre todos.

Funciono. Los niños crecieron, cada vez más las interactuaciones, las relaciones se volvían más estrechas, ya que encontraron la tubería rota; también otra actividad era el empujar un camión estancado; y al lograrlo, cada vez más los unía, cada vez más juntos se sentían. Hacia el final de la semana, se turnaron para entretenerse haciendo actividades alrededor de una fogata. Al terminar el campamento, todos querían volver a casa en un mismo autobús en lugar de separarse en los dos autobuses que llegaron al campamento para recogerlos.

La colaboración no está en el campamento ni tampoco no es sólo de los niños.

Estos mismos tipos de comportamientos – tanto para bien o para mal – los podemos encontrar en el trabajo. La “Colaboración” se abre con la historia de la Sony, con la nueva versión del Walkman que estaba diseñando al igual que Apple estaba desarrollando el iPod.

En 2001, Sony estaba en una posición mucho mejor que la misma Apple para construir un reproductor de música de nueva generación. Sony ya tenía la división Walkman; su propia división de ordenadores (Sony VAIO); la división Sony Music; Sony Electronics para las baterías y otros dispositivos; y, sobre todo, mucho más dinero.

Como dijo el director de tecnología de Sony en el ese momento, “Podemos hacer esto en nueve meses. Tenemos el producto, el hardware, el software”.

Nueve meses fue de hecho una buena estimación, para Apple. A pesar de tener que combinar 6 componentes clave de 6 empresas diferentes y la necesidad de trabajar en estrecha colaboración a través de 3 divisiones internas, Apple vendió el primer iPod en octubre de 2001.

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El esfuerzo de Sony estaba plagado de  problemas internos producidos por la competencia interna que tenían dentro de ella. Cada división, y, a veces en cada región – tenían sus propias ideas acerca de qué hacer. El disco duro frente al MiniDisc. El MP3 frente al ATRAC. Había diferentes grupos incluso producidos enteramente por diferentes jugadores.

Sony introdujo finalmente el “Connect” en mayo de 2004. No se le ocurrió la idea que filtrar a los clientes, a los colaboradores, y al mercado, lo que le supuso en realidad, emitir una disculpa pública en enero de 2006. En agosto de 2007, mataron el producto completo. Este caso conocido tanto en la prensa como en estudios o business case que se han realizado no deja de darnos pistas de cosas que suceden en las empresas cuando falta la colaboración, sabemos de qué hablamos, cuando muchos conocemos este tipo de competencias internas que se crean dentro de las organizaciones, el querer ser más y mejor que los demás, en vez de pensar en conjunto, se piensa en individual (individual puede ser en grupo individual y no de una sola persona).

¿En qué grupo nos encontramos?

Las jerarquías de las empresas son naturalmente divisiones, departamentos, equipos etc. Por lo tanto, al igual que las Águilas y las Serpientes podemos ser fácilmente arrastrados hacía la provocación de los conflictos internos. Las ventas en comparación con el marketing. El banco de inversión frente al banco minorista.

Las herramientas y las prácticas sociales hacen que nos sea más fácil que nunca para solucionar estos problemas. Para conectar a las personas dentro y en las organizaciones. Para construir las relaciones basadas en personas más que en siglas. Para crear redes sociales con propósito nos centramos en los objetivos globales de la empresa en lugar de en los objetivos grupales, departamentales o de equipo dentro de  las jerarquías. Las cuales cada vez más tenderán a desaparecer o a morir, estamos convencidos de ello todos los que pensamos que al final hemos de cambiar las organizaciones de una forma u otra.

La capacidad de transformar la forma en que trabajamos nos presenta nuestras propias oportunidades como ocurrió con el caso de la aparición del primer iPod. Pero ¿vamos a ser Apple o Sony? Es igual sea cual sea la empresa o la marca, lo esencial es si somos y trabajamos conjuntamente con colaboración o ¿vamos todos por nuestra cuenta para cumplir nuestros objetivos individuales?

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Pensemos en ello la próxima vez que tengamos o presentemos en una reunión. ¿Somos águilas o serpientes? ¿O apuntando para algo más?

“La gente olvidará lo que digas, olvidará lo que hagas, pero nunca olvidará cómo les haces sentir”. – Maya Angelou

 Fuente: https://ricardlloria.wordpress.com/2016/05/02/la-colaboracion-en-las-organizaciones-somos-aguilas-o-serpientes/

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