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El Protocolo Familiar… ¿No funciona?

Por Rosa Nelly Trevinyo-Rodríguez

Recientemente, un miembro de una familia empresaria que me solicitó una consulta me dijo: “Nosotros ya tenemos un protocolo familiar y el documento no funciona”.

Luego de más de 15 años de trabajar con familias empresarias, puedo decirles que no es el protocolo familiar, por sí solo, el que funciona o no funciona: La “magia” la hace la familia propietaria.

No obstante, cuando consultores poco experimentados o con machotes de buenas prácticas venden un documento como solución a los conflictos familiares, NO logran resultados óptimos. Romper jarrones es fácil, pegarlos—y que queden bien—eso es lo difícil.

Así que, antes de iniciar el desarrollo de un protocolo familiar, revisemos que como familia propietaria no caigamos en alguno de los siguientes errores, ya que de hacerlo, la probabilidad de que el proceso familiar-empresarial “sirva” será bastante limitada.

Error # 1: Saltarse la fase de diagnóstico.

Cuando el profesional que te apoya a realizar el protocolo familiar no entiende los intereses de la familia, de cada individuo y de la empresa, difícilmente podrá crear un traje a la medida. Por ello, saltarse la fase de diagnóstico suele traer resultados frustrantes—tanto para la familia empresaria como para el consultor. Y es que, ¿con qué elementos crearán las circunstancias para negociar, si ni siquiera saben qué es lo que tienen que arreglar?

Error # 2: Pensar que tener un documento firmado es el objetivo del proceso.

Hacer un protocolo no es tarea fácil. Es un proceso de análisis, reflexión, comunicación y negociación. Por ello, más que buscar tener un documento firmado, debemos enfocarnos en crear los canales y foros para conocernos, entendernos y generar (nuevos) hábitos. Hay que ser pacientes y entender que el protocolo no es un fin, sino un subproducto del proceso familiar-empresarial.

Error # 3: No dar continuidad a los acuerdos de la generación predecesora.

No deben existir protocolos generacionales. Es decir, no debemos hablar del protocolo de la 2G o de la 3G. Al final se trata de fomentar la continuidad en valores, visiones e ideas. Por ello, la misión debe ser desarrollar e integrar protocolos intergeneracionales que funcionen como cimientos y trampolines. Los acuerdos son ajustables al paso del tiempo, nunca desechables. Hay que construir conocimiento.

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Error # 4: Querer tapar el sol con un dedo.

No comunicar las peticiones; no poner límites; no decidir. Aseverar que todo está “bien” o “en proceso”. Intentar mantener situaciones que están sostenidas con alfileres. Si el compromiso y la cohesión familiar son insuficientes, hay que enfrentarlo, aceptarlo y tomar decisiones. Si no, habrá que vivir con las consecuencias.

Error # 5: Centrarse solamente en los pesos y centavos, no en las relaciones.

Enfocarnos en los aspectos patrimoniales y dejar de lado el fortalecimiento de la dinámica familiar, la convivencia, la unión y el desarrollo de los miembros de la familia no trae buenos resultados. Y es que, cuando lo único que compartimos son algunos pesos y centavos, los criterios para tomar decisiones cambian; los intereses personales brillan. ¡Cuidado!

Finalmente: Cometer un error y no corregirlo,…¡es otro error!

 Fuente: http://www.elfinanciero.com.mx/monterrey/el-protocolo-familiar-no-funciona.html

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