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Ese plus que sólo tienen los ‘ganadores’

Por Francisco Alcaide Hernandez

Hay un rasgo que distingue por encima de los demás a los auténticos ganadores: se sienten cómodos en los momentos comprometidos. En las circunstancias más complicadas, saben resolver la papeleta con una serenidad y naturalidad envidiables fuera de lo común.

La leyenda del tenis Björn Borg era famoso por tener hielo en las venas, de hecho su apodo era ‘el hombre de hielo’. Cuanto mayor era la presión, mejor jugaba. En una ocasión, Donald Dell, representante de deportistas, le preguntó cómo era capaz de mantener aquella frialdad bajo tanta presión. La repuesta del tenista sueco fue contundente:

— Preparación y práctica, práctica y práctica… hasta que la memoria muscular funcione sola.

Quédate con esto último: …hasta que la memoria muscular funcione sola. Si tienes que pensar, malo. No hay tiempo para pensar, sólo para actuar. El éxito en una negociación, en un debate, en un juego o en un partido, están asociados a la agilidad y la fluidez, y precisamente la agilidad y la fluidez sólo la dan la preparación y la práctica. Cuando eres muy bueno en algo, tus movimientos están automatizados y te permiten actuar de manera rápida e inconsciente, y eso siempre supone una ventaja sobre la parte contraria.

Un comportamiento sólo se consolida e interioriza fruto de la repetición, fruto de la experiencia. Las acciones puntuales e irregulares no generan consistencia. Un comportamiento está interiorizado cuando eres capaz de actuar sin pensar. Forma parte de ti, es tuyo, te identifica… y para ello hay que haber pegado muchos tiros.

Se juega como se entrena, se ha dicho en más de una ocasión. Los ganadores ganan por anticipado, antes de saltar a la cancha. Han hecho los deberes cuando había que hacerlos, y ahora sólo queda ejecutar y rematar la faena.

Lo fácil es dejarse llevar por la pereza, la improvisación y el a ver qué pasa. Sin embargo, la mentalización y la preparación son factores claves que definen el éxito de los ganadores. El éxito ama la preparación.

Hace poco leía en el periódico la historia del español Adrián Mateos, que con poco más de 20 años es considerado ‘el niño prodigio del póker’. En la entrevista decía:

— Dedico una media de 10 horas al día, entre estudio y trabajo. La parte de estudiar en póker es muy importante. Juega muchísima gente y sólo la élite gana dinero. Ese pequeño porcentaje de gente que gana tiene que trabajar y prepararse más que el resto. No hay otro secreto.

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Ese pequeño porcentaje –que son los ganadores, los que aportan pluses–, es el 5% en todo en esta vida: autores de bestsellers, futbolistas de primera división, inversores de éxito, vendedores de primera o lo que sea.

Lo mejor de todo es el comentario que hacía Adrián Mateos:

— No hay otro secreto; trabajar y prepararse más que el resto.

La gente no consigue lo que quiere, porque prefiere hacer lo cómodo a lo necesario. Los ganadores hacen lo que debe hacerse; el resto, lo que les apetece en cada momento. Y algo que es importante no olvidar: a ‘ganar’ se aprende jugando, y sobre todo, perdiendo. Los ganadores antes de ser ganadores han perdido muchas veces.

Entrenar, practicar, perder, insistir y nunca desistir. Los logros espectaculares siempre van precedidos de una preparación espectacular, y los pasos del éxito son siempre los mismos:

1. Decide en qué quieres ser un referente. No se puede ganar un juego que no se ha definido. Como señala Anthony Robbins: «La falta de claridad más que cualquier otra cosa es la principal causa de fracaso de la gente». Quien no sabe lo que quiere suele acabar donde no quiere estar.

2. Estudia todo lo que puedas sobre lo tuyo. Tienes que saberlo todo acerca de tu actividad y estar actualizado. El éxito es conocimiento en acción. Jim Rohn apuntaba: «Atrapa los tesoros del conocimiento. El aprendizaje es el comienzo de la riqueza. Buscar y aprender es donde los milagros tienen sus comienzos. Si deseas triunfar, estudia el triunfo; si deseas ser más feliz, estudia la felicidad; si quieres hacer dinero, estudia la riqueza».

3. Practica siempre que puedas. A torear se aprende en el ruedo, no desde la barrera. Tienes que estar dentro del juego. Lo decía Aristóteles: «Lo que tenemos que aprender tenemos que aprender haciéndolo». A liderar se aprende liderando, a conducir se aprende conduciendo y a negociar se aprende negociando: exponiéndose a la realidad, viviéndola y sufriéndola.

4. Recibe feedback continuo. Deja el orgullo en casa y busca un coach crítico y exigente que te saque los colores. Un buen coach siempre te exige de ti más de lo que tú te exigirías de ti mismo. «El feedback es el desayuno de los campeones», nos recordaba Kenneth Blanchard. No hay nada peor para nuestro crecimiento personal que tenerle miedo a la verdad. No hay nada más sano, por el contrario, que tener alguien de confianza que nos diga las cosas, con tacto, pero sin tapujos y con claridad.

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5. Nunca pierdas el foco. Si te dispersas, sólo serás uno más. Quien mucho abarca, poco aprieta. La gente de éxito tiene un rasgo común: es experta en algo, y para ser experto hay que enfocarse. La excelencia exige foco. La dispersión siempre es aliada de la mediocridad.

6. Sé flexible por el camino. El trayecto nunca es una línea recta, habrá obstáculos de todo tipo –fracasos, errores, dudas, deslealtades…– que ni siquiera esperabas. Mantente firme en tus objetivos pero flexible en tus estrategias. Muchas veces no se trata de eliminar obstáculos sino de bordear obstáculos.

7. Comprométete con tus metas. Y el compromiso se tiene o no se tiene. No existe el compromiso a medias. El compromiso exige incondicionalidad. La palabra compromiso significa dos cosas: hacer lo que haga falta el tiempo que haga falta. Ganar o morir. El compromiso no admite excusas, sólo resultados. En esta vida nadie fracasa, sólo hay gente que abandona a mitad de camino.

Fuente: http://eexcellence.es/index.php?option=com_content&view=article&id=2660&catid=73&Itemid=148

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