La transformación de la economía moderna exige la presencia de empresas competitivas en producto o servicio, pero con alto valor agregado en lo humano. Ahí está la diferencia, porque no es sólo lo tecnológico lo que genera competitividad. Es la gente el mayor insumo y a la vez el objetivo, que debe inspirar a las empresas.
Así lo planteó ayer Xavier Alpasa, experto filipino en innovación social, dedicado al trabajo en comunidades con proyectos productivos rentables, como el ecoturismo y el reciclaje, entre otros.
“Hablamos de una responsabilidad social corporativa evolucionada, porque es posible hacer buenos negocios económicos, con excelentes resultados sociales”, comentó a EL COLOMBIANO.
Algunas personas piensan que este propósito es desafío difícil de superar, pero se trata de un cambio de mentalidad, de que las cosas se pueden alcanzar. Así se planteó ayer a los cerca de 400 asistentes al certamen Be Conference, organizado por Ceipa Business School, en Plaza Mayor (ver Opiniones).
Se dejó claro que la ruta para ello es involucrar a entidades públicas y privadas, grandes corporaciones intensivas en programas de responsabilidad social, así como empresas comunitarias.
El gran cambio es que antes la línea de fondo era el lucro, pero “ahora hablamos de una cuádruple línea estratégica: ganancia, la gente, la agenda social y el producto en sí mismo”, añadió el filipino.
Y eso ya lo aplica al liderar un proyecto de reciclaje en su país con 300 mujeres, con la meta de replicar el modelo en diferentes comunidades pobres y desde ya proyecta involucrar a 3.000 más.
El filipino explicó el significado de innovación social y la definió como aquel proceso que comienza con la empatía (gente), involucra a grupos de personas para cocrear y alcanzar, entre todos, soluciones o nuevos productos.
Reconoció el experto que esta forma de trabajo cambia paradigmas, genera más ventas y rompe barreras sociales, una de ellas la ilegalidad.
Entre los desafíos a superar está mejorar la infraestructura productiva en comunidades vulnerables, no solo en su país, sino en todos las naciones en vía de desarrollo.
Alpasa vivió la pobreza y por eso desde su organización quiso devolverle a la comunidad lo que había aprendido en sus años de formación como seminarista.
De otro lado, manifestó que “es muy importante para mí estar en Medellín mostrando las experiencias internacionales, pero conociendo lo que se está haciendo acá con las comunidades”, añadió. Es la primera vez que visita a la ciudad y destacó los proyectos que conjugan tejido empresarial e impacto social.
De otro lado, una de las empresas colombianas que participó ayer en la Conferencia B es Tercera Mirada. Para Diana Marcela Puerta y Leonardo Velásquez, socios fundadores de esta empresa de consultoría, se requiere una política pública que fortalezca el desarrollo sostenible en Colombia, sobre todo en territorios que estuvieron golpeados por el conflicto armado.
Esta empresa con seis años en el mercado tiene una facturación acumulada de 3 millones de dólares. Trabajan con comunidades, al tiempo que apuntan al crecimiento económico y ambiental. “Ayudamos a que las personas generen valor desde el trabajo en equipo y en esto, acompañamos a empresas que apuestan por estos programas”, resaltó Velásquez.
A su turno, Nelson Correa, director de la Casa Carlota, en Medellín, resaltó el valor de mezclar diferentes talentos de la gente, independiente si tienen discapacidad o no. Eso se vuelve un producto altamente competitivo y a eso apuesta su organización.
Fuente: http://www.elcolombiano.com/negocios/gurus-dan-ruta-a-nuevos-negocios-YC6774573
