La situación actual en el ámbito empresarial supone para una organización ir más allá de la sola preocupación por la calidad, la que se ha vuelto insuficiente para crear una imagen corporativa adecuada y consistente a fin de satisfacer las expectativas de sus clientes.
El desafío actual para las empresas consiste en encontrar las alternativas posibles para garantizar la seguridad y la protección del medio ambiente aumentando a la vez la productividad y la calidad mediante una Gestión Integrada.
Al plantear el sistema de gestión de la calidad, la norma ISO 9001 incluye de forma general tres importantes preceptos:
Estos preceptos han generado un cambio en el enfoque tradicional de “agente interno versus agente externo”, derivando hacia otro más sugerente, el de las “partes interesadas” (así denominado en la serie ISO 9000) o “stakeholders”, que incluye no sólo a empleados, accionistas, clientes y proveedores, sino también a los grupos de interés y la comunidad en general.
Dicho enfoque, más abierto y proactivo, está en línea con las actuales propuestas de sistemas de gestión de la calidad, que tienen una orientación mayor hacia el aprendizaje que al control.
Este cambio supone que la sola preocupación de una organización por la calidad resulte insuficiente para crear una imagen corporativa. De este modo, a fin de contribuir adecuadamente a las estrategias competitivas de las empresas, la implantación de sistemas de gestión de la calidad basados en la norma ISO 9001 se ha tornado insuficient, consistente a fin de satisfacer las expectativas del cliente, y que deba considerar además de la calidad, también al medio ambiente y a la salud y seguridad en el trabajo.
De este modo, a fin de contribuir adecuadamente a las estrategias competitivas de las empresas, la implantación de sistemas de gestión de la calidad basados en la norma ISO 9001 se ha tornado insuficiente.
Existen muchas similitudes entre los conceptos de gestión de la calidad, gestión medioambiental y gestión de la prevención de riesgos laborales, ya que los principios de una buena gestión son los mismos, así como sus implantaciones y puntos normativos.
Hasta hace muy poco tiempo las funciones de calidad, medio ambiente y seguridad han seguido un desarrollo independiente y paralelo en el mundo industrial. Así, en muchas organizaciones la seguridad sigue dependiendo de recursos humanos, mientras que la calidad lo hace de operaciones, y medio ambiente se ubica en áreas técnicas (ingeniería, I + D, etc.).
Los tres sistemas han tenido un origen diferente. La calidad se ha desarrollado impulsada fuertemente por la competencia, por la necesidad de mejorar la competitividad empresarial. La seguridad ha sido impulsada por el establecimiento de regulaciones gubernamentales y por la presión de las organizaciones sindicales, mientras que el medio ambiente lo ha hecho por la legislación y la sociedad.
Aún así, a pesar de los diferentes orígenes y desarrollos, estas funciones cuentan con una filosofía común basada en la gestión.
Además, cualquier falla en una operación de tipo industrial puede tener efectos en la calidad del producto, pero a la vez puede tenerlos en la seguridad y la salud de los trabajadores, y también en el medio ambiente.
Es cierto además que determinadas actividades que aumentan la productividad o la calidad pueden repercutir negativamente en la seguridad o el medio ambiente y viceversa. De este modo, la opción más favorable es que la organización procure encontrar las alternativas posibles para garantizar la seguridad y la protección del medio ambiente aumentando a la vez la productividad y la calidad mediante una Gestión Integrada.
La existencia de separación entre los diversos sistemas de gestión SGC (Sistema de Gestión de la Calidad), SGA (Sistema de Gestión Ambiental – ISO 14000) y SGSSO (Sistema de Gestión de Salud y Seguridad Ocupacional – OHSAS 18000) ocasiona dificultades y duplicidades de esfuerzo, por lo que el planteo actual se orienta a la integración de estos sistemas como un modo de disminuir los costos y simplificar las actuaciones, a partir de la generación de sinergias y la eliminación de la confusión y la optimización de las operaciones.
La implementación de varios sistemas de gestión en forma conjunta genera importantes ahorros y sinergias, entre los que es posible mencionar a los siguientes:
En virtud de que no existe una norma aplicable específicamente para implementar los SIG (Sistema Integrado de Gestión), hay numerosos modelos o fórmulas procedentes principalmente del mundo empresarial y de consultoras, que consisten en integrar los principios que rigen la calidad y la mejora continua en un concepto más amplio enfocado a minimizar el riesgo laboral y los efectos sobre el medio ambiente.
En general, los numerosos modelos o fórmulas para implementar un SIG se podrían sintetizar mediante la consideración de dos dimensiones definitorias del modelo de integración: el nivel de integración y el modo de integración.
En cuando a la primera dimensión, se consideran tres niveles progresivos de integración:
El alineamiento de los tres sistemas ocurre cuando cada uno de ellos está bajo la órbita de un departamento o unidad cuyo responsable sigue autónomamente sus propias metas y objetivos. La integración es sólo documental y, aunque simplifica la burocracia, no es real desde el punto de vista de la estrategia organizativa.
La combinación de los sistemas es un nivel de integración que mantiene la separación departamental de las responsabilidades, las políticas, planes y objetivos, los procedimientos de emergencia y el sistema de evaluación y revisión de los resultados. Aparecen los procedimientos operativos comunes tanto para el control de la documentación y el registro de los datos, como para las acciones correctoras y preventivas, la formación y la auditoría interna.
La integración total de los sistemas es el estado final con un sistema único SIG (SGC-SGA-SGSSO) plenamente integrado en sus aspectos documentales (política, manual de gestión, procedimientos operativos y procedimientos técnicos administrativos de apoyo), y en los referentes a la autoridad y dirección.
En relación con la segunda dimensión, la integración puede ser realizada mediante tres vías:
La dirección fija las políticas y objetivos globales que se desplegarán en áreas de mejora por proyectos, no existiendo mucha discrecionalidad en los niveles operativos.
Si la integración es cultural es en los mismos niveles operativos donde se definen las áreas de mejora por proyectos.
Las políticas y objetivos globales definidos por la dirección se despliegan y se harán operativos sobre la base de los procesos existentes y no de los proyectos a desarrollar.
Fuente: http://www.evaluandoerp.com/implementacion-sistemas-gestion-integrados/