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Lo políticamente incorrecto al emprender

Por Jesús Huertas Duque

En estos tiempos en los que tal parece que todas y cada una de las personas tenemos que pensar tal y como nos condicionan los poderes políticos y sociales, junto con los medios de comunicación, quizás sea bueno lanzar algunas reflexiones políticamente incorrectas que te sean válidas a la hora de emprender un negocio o al redefinir tu empresa actual.

Y ahí va mi primera reflexión: olvídate de los detalles al principio.

Algo que te puedo garantizar es que la mayoría de las cosas que pensaste que funcionarían en tu negocio, en menos de dos años ves que no tienen sentido y de que al final estás triunfando con productos y servicios que no se te habían pasado por la cabeza al diseñar tu empresa. Así que, déjate de tonterías, no pierdas el tiempo, optimiza todos y cada uno de tus minutos y céntrate en fijar unos buenos “cimientos” sobre los que construir tu proyecto. Ya habrá tiempo de pensar en el color que quieres para el cierre metálico de tu negocio, ¿No te parece?

¿Quieres que te cuente un secreto? No existen los negocios perfectos. Sin duda, Ikea, Coca-Cola, Google, IBM, etc., son empresas estupendas y con protocolos, procesos y procedimientos fantásticos, pero ni por asomo son perfectas. Así que, confórmate con abrir una empresa buena, no creas que será perfecta. Algo que sabemos hoy en día es que la perfección no existe y que buscar estos estados de perfección para lo único que sirve es para generar ansiedad y, en infinidad de ocasiones, sentimientos de frustración y de pesimismo.

Algunos autores hoy en día estiman que el 60% de las reuniones a las que asistimos las consideramos improductivas y que ese tiempo lo podrías haber ahorrado en otros aspectos más interesantes. Intenta escaparte de todas las reuniones que puedas. Es mejor que dediques ese tiempo a hacer, a realizar, a interactuar, a compartir, pero no pierdas tu valioso tiempo en esas reuniones en las que acuerdas líneas de acción que luego nadie cumple.

Todo se copia, menos los valores. En estos tiempos de la globalización, cualquier producto de éxito en el mercado se puede copiar e, incluso, mejorar en menos de 4 meses. ¿Y qué decir de los servicios que ofrecemos? ¿Qué impide a cualquier empresa ofrecerlos también? ¿Y el precio? El precio es lo más fácil de plagiar de nuestra competencia. Ahora bien, ¿se puede copiar la sonrisa de tu equipo de trabajo? ¿Y la orientación al cliente? ¿Y la educación? ¿Y la pasión por el producto o servicio que vendes?

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“Déjate de formar a los trabajadores que luego sabrán más que yo y querrán más sueldo o incluso irse de la empresa” En más de una ocasión he escuchado esta frase de algunos ¿Directivos? ¿Quieres que tu empresa crezca? Rodéate de equipos de trabajadores y trabajadoras que tengan más talento que tú. Saca el máximo rendimiento a tus equipos, hazles gozar del proyecto de empresa y crece gracias al talento de los que te rodean.

El talento es algo que cada vez escasea más en estos tiempos. ¿Y qué pasa si al final quieren irse a otras empresas o incluso emprender la suya propia? Es fácil: dales las gracias por lo que han hecho por tu empresa y busca más talento; porque, ¿has pensado que es lo que ocurre cuando una persona se rodea de inútiles?

Tradicionalmente los grandes chefs de cocina se empeñaban en ocultar sus recetas para que su competencia no les copiaran esos platos que tantas y tantas horas de investigación les habían llevado.

¿Dónde radicó el éxito de Ferrán Adriá? Fue el primer cocinero que se atrevió a hacer públicas sus recetas. ¿Qué hizo su competencia? Copiarle. ¿Qué hizo el público en general? Considerar a El Bulli como el mejor restaurante durante muchos años. ¿Cuál es la consecuencia de compartir tus éxitos? Pues que encuentras el estímulo necesario para seguir investigando y ofreciendo lo mejor a tus clientes. Así que, comparte y enseña más de lo que lo haga tu competencia.

Y déjame que comparta una anécdota que me ocurrió hace poco impartiendo un curso de up-selling y cross-selling en un hotel cuando una de las personas que se encargan de la limpieza de habitaciones me dijo que “para qué tengo que venir a este curso si yo no vendo”. Lo triste de todo esto es que la directora del hotel me dijo que ella pensaba lo mismo que su empleada. Pues déjame que te diga una cosa: en los negocios de éxito, todos los empleados venden, tengan contacto directo o no con el cliente final. Hoy en día la proactividad en ventas se ha convertido en una labor de equipo en el que unos venden y el resto del equipo deberían facilitar las cosas a las personas que se dedican a la venta.

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¿Estás preparad@ para ser políticamente incorrecto en tu aventura de emprender?

Fuente: https://escuelapararicos.net/lo-politicamente-incorrecto-al-emprender

 

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