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La empresa familiar, mejor sin nueras ni yernos

El único momento en el que mi padre se calla en las conversaciones de familia es cuando debatimos problemas de la empresa. Ha sido así desde que éramos niños. No se mete, no opina, actúa como si no estuviese presente’. En la familia de Isabel todos los miembros, excepto su padre, trabajan en el negocio familiar. La empresa, una pequeña fábrica textil, fue fundada por su abuelo, continuada por su madre y gestionada actualmente por ella y sus hermanos. ‘Cuando mis padres se casaron, mi padre decidió no trabajar en la empresa y no participar en las decisiones. Fue una elección libre y personal. æpermil;l siempre nos ha dicho que fue la mejor decisión que pudo tomar’, explica Isabel. Siguiendo el ejemplo paterno, ella y sus hermanos decidieron hace diez años establecer una prohibición tajante: ningún familiar político podrá trabajar ni tener acciones en la empresa.

‘Hasta los años 80, en España era muy común que las empresas familiares fuesen heredadas por los hijos varones. Las hijas se mantenían al margen del negocio, pero era frecuente que los yernos trabajasen en la compañía’, señala Manuel Pavón, socio responsable de Consultoría de Empresa Familiar de Garrigues. Actualmente, explica, la tendencia es la contraria. ‘La tendencia actual apunta a que la familia política no trabaje en el negocio, aunque hay honrosas excepciones. De hecho, en las empresas familiares donde trabajan familiares políticos éstos suelen ostentar el liderazgo del negocio o de alguna parte del negocio, porque la familia sólo escoge a un familiar político si éste está muy preparado’. Las estadísticas que maneja Garrigues respecto a sus clientes hablan por sí solas: sólo el 8% de familiares que trabajan en empresas familiares son políticos. Cuando se habla de participación accionarial, los porcentajes son ínfimos.

La decisión de excluir a yernos y nueras de la propiedad y la gestión de la compañía tiene de fondo, entre otras, una explicación sociológica. ‘Las familias empresarias calibran las posibilidades de problemas futuros. Las estadísticas demuestran que el volumen de divorcios y separaciones matrimoniales va en aumento, así que el mezclar en la empresa a personas que hoy están y mañana no puede complicar la gestión’, comenta Juan Corona, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Abat Oliva CEU y director académico del Instituto de la Empresa Familiar.

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Sólo el 8% de los familiares que trabajan en las empresas familiares son políticos

Así, la posibilidad de que las rupturas sentimentales repercutan en el negocio es una de las cuestiones en que hacen mayor hincapié los asesores de este tipo de negocios. ‘Nosotros recomendamos a todas las empresas familiares que tanto los matrimonios como las parejas de hecho acuerden un régimen económico acorde con lo que se establece en el protocolo familiar. En los matrimonios, capitulaciones con régimen de separación de bienes; en las parejas de hecho, un contrato de convivencia’, resalta Pavón.

Junto a esa dificultad potencial, también se suelen tener en cuenta los recelos que provoca la presencia de estos miembros de la familia en la empresa. Se trata de un trago difícil que no sólo afecta al resto de la familia y a la plantilla del negocio, sino también al propio interesado. ‘Los familiares políticos experimentan una doble presión. Por un lado, se ven sometidos a la vigilancia estrecha del resto de miembros de la familia que desconocen y desconfían de cuáles puedan ser sus intenciones respecto a la empresa. Por otra, también están estrechamente vigilados por los directivos y empleados no familiares’, se apunta en el Manual de la Empresa Familiar, un libro editado por el Instituto de la Empresa Familiar, Ediciones Deusto y PricewaterhouseCoopers.

Para evitar esas rencillas, el consejo de los expertos en esta materia es unánime: que el familiar político adquiera una experiencia laboral previa que elimine los prejuicios sobre su valía profesional.

Ni las precauciones ni el asesoramiento, sin embargo, libran a las empresas familiares de los vicios que aquejan al resto de las compañías. ‘Es más frecuente que participen en el negocio los yernos que las nueras. En la empresa familiar existen los mismos ratios de directivos frente a directivas que en el resto del mundo empresarial’, señala Corona. Como explica Pavón, ‘las mujeres que se incorporan como familiares políticos suelen hacerlo en un nivel básico, no en el directivo’.

Tres grandes fuentes de conflictos

La entrada de parientes políticos en las empresas familiares suele estar rodeada de dificultades, que afectan tanto al interesado como a la familia. Según Manuel Pavón, especialista de Garrigues, hay tres grandes focos de conflicto. ‘El problema más importante es el de la participación en la propiedad de la empresa. Si un familiar político trabaja en una empresa y llega a ostentar cierto liderazgo es natural que antes o después plantee el tema de querer participar en la propiedad. Es una cuestión que provoca muchos problemas’, explica. La gestión del poder dentro de la compañía también genera tensiones, especialmente cuando el yerno o la nuera ostentan un puesto de liderazgo frente a otros familiares. ‘Otro gran problema es la retribución, donde se produce una situación paradójica. Por un lado, el familiar político no puede ser accionista porque no es miembro directo de la familia; pero por otra no puede cobrar como se cobra en el mercado porque, al fin y al cabo, es un miembro de la familia’, señala Pavón.

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La ardua tarea de entrar en el clan

Aunque pueda parecer una ventaja, integrarse en una familia empresaria es un proceso complejo. Los expertos identifican tres grandes problemas psicológicos que aquejan a los familiares políticos:

Sentirse excluidos. Aunque no trabajen en la empresa, nueras, yernos y cuñados se ven envueltos en discusiones familiares sobre el negocio de las que probablemente se sientan excluidos.

Sentirse abrumados. La pasión y vehemencia hacia la compañía que muestran las familias empresarias suele resultar desbordante.

Padecer recelos.Las nuevas incorporaciones despiertan recelos en la familia que provocan tensiones.

Fuente: https://cincodias.elpais.com/cincodias/2006/04/21/sentidos/1145586436_850215.html

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