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Cómo afrontar y gestionar críticas negativas

Vamos a hablar hoy de algo que a veces parece olvidarse.

El hecho de que tras los emprendedores y empresas hay personas.

Durante la última semana he estado leyendo sobre dos casos curiosos y similares. Uno es el del creador de Flappy Bird, un juego de móvil que se volvió un éxito viral hace años y que, algunos decían, proporcionaba a su creador casi 35.000 dólares diarios.

Y decidió dejarlo, porque las críticas y la atención negativa que recibía le hundieron psicológicamente.

Otro caso similar es el del dueño de un canal de Youtube, que también ingresa bastante con la publicidad en sus vídeos y que, en un conocido foro del sector al que se dedica, escribió un desgarrador mensaje, donde contaba el tributo psicológico que pagaba por la constante recepción de comentarios hirientes.

De hecho, también estaba pensando en dejarlo.

Y esto es algo que olvidamos. Tras los negocios hay personas y no importa el dinero que se gane, podemos llegar a hundirnos por un factor muy humano: Las críticas negativas.

Por eso me gustaría compartir mi experiencia y lo que mejor me ha funcionado para gestionar esos momentos duros, esa parte del negocio que es tan importante y a la que no se le da toda la importancia que merece.

Es imposible no recibir críticas negativas

Usted, yo, todo el mundo va a recibir, tarde o temprano, críticas negativas.

Es imposible que no sea así y cualquier esfuerzo para evitarlo es inútil.

No me importa que sea el mejor en su trabajo o que se esconda en la cueva más inalcanzable, a alguien, en algún momento, no le va a gustar lo que hace y se lo dirá, seguramente con muy malos modos.

No estoy hablando del cliente que te dice que tiene un problema, te lo señala, espera una solución, etc. Eso es parte de la gestión normal en un negocio.

Hoy estoy hablando de esos comentarios que son capaces de hundirte la mañana y van minando la ilusión por lo que haces.

Es normal sentirse así

Lo primero que hemos de tener claro es que, si en su caso un solo comentario negativo tiene más fuerza que un montón de positivos, entonces es normal, porque estamos hechos para eso.

Hemos evolucionado para detectar lo negativo y darle más importancia que a lo positivo, a fin de reaccionar más rápido contra eso.

Personalmente soy de esos que ignora los cumplidos y da más importancia a los comentarios negativos. Y aprendí que es una distorsión normal, así que si usted es así, no le pasa nada, no es que esté roto o que no valga para esto.

Simplemente es una persona y eso, como la existencia de críticas, no va a poder evitarlo del todo, aunque sí minimizarlo.

Así que, dicho esto, vamos a ver soluciones prácticas.

La mentalidad que debemos adoptar ante las críticas

En la mentalidad, en cómo vemos y nos tomamos las cosas, está la clave de todo.

¿Ha visto a esos que son capaces de dormir como troncos cuando todo a su alrededor es difícil? Pues parte de eso es lo que queremos.

Lo malo es que cambiar la mentalidad no es algo que pueda hacer de un día para otro, será producto del paso de los meses, de recordarse qué es lo correcto y cómo piensan aquellos que tienen claro cómo funcionan los negocios y lo importante.

Esos a los que queremos parecernos tienen piensan de esta manera:

1) Recibir críticas negativas es la otra cara inevitable de ser muy bueno en lo que haces.

Steve Jobs, por ejemplo, era odiado a muerte por un buen grupo de fanáticos que abominaba de Apple, ya fuera por motivos razonados o estúpidos.

Mientras tanto, mucha más gente lo admiraba y algunos hasta se hubieran puesto delante para parar una bala que le dispararan.

Es un precio inevitable, si apasionas a unos, otros te odiarán.

Odiar es un término un poco fuerte, pero hay gente que es así. No puedes tener una cosa sin otra.

Los mediocres, los que quieren contentar a todos, los que dicen cosas banales o hacen el mismo producto de siempre, suelen ser menos odiados, aunque no se librarán, pero lo que es seguro es que tampoco apasionan a nadie.

Para algunos de esos emprendedores que lo tienen claro, recibir odio es una señal de que por fin están apasionando.

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2) Si no estás recibiendo críticas y devoluciones, es que no estás empujando lo suficiente

Una vez, mientras estaba con un emprendedor que admiro, dijo algo que se me quedó.

«Mucha gente cree que tener muy pocas devoluciones de producto es algo positivo. Al contrario, es sólo una señal de que no estás empujando lo suficiente y no te estás mostrando lo suficiente».

Y tiene razón y desde ese día yo quise pensar como él.

Si no recibes algún email diciendo que ya está harto de tu publicidad (aunque esa persona se apuntó voluntariamente, pueda darse de baja de tu lista con un clic y envías publicidad sensata y valiosa), es que no estás empujando lo suficiente con tu marketing.

Hemos de recordar que, como hemos dicho también aquí, el mundo no es para tímidos.

3) Para que ocurran cosas buenas, es necesario dejar que ocurra lo malo

Esta es una conclusión derivada de lo anterior. Para poder tener ventas es necesario que alguien nos critique el Marketing o nos devuelva el producto.

Para poder desconectar y no acabar quemados, es necesario alejarnos del trabajo y dejar que ocurran esos pequeños problemas que no podremos atender y enfadarán a alguno.

Si vivimos toda nuestra vida intentando que esas cosas malan no ocurran nunca, que no nos critiquen porque empujamos con nuestro Marketing, que no haya muchas devoluciones o que nadie nos diga nada, entonces tampoco ocurrirán las buenas.

Y no ocurrirán porque significa que no estaremos esforzándonos lo suficiente en promoción, no estaremos vendiendo bastante y no nos estaremos exponiendo como para que nos conozcan.

Esto contiene una lección mucho más profunda de lo que parece:

Debemos ser capaces de dejar que ciertas cosas malas ocurran, porque si no, nunca daremos lugar a que ocurran las buenas.

Cómo se cambia una mentalidad

Es difícil. La mentalidad que tenemos ahora es un producto de toda una vida y cambiarla no es algo que ocurra de un día para otro. El cambio real de mentalidad se produce con:

1. Tiempo

Tiempo para que el cambio eche raíces y crezca algo nuevo. Tiempo para que, poco a poco, esa manera de pensar desplace a la otra.

Igual que para olvidar lo malo, el tiempo es el elemento necesario para cambiar un modo de pensar. Pero no es suficiente, hace falta que pase tiempo y que se produzca una…

2. Inmersión

Inmersión significa rodearnos de gente e influencias que tengan la mentalidad que deseamos adquirir, eso nos sumergirá en ella y nos irá calando.

No hay nada más efectivo. La mentalidad que tengamos ahora ha sido formada por influencias que nos rodean: familia, amigos… así como por las conclusiones que hemos sacado de esas situaciones.

Si nos rodeamos de gente que piensa como deseamos, de otros emprendedores, de lecturas que ahondan en esa mentalidad, nos irá permeando, como la lluvia a la tierra.

Con esa inmersión constante y suficiente tiempo, se cambia una mentalidad.

Y sí, eso implica alejarse de los que no paran de repetir que no te atrevas, que no vales suficiente, que mira lo que te pasa por hacer lo que haces…

A veces, se producen pequeñas epifanías, momentos de claridad en los que lees algo o alguien te dice una cosa, y en tu cabeza se oye un «clic» y notas ese cambio.

Pero las epifanías son caprichosas, no podemos depender de ellas. Tiempo e inmersión es lo que hace falta para cambiar una forma de pensar.

Hasta que ese cambio de mentalidad ocurra, podemos contribuir a él practicando ciertos hábitos, porque al final, aumentar la resistencia a las críticas es una habilidad que se puede practicar.

Y lo haremos de esta manera.

1. Cortando lazos

Si la crítica es destructiva, lo mejor es cortar lazos con la fuente de la misma, cuanto antes. Cortar el contacto con el cliente, el contacto o lo que sea.

Aquí estoy hablando de dos tipos fundamentales de personajes con los que cortar.

1) Los idiotas (y perdón por la expresión, pero es que hay gente que, simplemente, es idiota o se comporta como tal)

2) Los que parecen tener mejor fondo, pero no dejan de agobiarnos y nos cargan de trabajo innecesario o quieren (amablemente en la superficie) que atendamos a demandas que no nos convienen, ni en lo personal ni para el negocio.

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Personalmente he devuelto sin rechistar el dinero a gente que incluso me ha venido un año después pidiendo cosas que no tenían sentido, o he cortado amable y profesionalmente con algunos personajes que decían cosas poco convenientes y eran muy insistentes.

Como emprendedores, a veces no hay mayor placer que despedir de vez en cuando a un cliente insoportable, o cortar las amarras con esa persona que no hace más que arrastrarnos.

Siempre intento ser educado (cosa que veremos más adelante) y siempre intento usar las menores palabras y motivos posibles cuando me comunico. Cuando más corto el mensaje para cortar con la fuente de la crítica, mejor, para que no tengan dónde agarrarse.

No tiene por qué dar todas las razones, no se las debe a nadie. Cumpla con lo prometido y esté en su derecho de decir que no a cualquiera de esos dos tipos de vampiros agotadores.

2. Nunca echar gasolina al fuego

Haga lo que haga, ya sea cortar o ignorar (como veremos después), nunca, jamás, se enoje cuando reciba una crítica.

Esto son negocios, no se lo tome jamás como algo personal, es lo que hacen los amateurs y no los profesionales.

Y si se enoja (que es lo más normal e inevitable, para qué negarlo) no lo muestre. Vaya a una habitación, enciérrese en ella y se desahoga, pero nunca lo haga delante del otro.

Hay un proverbio cierto: «No discutas nunca con un idiota», porque te llevará a su nivel de idiotez y allí te ganará con su amplia experiencia y jugar en su terreno.

No me importa incluso que le insulten.

Si el otro es un desecho emocional, nosotros somos unos profesionales que mantenemos incluso esa mirada algo fría sobre las cosas.

NUNCA, bajo ningún concepto, añada gasolina al fuego.

Si lo hace, el otro ha conseguido lo que quiere y le ha ganado.

Si tiene que responder, hágalo con la más absoluta profesionalidad y unas maneras impecables, mostrando que quiere arreglar el problema o exponiendo sus argumentos con calma.

Si la discusión es pública (porque hay más gente o está a la vista de todos en Internet), deje que los demás sean jueces y aliados suyos, viendo quién es el que pierde los papeles y quién es el que los conserva.

Si hay un consejo importante, es éste. Y si tiene que asumir una culpa, expóngala claramente y sea un adulto que afronta las consecuencias.

3. A veces, la mejor solución es no hacer nada

Esta es una lección de vida que he asimilado hace relativamente poco, pero ya ve, no acabamos nunca de aprender.

Para arreglar muchas cosas, a veces, la mejor solución es no hacer nada.

Yo siempre he sido una persona que ha reaccionado rápidamente a todo, ha querido tomar el control y arreglar lo que pudiera en caso de que surgiera algún problema.

Y es agotador.

Para las cosas pequeñas, lo mejor la mayoría de las veces es no hacer nada. El tiempo pasa y se vienen como van. Para esas personas que hacen montañas de granos de arena, muchas veces lo mejor es no hacer nada. Se les pasa el sofoco, días después vuelven con otra cosa y se les pasa… Y en la mayoría de ocasiones nada importante, con consecuencias prácticas y duraderas, ocurre.

Así que hemos de aprender a no hacer nada, porque esa puede ser la mejor solución.

Especialmente cuando alguien nos insulta, se mete con nosotros, etc, sólo quiere llamar la atención. Esto ocurre sobre todo en redes sociales.

Como a esa persona nadie le hace caso, gritará más, como los niños pequeños, pero en el momento en que consiga que reaccionemos, hemos perdido. Quiere esa reacción de nosotros (y no le importa si es buena o mala) y si ve que la consigue, le chantajeará en el futuro.

¿Ha oído esa frase de que un gobierno nunca negocia con terroristas?

El motivo es que, si lo hace una vez, entonces que se prepare a hacerlo siempre, porque éstos verán que funciona e incentiva a los terroristas a cometer más actos y negociar.

Recientemente vi una chica en una red social que no paraba de meterse con un escritor famoso con miles de seguidores. Esa chica no tenía ni 10 personas que la siguieran, pero subía el tono de los insultos y las críticas, a fin de picar al otro.

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Y picó.

El escrito le contestó y, de pronto, todo el mundo vio la conversación que tenían. Por hacer caso a la que criticaba e insultaba, puso el foco sobre el tema y miles de personas que lo ignoraban lo vieron.

Eso era justo lo que quería la chica, o el trol que hubiera detrás.

Así que, a menos que sea estrictamente necesario, NO haga nada con esa clase de críticas ciegas sin sentido. Solo conseguirá otorgarles importancia.

4. La exposición

Si uno tiene fobia a las arañas, algunas de las prácticas curativas más exitosas pasan por exponerse a la amenaza. Primero estás cerca de una araña muerta en una caja. Luego una araña muerta sin caja, luego una viva en caja…

Y poco a poco te vas condicionando a que eso ocurre y sigues vivo, porque ya hemos visto que el condicionamiento es un fenómeno muy importante.

Nos acostumbramos a todo. Los veteranos de guerra son muy valorados. pero no porque sean más fuertes, disparen con más puntería o sean más inteligentes, sino porque están condicionados y acostumbrados a lo que ocurre en la batalla, de modo que les afecta menos.

Nos acostumbramos a todo y uno de los mayores problemas que he visto, con quien no puede soportar las críticas, es el hecho de que apenas ha estado expuesto a ellas nunca.

Muchos emprendedores con los que me he topado han sido trabajadores que nunca han tenido mucha responsabilidad o estaban en sitios donde ésta se diluía en un equipo con más gente.

Pero, como los dos ejemplos que he expuesto al principio de este material, gente desconocida pasa a estar de repente bajo la mirada de muchos y hay personas que, simplemente, disfrutan obteniendo notoriedad a base de gritarle a los que han conseguido ponerse bajo el foco.

Eso es algo que impacta tremendamente las primeras veces, como si al recluta novato lo mandas a pelear en la batalla más fiera.

Si recibe alguna crítica, léala mil veces, al final perderá el sentido. Léala disociándose de ella, sabiendo que no es nada personal, que es una cuestión de negocios y que, se lo aseguro ya, la mayoría de las veces tiene que ver con algo que le pasa al que critica y no con algo que tiene que ver con nosotros. Léala y cada vez que la lea, ríase.

Al final se hará un veterano cuando se encuentre con el conflicto, a base de exponerse a él y ver que no acabará con nosotros, sino que se pasa y que nuestra mentalidad va cambiando.

5. Pregúntese si esto importará dentro de un año

Ya le digo yo que no, para el 99% de cosas que ocurran.

El tiempo acudirá a nuestro rescate. Está demostrado que tenemos un sistema inmune emocional que hace que, a los tres meses de media, lo malo que nos ocurre no importe, excepto para los sucesos más traumáticos, claro, como muertes cercanas o separaciones de pareja.

¿Pero para el resto de cosas?

Dentro de un año no importará y ya le digo una cosa: Lo que no sea importante dentro de un año, tampoco lo es ahora.

No le puedo garantizar que no vaya a haber momentos malos, críticas ciegas e idiotas, pero sí que algo se puede hacer.

Y que a veces hay un placer en borrar ese correo sin sentido y decir en voz alta: «Esta es la persona más tonta que he conocido nunca

Esa es una habilidad tan importante para gestionar un negocio como lo es el Marketing.

Fuente: https://www.recursosparapymes.com/como-afrontar-y-gestionar-criticas-negativas/

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