¿Has visto o leído alguna vez el discurso motivacional de un cabecilla delante de una tropa alicaída? Me refiero a ese tipo de discurso apasionado y dramático, que dispara la motivación como una catapulta.
Pues ese es el cometido de este post, que seguro que se queda lejos del poderío épico de Braveheart, Gladiator o los famosos 300. Pero eso es porque, entre las arengas que vas a leer, faltan las tuyas.
Pueden encontrarse razones para plantarle cara a la vida y seguir adelante, aun cuando pesen el temor y el cansancio.
Aquí tienes más de 30 escritas en unos minutos. ¿Cuántas serían si se sumaran a las tuyas?
Serían demasiadas como para ignorarlas. Demasiadas como para no levantarte hoy con la determinación que necesitas.
¿Qué te parece si las compartimos?
Porque tropezarás, te caerás, te equivocarás, sudarás, llorarás, vencerás mil tentaciones, encajarás golpes y quizás grites de dolor antes de llegar al final.
Pero lo harás sin haber perdido el valor y sin haber faltado a la promesa que te hiciste. Pase lo que pase, habrá valido la pena.
– Lista publicada en TBM en 2012 y entrada actualizada en 2018. –
¿Tienes buenas y sólidas razones para hacer lo que haces? Súmalas y agárrate a ellas. Te ayudarán a abrirte paso hacia delante.
Cuando tienes buenas razones o, al menos, una razón poderosa, es más difícil que una excusa o una distracción te saquen del camino.
Es más difícil que sucumbas a las dudas o que pierdas mucho tiempo lamentándote. Es más difícil que dependas por completo de los demás para motivarte.
Date esa razón, entonces. Y, si no la encuentras en lo que estás haciendo, considera otras opciones, un camino distinto en el que sí halles una gran razón para recorrerlo.
Porque, cuando tú sabes cuál es la recompensa y esa recompensa es algo que deseas con toda tu alma, nada puede detenerte.
Halla esa razón. Sé consciente de la recompensa. Ten un propósito. Y te moverás hacia delante, venciendo cada obstáculo; dando cada día los pequeños pasos que te acerquen a ella.
Lo que más fuerza puede darte es eso: Una buena razón. ¿La tienes?
Pues ¡agárrate a ella!
A no ser que tengas muy claro cuándo, porqué y cómo retirarte, sigue luchando.
Sigue, aunque la victoria te parezca imposible. Hazlo por ti.
Recompensa más terminar la lucha con algunas heridas, que salir ileso sin darse la oportunidad de llegar al final. Es mucho lo que se crece, mucho lo que se aprende.
Fuente: https://tusbuenosmomentos.com/razones-seguir-luchando/