Tareas urgentes no importantes. ¿Existe tal cosa? Si es urgente debería ser importante también, ¿no?
No siempre es así. En esta entrada vamos a enfocarnos en ciertas tareas urgentes que acaparan recursos (tiempo y energía) que necesitamos invertir en tareas más importantes.
El problema con las tareas urgentes es que, para cualquiera de nosotros, se multiplican con facilidad. Esa es mi impresión. De no poner límites, pasaríamos el día entero de una en otra.
Vivimos tiempos rápidos. A todos nos gusta tener las cosas… ¡ya! Cosa que implica que también nos veamos abocados a hacer muchas cosas … ¡ya! Para que otros también puedan disfrutar teniéndolas de inmediato.
Eso ha hecho crecer la lista de tareas urgentes.
Entre estas, haciéndole caso a la matriz Eisenhower, hay de dos tipos: importantes y no importantes.
En la imagen se corresponden con el Cuadrante I y el Cuadrante III.
Esta es la clave. Las tareas con prioridad máxima son las del Cuadrante I, las que son importantes y urgentes a la vez.
Comparadas en número con lo que hacemos a diario, las tareas importantes y urgentes a la vez son pocas.
Comer, vestirte, entregar el trabajo que te comprometiste a hacer… De ellas dependen tu supervivencia, tu salud, tu futuro.
Algunos de nosotros, además, pasamos actividades intencionalmente al Cuadrante I para asegurarnos de que se quedan hechas cada día.
¿Un ejemplo? El ejercicio físico o la lectura.
¿Son urgentes? No. Tu supervivencia no está ligada a que hoy termines esas tareas. Pero sí son importantes a largo plazo, muy importantes.
Qué frustración con estas tareas, las urgentes que no son tan importantes. A veces se juntan un montón. Y, si no le tiras al estrés de las riendas, se te desmanda.
Reaccionamos a lo urgente. Allá vamos, disparados, sin pensar. Tal vez nos sentimos importantes, porque tenemos muchos compromisos. Pero con este tipo de tareas no hay progreso.
El progreso suele venir con tareas incómodas, difíciles, que asustan… Y, en ocasiones, las tareas urgentes poco importantes sirven como excusa para evitar vérselas con las tareas importantes.
Si no estás dispuesto a recortar compromisos y actividades secundarias, la solución pasa por terminar pronto el trabajo urgente de menos valor.
Yo recortaría. Soy consciente de que, para terminar determinadas tareas importantes, he de dejar otras que también me interesan pero no son tan prioritarias.
A fin de cuentas, como dice Tim Ferris, cuando todo es importante, nada lo es. Si no estableces prioridades, todo parece urgente e importante.
Por mi parte dejo de ir a eventos chulos. Dejo de hablar hoy con unas cuantas personas. Dejo actividades que me gustan…
Así disminuyen las urgencias y puedo volcar más recursos en mis prioridade. Pero tú no tienes que hacer lo mismo.
El lío de hoy va a estropear tu entrenamiento, tu sesión de estudio o impedirá que publiques la entrada del blog cuando te lo propusiste. ¿En serio?
No. Decide que no va a ser así.
Haz ese progreso como sea.
Decide ocuparte de lo importante a como dé lugar. Si hoy, excepcionalmente, te acuestas más tarde, eso es lo que hay.
Mañana te las ingenias para que no vuelva a pasar, para terminar las urgencias o sacar el trabajo de poco valor cuanto antes.
Eso fue lo que a mí me animó a recortar actividades, por cierto. Hace tiempo que no me doy la opción de hacerlo todo.
Fuente: https://tusbuenosmomentos.com/tareas-urgentes-no-importantes/
Por ejemplo ir a ver la Torre de Pisa antes que se caiga no es importante, lo importante es que la Torre siga siendo la maravilla que es. Ante todo la vida es más importante, finalidad primordial.