Por Raúl Alonso.
Sumar el talento multiplica los resultados. Muchos están convencidos de que el trabajo en equipo es una de las competencias trasversales más valoradas por el mercado, sin embargo, siguen siendo mayoría las empresas que anteponen el éxito individual sobre el colectivo, y muchos los profesionales que reservan su mejor hacer y más brillantes ideas para beneficio propio.
Vivimos años de profundos cambios en la gestión empresarial y una de las decisiones que se debe tomar es por qué modelo o modelos de trabajo apostamos.
De cara a la galería no hay duda, “la interdependencia es un valor superior a la independencia”. Así lo explicaba Stephen R. Covey, al incluir el trabajo en equipo como esencial en su influyente Los siete hábitos de la gente altamente efectiva (Planeta, 2015).
Y así lo defendió el divulgador John C. Maxwell en su brillante Las 17 indiscutibles leyes del trabajo en equipo, donde define el equipo ganador con leyes como la de la perspectiva (el fin es más importante que el puesto de cada miembro en la empresa) y la ley del vínculo (para que el miembro más débil no distorsione el resultado final).
Hoy vemos recogidas estas ideas en la mayoría de los principios fundacionales de todo tipo de empresa, de lo que ya no estoy tan seguro es de cómo se aplica.
Razones para defender el trabajo en equipo hay muchas, por citar algunas:
Tradicionalmente también se atribuye al trabajo en equipo una serie de disfunciones, en mi opinión en algunos casos asociadas a una mala aplicación del modelo. En cualquier caso, conviene tenerlas presentes:
Tradicionalmente se cita la teoría de ‘las cinco ces’ para resumir la esencia del trabajo en equipo:
Recogemos algunas consideraciones genéricas, si bien cada equipo debe encontrar su propia dinámica, siempre marcada por la personalidad de sus miembros:
Los equipos de trabajo suelen emplearse para asumir retos concretos, como desarrollo de productos, ampliación de líneas de negocio o de mercados, solución de problemas, etc. Es importante que se sepa definir bien ese objetivo y se establezcan unos plazos de ejecución razonables para su cumplimiento.
Del mismo modo, hay que facilitar los medios necesarios para su consecución. En la medida en que alguno de estos elementos cojeen, se pondrá en riesgo el resultado de su trabajo.
El equipo depende de un responsable ejecutivo de la empresa, no es necesario que esté involucrado en su día a día, pero debe cumplir con una doble misión de supervisión (garantizar que se avanza) y de enlace con la empresa (atender sus demandas, intervenir frente a posibles problemas, etc).
Hay experiencias de grupos totalmente horizontales, pero lo más habitual es que alguien lidere el equipo. Es esencial que cuente con cierto ascendente sobre el resto de miembros, carisma y empuje.
Además debe tener dotes de organización, resolución en la toma de decisión y estar en buena sintonía con un responsable superior, al que reporta los avances y comunica posibles problemas. Es el encargado de cumplir los plazos, de garantizar que la línea de trabajo se ajusta a los objetivos marcados, de repartir responsabilidades y organizar el trabajo diario.
También deberá encargarse, junto al responsable de la empresa, de la elección de los miembros del equipo. Como ya se ha indicado, deben contar con competencias complementarias, pensando que el éxito final no dependerá tanto de las habilidades personales de uno de ellos como de su capacidad de integración, lealtad al grupo y motivación.
Es una cualidad inherente al trabajo en equipo, debe fluir la información y la comunicación en todos los sentidos, tanto dentro del equipo como entre el equipo y la empresa. Esta comunicación es además imprescindible para que todos los miembros se sientan integrados y parte importante del proyecto.
El equipo debe contar con autonomía para tomar sus propias decisiones, pero además es recomendable que éstas sean asumidas de forma colegiada. En caso de conflicto, será el responsable o líder quien tenga la última palabra, pero se debe intentar respetar la diversidad de opiniones.
Si surgieran enfrentamientos irreconciliables entre diferentes miembros, se debe actuar con rapidez de común acuerdo con la dirección de la empresa, antes de que las opiniones se polaricen de forma irreconciliable.
La empresa debe haber fijado de antemano el modelo de evaluación del equipo de trabajo, analizando su rendimiento de forma periódica y a su finalización.
Nadie dijo que trabajar en equipo fuera fácil, aunque sí efectivo: “Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado”, dice un proverbio africano.
Fuente: https://manuelgross.blogspot.com/2016/06/20-elementos-de-las-claves-y-ventajas.html