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Caer siempre en el mismo error y cómo romper el bucle

Una y otra vez repites el mismo error. ¿Cómo puedes romper esa dinámica? O, más bien, cómo podemos.

Tú no eres el único que repite tropezando en la misma piedra.

En esta entrada vamos a ver porqué ocurre y apuntaremos ideas para romper con los tropiezos repetidos, a falta de que los estudios que salgan a futuro nos sugieran más. (Y las usaremos también.)

Ese error en el que vuelves a caer… ¿Otra vez?

  • Dices “Sí” cuando quieres decir “No”.
  • Vuelves a levantarte tarde.
  • Sigues dejando el estudio o la tarea para el último día.
  • No le das esquinazo a la procrastinación y te pones a trabajar.
  • Compras “uno más”, habiéndote prometido otras veces que te controlarías.
  • Bebes “uno más”. Comes “uno más”. Juegas “uno más”… (Otro “uno más” en tu caso.)
  • Etc.

Si ya has visto que las consecuencias de cometer ese error son desagradables, ¿por qué sigues haciendo lo mismo, criatura?

No pasa solo en el amor. Pasa en asuntos variados, importantes y pedestres. Y no te ocurre a ti porque seas un desastre. ¡Qué va! Todos tropezamos.

Hay estudios que dicen que no somos muy buenos aprendiendo del resultado de nuestras decisiones, ni de los aciertos ni de los errores. Pero somos especialmente malos con los segundos.

Eso deja caer este de 2015, de la Universidad de Pittsburgh.

Tenemos más papeletas para NO tropezar de nuevo en la misma piedra (ojo a la info) si recordamos algún éxito clamoroso. Una o dos decisiones muy acertadas.

Por ejemplo. Si quieres madrugar para hacer ejercicio y, cuando llega la hora no sales de la cama, recuerda ese día en el que saliste de la cama venciendo la pereza (tu cumpleaños, el día de navidad… UNO en particular).

No pienses tanto en los días perezosos que llevas encadenados. Porque te van a encadenar a la cama aún más.

Los aciertos (si son poquitos y contundentes) nos ayudan más a evitar el mal paso que la experiencia de los errores anteriores.

¿Por qué ocurre? ¿Por qué los errores nos enganchan de esa mala manera?

  • Porque una vez fueron placenteros.
  • Porque nos atascamos en ellos.

Contemplemos estas dos posibilidades.

El error atado al placer me lleva al tabaco. (Soy exfumadora.) ¿Por qué hay gente que vuelve a fumar, con el daño que hace y con el intríngulis que tiene quitarse?

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En este caso es una adicción. La gente lo sabe. No se puede probar “solo uno” y dejarlo. O no suele salir bien.

Pero quien lo prueba no piensa que pueda re-engancharse. Solo presta más atención y recuerda con más intensidad esas veces en las que lo pasaba bien haciendo… aquello.

Aunque aquello (fumar, en el ejemplo) haya dejado de ser una buena opción.

¿Cómo puedes evitarlo?

El placer del pasado te llama y caes. Un cigarrillo, una rotura flagrante de tu dieta, un pastizal que te gastas…

El consejo típico es: para y piensa antes de actuar.

  • ¿ Qué va a pasar si me reengancho al tabaco? El cigarrillo de ahora me apetece, pero quedarme enganchada con todos los demás, no.
  • ¿Voy a tirar todo el esfuerzo que he hecho para perder peso a la basura?
  • ¿De verdad quiero quedarme con el agua al cuello como otros meses después de un gasto como este?

En realidad no hace falta parar. Eso ya ocurre. Solemos ir más despacio antes de equivocarnos de nuevo.  Los errores nos dejan rayados.

Y, a pesar de eso, recaemos igualmente.

Ocurre, como nos explican en The Atlantic, lo mismo que cuando tenemos una palabra en la punta de la lengua. ¡Dita sea! ¡No sale la condenada por más que te esfuerces!

O cuando estamos intentando meter canasta un rato… ¡Y no hay manera!

Estamos ahí, empeñados, haciendo más fuerte en el cerebro el surco del error. Preguntándonos: ¿Por qué yo? ¿Qué hay de malo en mí? Si otras veces pude, ¿por qué ahora no puedo? (Esas cosas.)

El malestar crece y eso no contribuye con que tomemos una buena decisión.

Entonces, ¿qué funciona?

En el caso de los tiros a canasta y la palabra que tienes en la punta de la lengua sin querer salir, dejarlo para otro día.

Insistir hasta que salga es peor, por lo que acabamos de comentar. Aplícalo a situaciones similares y lo compruebas.

En el caso del error-tentación que caes “solo esta vez”, “solo hoy”… “Venga, que por uno no pasa nada”… aquí tienes unas cuantas sugerencias más:

  • Recuerda lo anterior: una experiencia de éxito clara. Varios éxitos pequeñitos no son efectivos. Necesitas uno grande.
  • Antes de sucumbir, cambia corriendo de actividad y te vas a hacer otra cosa. Esta la suelo practicar yo. Sé que, cuanto más vueltas le dé, más papeletas tengo para caer en el error.
  • El ejercicio físico ayuda: baila, corre, pégale al punching ball. Con las tentaciones “que se comen” basta un paseo de 15 minutos, según un estudio que vimos aquí, para favorecer el autocontrol.
  • Retrasa la recompensa. Ahora mismo actúa según tu plan: No fumes. Madruga. Respeta tu dieta. Respeta el presupuesto… Deja que las emociones amainen un poco sin darte una negativa: “¡Eso no!”
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Parece que una parte de nosotros sigue siendo un niño. Cuando sabemos que no nos conviene hacer algo y nos lo prohibimos, más ganas (conscientes o inconscientes) nos dan de caer.

Espero que estas notas te sirvan, que sumes aciertos… ¡Y que los recuerdes en momentos clave!

Fuente: https://tusbuenosmomentos.com/caer-siempre-mismo-error

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