Pues sí, a veces pasan cosas malas, incluso desgracias que escapan a nuestro control.
En consulta he trabajado con personas que se encontraban en situaciones realmente extremas o traumáticas: por ejemplo se enfrentaban a la muerte reciente de un ser querido como un hijo o una pareja, o a afrontar una grave enfermedad recién diagnosticada, a reponerse después de accidentes que les han dejado incapacitados o con deformidades graves, personas víctimas de estafas, engaños, violencia, accidentes… En otros casos he visto a personas enfrentarse a dolorosos divorcios o separaciones, a perder un trabajo, a la bancarrota financiera, a tener que emigrar (y no por elección propia), y un largo etc. En todos estos casos he visto cómo las personas sacaban una fuerza que ni sabían que tenían, se enfrentaban a las adversidades y se recomponían, e incluso salían fortalecidos en algunos aspectos.
Recuerdo el caso de un chico joven, Pere (Pedro en catalán). Pere tendría unos treinta y cinco años más o menos.
Pere quedó parapléjico a los treinta y un años después de un accidente en moto: el enfrentarse al hecho de que no podría volver a caminar fue inicialmente un terrible trauma para él, como os podréis imaginar.
Era una persona muy activa y muy deportista, solía participar en maratones, le encantaba hacer barranquismo ( de hecho había trabajado en una empresa de deportes de aventura en la provincia de Lleida )… pero cuando acudió a mi consulta no fue por este tema. Yo conocí a Pere varios años después del accidente: estaba felizmente casado hacía un año y esperaban un hijo, continuaba siendo una persona muy activa y deportista: practicaba piragüismo, natación, y tenis adaptado. Me contó que el primer año después del accidente fue muy difícil para él, sobre todo los primeros meses. Contó con el apoyo de su familia y amigos, y si bien pasó por un proceso de duelo, rápidamente comenzó a sentirse agradecido por estar vivo y a centrarse en todas las cosas que podría hacer (en lugar de en las que ya no podría). Se puso en marcha en primer lugar adaptando su entorno y su coche a la silla para recuperar su independencia y libertad de movimiento, buscando opciones para practicar deporte descubrió el tenis adaptado, conoció gente nueva (entre ellos la que actualmente es su mujer) … en fin: se rehizo rápidamente, e incluso salió fortalecido. Me dijo que hacía más cosas, tenía más amistades, y una vida más plena ahora, que antes del accidente.
De hecho Pere estaba en mi consulta por un tema que nada tenía que ver con su paraplejia, me pidió ayuda para gestionar el estrés que estaba viviendo en esos días: estaba sufriendo de ansiedad debido a cambios en su vida laboral y a su próxima paternidad. Acababa de montar su propio negocio junto con un socio y se encontraba algo desbordado, sumado a las preocupaciones de ser padre primerizo estaba bajo una presión que le costaba gestionar, sobre todo porque en las últimas semanas no había podido practicar deporte, y dado que el deporte era lo que más le ayudaba a “soltar” el estrés, la tensión se había ido acumulando. Una de las cosas que me llamó la atención de Pere era su alta capacidad de Resiliencia, trabajamos diversas técnicas para afrontar el estrés de manera más adaptativa, y en muy pocas sesiones conseguimos nuestros objetivos.
La Resiliencia hace referencia a la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas, incluso saliendo fortalecido de las mismas. Son capaces de recomponerse, de reconstruirse.
No todas las personas tenemos esta capacidad: algunas personas lamentablemente no son capaces de sobreponerse ante un trauma. ¿Qué caracteriza a las personas que sí poseen esta capacidad o fortaleza?
Se han realizado numerosos estudios sobre la resiliencia, analizando factores sociológicos, psicológicos y fisiológicos, y estudiando a poblaciones como veteranos de guerra que han sobrevivido a experiencias traumáticas, grupos desfavorecidos, supervivientes de catástrofes naturales, etc.
Algunos aspectos que favorecen la resiliencia parecen ser:
Como acabamos de ver, prácticamente todos los aspectos que se relacionan con la capacidad de resiliencia podemos fomentarlos y aprenderlos (a excepción de un apego seguro si no lo hemos tenido) La mayoría tienen que ver incluso con nuestros hábitos.
Podemos trabajar nuestro autoconocimiento, autoestima, asertividad, crear buenos vínculos emocionales, trabajar nuestra inteligencia emocional, practicar mindfuldness y meditación para tener más conciencia del presente, aprender a manejar la frustración, a racionalizar y a ser flexibles y fomentar el sentido del humor.
Todas estas cosas pueden mejorarse y trabajarse: son habilidades y recursos que jugarán a nuestro favor en caso de tener que enfrentarnos a alguna adversidad en nuestro camino y mejorarán nuestra capacidad de adaptación y superación.
¿Vosotros habéis tenido que poner a prueba vuestra capacidad de Resilencia alguna vez?
Fuente: https://psicologia-estrategica.com/sobrevivir-cuando-las-cosas-salen-mal-la-resiliencia/