Por Golfredo Molina.
En este caso queremos abordar otros temas básicos – pero no por ello, menos relevantes – sobre la importancia de la calidad en una empresa.
El propósito es que, al finalizar esta lectura, tengas más información y consejos para saber cómo y por qué debes gestionar la calidad en tu empresa.
En un mundo como el actual, conectado y globalizado, los retos son cada vez mayores. De manera especial, por la intensa competencia en muchos sectores de la sociedad, tanto a nivel nacional como internacional. Hay competencia en el campo educativo, en investigación científica, en aplicaciones de la tecnología, en el campo militar y, por supuesto, en el campo empresarial.
Las organizaciones que permanecen son la que implementan, entre otras prácticas, la calidad. No solo la calidad de un producto o servicio, sino la calidad en todos sus procesos internos, y en la relación con clientes y proveedores.
Una condición que debe tener todo proceso para conseguir su mayor capacidad de respuesta (rendimiento), es la calidad. Para lo cual debe cumplir normas y reglas que aseguren la satisfacción y necesidades del cliente. Porque todo proceso tiene un cliente al que entrega algo, un producto, un servicio, un insumo…
Como sabes, la calidad dentro de una empresa es un factor clave que produce satisfacción a sus clientes, empleados y accionistas. El fin de la calidad en una empresa es dotar de herramientas prácticas a la organización para una gestión integral. Y si esta gestión es ágil y fácil de ejecutar, ¡mejor!
Un aspecto que debes tener en cuenta en la actualidad, es que resulta necesario cumplir con ciertos estándares de calidad para competir en un mercado cada vez más exigente.
En tal sentido, la calidad en una empresa debe enfocarse en 4 puntos:
Es necesario que las unidades, los departamentos o las áreas funcionales, busquen siempre la satisfacción del cliente.
Cuando el área provee servicios o productos a otra área, dentro de la empresa, la relación es con un cliente interno. Por lo que la búsqueda de la satisfacción aplica igual que para un cliente externo, en procura de mejorar la calidad dentro de la organización. Esto demanda que las áreas deben defender los objetivos de calidad que le corresponden a cada una.
Una manera de lograr esto es hacer un sistema basado en las normas ISO 9000, porque estas buscan la estandarización, con calidad, de todos los procesos dentro de una empresa.
La ISO 9001 es una norma internacional que se aplica a los sistemas de gestión de calidad (SGC). Estos agrupan todos los elementos de administración de calidad con los que una empresa debe contar para que su sistema sea efectivo; que no le impida administrar y mejorar la calidad de sus productos o servicios.
Un punto importante que debes saber es que estas normas son totalmente voluntarias. No existe una entidad gubernamental que las haga cumplir, salvo normas legales similares que por diversos motivos, los gobiernos dictan en el ámbito de sus competencias.
Por otro lado, la ISO como ente internacional de normalización, no tiene autoridad para exigir su cumplimiento. Su adopción es por voluntad, en procura de la eficiencia empresarial.
Podríamos enumerar muchas ventajas que nos brinda la aplicación de las normas ISO en diversos ámbitos de la empresa. Algunas de ellas son:
Si bien la eficiencia empresarial puede ser mejorada aplicando un conjunto básico de buenas prácticas, en el contexto en que se encuentre la empresa; la aplicación de normas como la ISO es una opción importante. Claro está, esto demanda recursos y esfuerzo.
Lo común es que estas normas – o similares – se adopten en empresas que han transitado varias etapas, alcanzando, al menos el funcionamiento estable. Depende del entorno, en buena parte.
Y uno de tales esfuerzos, implica un cambio en la mentalidad de los colaboradores de la empresa. Un cambio cultural en el enfoque de la calidad de cada trabajador y de los accionistas de la empresa.
De hecho, podemos afirmar que la calidad está en la forma de cómo se trabaja diariamente. La clave es que te asegures de que las cosas se hagan bien siempre, desde el primer paso. Cada colaborador debe internalizar la importancia de la calidad en una empresa y en su actividad diaria. ¡Debe practicarla!
Para mejorar la calidad de cada colaborador se tienen que examinar con frecuencia sus actitudes, competencias, compromisos, valores y métodos de trabajo.
Y esta revisión puede lograrse siguiendo algunas pautas como las siguientes:
En la entrega cómo gestionar la calidad en mi empresa (parte 1/2), señalamos que la gestión de la calidad debe desarrollarse desde el inicio. Es lo ideal.
Hablamos, en principio, de una política simple: hacer las cosas bien, desde el mismo momento en que el empresario pone en marcha su empresa. En el 99 % de los casos, será de una manera informal. Lo que no significa que no funcione.
La clave radica en tener presente que toda actividad debe hacerse de la mejor manera posible. Según los medios, conocimientos y competencias que se tengan a la mano. Se trata de hacer las cosas bien, como parte de la cultura organizacional.
Cuando la empresa comienza a crecer en cantidad de colaboradores y en actividades, es importante dar pasos en materia de gestión de la calidad, con mayor formalidad. Esto representa un pilar para avanzar con buen pie.
Fuente: https://www.gestionar-facil.com/calidad-en-una-empresa/