El escucha, por lo tanto, debe validar lo que el orador dice, entendiendo que pueden existir diferencias y brechas entre lo que se dijo y lo que se escuchó. La escucha, valida al orador.
Hemos destinado gran cantidad de recursos y tiempo en preparar a nuestra gente en el desarrollo de la oratoria, la expresión corporal y la transmisión de un mensaje orientado generalmente a influir en el otro. Siempre hemos pensado, desde el modelo tradicional de la comunicación, que el orador o emisor era el sujeto activo y el que escuchaba era el sujeto pasivo.
Pero saber escuchar desde lo planteado lo convierte también en un sujeto activo pues es, el que debe validar lo dicho. El escucha nuevamente activa sus filtros naturales, (propios de cada quién) y escucha como proceso mediante dos acciones: Percibir + Interpretar.
Es entonces como ahora comprendemos que el acto de escuchar de forma efectiva, se compone de factores que a su vez dependen de otras dimensiones y experiencias. El que escucha, más que oír, entonces debe percibir lo que le dicen y además lo debe interpretar; el que escucha es el receptor y es, desde siempre, el que valida lo dicho.
Entonces si esto es así, ¿cómo deben hacerse cargo las empresas para hacer más efectiva las conversaciones internas entre sus colaboradores?
No solo deben ser buenos oradores, sino deben desarrollar una mega competencia que ha sido tradicionalmente, ignorada. Así como las empresas adiestran a buenos oradores, deben adiestrar a buenos “escuchadores”. Una máxima que se desprende de esto es que los que más se quejan de no ser escuchados, es porque tampoco saben escuchar. Se sabe que en el proceso de aprender a escuchar a otros, se comiencen a ser escuchados.
Lo primero es que cuando existe una conversación, cada parte reconozca la existencia del otro. El reconocer al otro, pasa por disminuir las conversaciones internas de cada quién y prestarle atención a las que suceden entre ambos.
Es normal que en una conversación de dos, aparezcan cuatro conversaciones; la pareja con cada uno y las internas. Dependiendo del volumen de las conversaciones internas, la comunicación será más o menos efectiva.
Son:
A través de la ontología del lenguaje como forma de desarrollar esta mega competencia, se puede construir una nueva forma de escuchar y de aprender. Los seres humanos somos básicamente lingüísticos y es a través de eso, que podemos tener impacto sobre lo emocional y lo corporal.
También lo lingüístico nos muestra los juicios que las personas hacen desde su emocionalidad. En fin, todo un nuevo universo de conocimiento que se presenta y que hará sin dudas, más efectivas y eficaces las comunicaciones y las operaciones organizacionales.
Lo mas lógico es que las empresas, en el propósito de desarrollar la competencia del escuchar de su personal gerencial, cuente con el apoyo de coaches ontológicos y positivos.
Fuente: http://www.sm-consultores.com/arte-de-escuchar-las-habilidades-organizacionales-para-percibir-e-interpretar/