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La ética del empresario y la responsabilidad social de las empresas. Su papel en los negocios.

Autores:  MSc. Lic. Yoany Rodríguez Cruz –  MSc. Lic. Magalys Hernández González.

En el desarrollo exitoso de los negocios inciden múltiples factores, pero  existen dos variables que a nuestro juicio son vitales y que están estrechamente vinculadas entre sí y con el resto. Ellas son: el comportamiento ético que deben tener los empresarios, directivos, especialistas, trabajadores y la responsabilidad social que deben ejercer las empresas que intervienen en el mismo.

Estas temáticas han tenido un florecimiento en el ambiente académico y empresarial y  están  siendo tratadas  desde diferentes perspectivas, orientadas  en muchas ocasiones a las pautas que traza la competencia y la propia evolución del concepto de desarrollo, para las  diversas organizaciones  que conforman la sociedad, a las cuales se presenta el reto de:  ¿cómo generar bienestar en sus miembros y contribuir a mejorar las condiciones del entorno donde están enclavadas, respetando  los intereses  de las partes interesadas con las que interactúa ?.

Una de las vías para lograr armonizar  este propósito lo constituye el hecho de desarrollar en sus directivos, especialistas y trabajadores un comportamiento ético basado en valores universalmente aceptados como son: justicia, equidad, integridad, lealtad, vocación de servicio,  que la ayuden y comprometan con la sociedad, a partir de un liderazgo que tenga por base la ética y el trato justo a sus trabajadores, que estos sean capaces de responder y actuar en consecuencia, donde la responsabilidad juega un papel protagónico.

El comportamiento ético de los empresarios debe reinar en el proceso de toma de decisiones, y estar como denominador común en todas las actividades o acciones que desarrollen, logrando con el mismo sensibilizar, comprometer, educar y ser motivo de referencia para el resto de los miembros de su empresa,  con su actuación acorde a los valores identificados y compartidos; estos elementos son imprescindibles para ejercer un liderazgo real en todos los niveles de dirección.

Teniendo en cuenta la importancia de una conducta ética en los integrantes del tejido empresarial, se realizó una intervención en la Asamblea general de Asociados el pasado 18 de abril de 2019, donde se abordaron  entre otros elementos algunos tips o consejos que se deben tener en cuenta para ejercerla correctamente en el ámbito laboral, sin que se conviertan en una camisa de fuerza o una verdad absoluta, pues estamos conscientes que pueden ejemplicarse muchas más.

  • Ser coherentes: Que exista relación entre lo que piensas, dices y actúas es la base para ganarte el respeto del resto de las personas y ser ejemplo, siempre y cuando lo que pienses, digas y ejecutes esté acordes a los valores reconocidos y compartidos por la sociedad donde te desempeñas.
  • Respeta tus decisiones: La toma de decisiones debe estar basada en el conocimiento tanto técnico como de las circunstancias donde se desenvuelvan, dando valor a las mismas mediante el seguimiento y la asunción de las consecuencias  que se deriven. Si tú quieres marcar la diferencia, dale valor a tus decisiones.
  • Asume las consecuencias de tus actos: Las decisiones que tomamos o las acciones que ejecutamos, cuando tienen un impacto positivo, presumimos  de las mismas, pero en ocasiones muchas de ellas no generan el resultado deseado y se convierten en errores, fracasos o consecuencias negativas, en esos casos nos queremos alejar de las mismas,  enterrarlas en el olvido y no nos damos cuenta que asumirlas, enfrentarlas y buscarles alternativas de solución  son parte también del comportamiento ético que debemos tener.
  • Diferencia lo correcto de lo incorrecto: Ser capaz de identificar aquellos hechos o acciones que afecten los valores y las normas sociales compartidas por los miembros de tu empresa o sociedad y combatirlas enérgicamente hasta corregirlas y revertir la situación, es un comportamiento necesario para los negocios.
  • Promueve la justicia: Buscar que en las decisiones que tomes o en las acciones que ejecutes esté presente el respeto a la legalidad, así como analizar, enfrentar y actuar de manera transparente y sin favoritismos, determinadas situaciones que se generan en los negocios, incluso conflictos que se producen entre los miembros de la empresa, buscando siempre mediar en ellos en interés de los valores y las normas legales aprobadas.
  • Evita expresar criterios de las personas ausentes: En ocasiones emitimos opiniones negativas de personas con las que interactuamos y que no están presentes y no tenemos el valor de expresarlo de frente y mirando a los ojos. Esa práctica no es aconsejable para un buen manejo de los negocios.
  • No defraudes la confianza que depositan en ti: No divulgar información o decisiones que te comunican en un ambiente colaborativo y de confianza , es una conducta esencial en los negocios, siempre y cuando dicha información esté acorde a los valores, reglas y normas aceptadas y compartidas por la sociedad. Ser reservado, no notificar información sensitiva sin autorización del implicado también contribuye al éxito.   
  • Respeta las opiniones ajenas: Escuchar los planteamientos del resto de los miembros de la organización de manera pausada, sin fanatismo, promoviendo un intercambio basado en las experiencias y visualizando estas opiniones como oportunidades de mejora son un elemento dinamizador en el éxito de los negocios.
  • Cumple siempre tu palabra. Llega a las citas que acordaste a tiempo y preparado, y entrega tu trabajo en tiempo y forma. Haz que tu reputación como alguien fiable te acompañe. En un entorno de incertidumbre, tus clientes y  colegas apreciarán la estabilidad que representas.
  • Ayuda a las personas: Una misión fundamental de cualquier directivo es, además de alcanzar buenos resultados económicos, lograr que el lugar de trabajo sea un espacio en el que los trabajadores puedan desarrollarse como personas. Un buen ejecutivo debe eliminar las acciones que puedan mover a otros a actuar de manera egoísta. Para ello es necesario desarrollar una cultura del diálogo en la empresa, y crear confianza y compromiso  con el resto del equipo.
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Todo este actuar ético se manifiesta a través de acciones socialmente responsables que deben desarrollar las empresas no como elementos aislados sino como parte de su programa estratégico de desarrollo y del compromiso con la implementación de sistemas de gestión normalizados como herramientas para llevar a planos superiores los resultados del negocio. No podemos hablar de un comportamiento ético si no somos responsables socialmente y viceversa, por lo que son dos categoría indisolubles. 

La responsabilidad social de las empresas es un  concepto que posee disímiles expresiones y enfoques  en la literatura académica  actual, los cuales hemos tomado como referencia unido a las  experiencias que hemos obtenido con su aplicación práctica, para llegar a una definición que asumimos como: 

Responsabilidad Social Empresarial  (RSE): Las decisiones o acciones que se ejecuten de manera ética, consciente,  transparente, proactiva y lícita  por las organizaciones, encaminadas al bienestar de sus miembros, las partes interesadas con las que interactúa y el entorno donde se desempeñan, buscando la mejora continua y asumiendo las consecuencias y comprometiéndose con las soluciones de las que lo requieran.   (Elaboración propia).

La RSE busca pasar de buenas intenciones a buenas acciones

Para ejercer una correcta responsabilidad social empresarial es vital comprender el enfoque dialéctico que se genera con ella y alrededor de ella, por tal motivo la analizamos en dos dimensiones: la interna y la externa.

La dimensión interna de la responsabilidad social empresarial , está orientada al funcionamiento interno de la Organización, o sea cómo se gestiona la misma para alcanzar los objetivos trazados,  el trato que se le brinda a sus trabajadores, los valores compartidos,  las relaciones laborales que se manifiestan, las prácticas operacionales que implementan y las condiciones de infraestructura (materiales, financieras, humanas)  que poseen para lograr materializar su objeto social, o sea la organización debe mirarse por dentro primeramente para saber si está siendo consecuente con los postulados de ética y responsabilidad, ya que a veces nos encontramos con instituciones que realizan acciones caritativas o benéficas muy reconocidas y sin embargo a su interior son violados los derechos de sus integrantes o contaminan el medio ambiente con su proceso productivo.

La dimensión externa: Toda organización para ejercer una correcta acción de responsabilidad social, debe tener en cuenta las necesidades, problemáticas del entorno o comunidad donde se desempeña, conocer el ámbito sociocultural que le rodea, las expectativas que tienen los ciudadanos para con su desempeño, incluso identificar hasta las opciones de mejora que se pudieran implementar en aras de alcanzar una sociedad próspera y sostenible.

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La clave para que las empresas ejerzan efectivas acciones de responsabilidad social está en la habilidad que posean las mismas para efectuar una combinación positiva de ambas dimensiones, o sea apoyarse en aquellos aspectos fuertes de su funcionamiento, en las potencialidades que a lo interno poseen para enfocarse en lo que a esa sociedad/entorno/país/sector/comunidad/familia necesita  realmente, solo así estaremos seguros de estar utilizando los recursos financieros, materiales y humanos del que disponen, en el destino de impacto que se requiere, pero para eso hay que tener una visión integral de sí mismo y del entorno que te rodea, sin esa combinación se corre el riesgo de que nuestras acciones de responsabilidad social no tributen al bienestar inmediato y futuro de la sociedad.

Es importante tener presente que los planes de acciones de responsabilidad social que se elaboren en las organizaciones no solo tengan esta combinación positiva que ya hemos planteado, sino que también tienen que tener implícitos el respeto a la legalidad establecida, uno de los principios fundamentales, unido a un  análisis de riesgos que siempre tiene incluida toda acción humana a la que está dirigida y es en ese sentido que debemos enmarcar los indicadores para medir el impacto de los planes de acción de responsabilidad social. Bajo este enfoque es que se genera una dialéctica interesante, pues si la sociedad donde vive el trabajador mejora, entonces  sus condiciones de vida mejorarán y este a su vez va a estar más comprometido y motivado a desempeñarse correctamente, lo que generaría  una mejora en la Organización  y si esta es más efectiva, entonces la sociedad incrementa su prosperidad y se genera un ciclo de desarrollo dialéctico entre ser humano-organización-sociedad.

El gráfico que aparece a continuación ilustra la dinámica explicada en los párrafos anteriores:

 

 

En nuestra experiencia en la elaboración e implementación de planes de acciones de responsabilidad social organizacional, que tienen como base el fomento del comportamiento ético siempre hemos partido de dos interrogantes fundamentales: ¿Su Organización está en condiciones de realizar acciones para ejercer una correcta responsabilidad social? o ¿verdaderamente su organización está ejerciendo una correcta responsabilidad social?.

La metodología de diagnóstico que hemos elaborado y la batería de indicadores  identificados para medir el impacto, serán motivos para próximos trabajos que serán publicados, con lo cual queremos sembrar un camino de socialización de experiencias prácticas que contribuyan a dar  respuestas a aquellas  organizaciones que deseen adentrarse en la implementación de  este importante y sostenible tema para la preservación de las conquistas y las garantías futuras para nuestros negocios y la sociedad en general,  como lo es la ética de los empresarios y la responsabilidad  social de las empresas.

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Autores

MSc. Lic. Yoany Rodríguez Cruz.  Licenciado en Educación y Máster en Administración   de Empresas. Jefe del Grupo de Negocio y Mercadotecnia de la Empresa de Proyectos de Arquitectura e Ingeniería de Matanzas (EMPAI).

MSc. Lic. Magalys Hernández González.  Licenciada en Educación y Máster en Administración   de Empresas. Asesora de la dirección general de la Empresa de Proyectos de Arquitectura e Ingeniería de Matanzas (EMPAI).

 

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