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¿Cómo? ¿Qué tu no te dedicas a vender?

Por Miguel Ángel Díaz Escoto

Si lees de nuevo el título del post quizás pienses: “Este artículo no es para mí, yo no me dedico a vender nada”. Pero si lo analizas de esa forma, quizás caigas en un error ya que, aunque en tu tarjeta de visita no figuren los términos “agente comercial”, “distribuidor”, “representante”, “vendedor”, “key account manager” o cualquier otro término que implique que te dedicas profesionalmente a vender productos o servicios, esto no significa que no inviertas gran parte de tu tiempo en intentar influir y persuadir sobre las personas que te rodean.

Si acudimos al diccionario, vender proviene del latín vendita y se centra en la acción o efecto de traspasar la propiedad de algo a otra persona tras el pago de un precio convenido. Si nos quedamos exclusivamente con esta definición, excluiremos muchísimas acciones donde lo que se traspasa es algo intangible, una idea, una opinión, un argumento, etc.

Al analizar las estadísticas, descubriremos que entre un 10% y un 13% de las personas en diferentes países (Como EEUU, Inglaterra, Australia o Japón) se dedican profesionalmente a comercializar productos y servicios para que sean adquiridos por otras personas. Sin embargo, si observamos el concepto de la venta desde un enfoque mucho más amplio, nos daremos cuenta de que todos somos vendedores en mayor o menor medida, lo único que ocurre es que nos dedicamos a realizar una venta indirecta, o a vender sin vender.

Acaso no es un intento de venta aquella vez que pretendías convencer a tu hija para que se terminara la cena, o aquella otra en la que pretendías persuadirla para que comiera mucha más fruta. Y la vez que estando en la puerta del cine hiciste aquellos dos comentarios positivos sobre la película que querías ver para conseguir que tus amigos escogieran dicho film para verlo esa tarde. No es acaso esta una venta encubierta de algo intangible, ya sea una necesidad o una preferencia.

Quizás debamos de ampliar la definición de vender y la orientemos hacia el acto de traspasar o transferir la propiedad de un elemento (ya sea tangible o intangible) a otra persona, a cambio de la cuál, se percibirá una contraprestación, que puede ser a su vez, tangible o no.

Algunos expertos aseguran que nos pasamos aproximadamente el 70% de nuestro tiempo tratando de convencer, persuadir o influir a las personas que tenemos a nuestro alrededor. Y esta estadística no se refiere solo a las personas que se dedican profesionalmente a la venta, sino a cualquier profesional, sea cual sea su profesión.

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De echo, intenta recordar como ha sido tu última jornada laboral. ¿Cuántas veces has pedido algo a algún compañero con la firme intención de que acceda a dártelo? ¿Qué argumentos has utilizado? ¿Has propuesto alguna idea en tu última reunión departamental? ¿Cómo presentaste la idea?

Nos guste o no, todos nos pasamos el día vendiendo, aunque no nos ganemos la vida profesionalmente con ello, de ahí que nuestros clientes, terminan siendo aquellas personas que nos rodean: compañeros, jefes, proveedores, colaboradores, familia, amigos, etc. Que no exista transacción económica, no significa que no vendas más a menudo de lo que piensas…

Fuente: https://miguelangeldiaz.net/como-que-tu-no-te-dedicas-a-vender/

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