Por Ruth Remesnitzky
Lo que no se conoce, no se controla.
Lo que no se controla, no se gestiona.
Lo que no se gestiona, no se mejora.
Hoy intentaremos ayudarlo a que mejore la gestión con sus recursos y herramientas, por medio del control de variables que conoce y son medibles.
Definir una buena estrategia de negocios conlleva a identificar los riesgos asociados y ponderarlos, para saber donde poner mayores esfuerzos y controles.
Es importante definir y documentar los procesos debido a que ordena las tareas y asigna adecuadamente las responsabilidades y optimiza las habilidades para alcanzar los objetivos de la organización.
Hay procesos principales que son los que responden a qué se dedica la empresa, y procesos que apoyan a los mismos. Para definir un proceso debemos responder a cuatro preguntas básicas. ¿Quién, cómo, dónde y cuándo? Observo con frecuencia pymes con elevados niveles de facturación que no tienen claramente definido sus procesos, todos hacen un poco de todo, lo que trae superposición de funciones, no hay un responsable referente por área, y como consecuencia disminuye la credibilidad frente a clientes, proveedores y entidades financieras.
Definir claramente las roles, funciones y responsabilidades de cada integrante, y la interacción de los miembros, permite conocer donde estamos parados para mejorar y lograr el resultado final: incrementar la rentabilidad, potenciar las ventas y captar mayor cantidad de clientes. El equipo de personas que integra la empresa es un recurso clave, detectar que los motiva y genera un mayor compromiso para la organización le permitirá multiplicar los resultados. Capacitarlos y permitirles crecer dentro de la pyme profundizará el sentimiento de pertenencia y gratificará con creces los costos incurridos a tal fin.
Evitar una situación antes de que suceda es mejor que recalcular el rumbo.
Un factor clave para garantizar un mecanismo exitoso en la toma de decisiones es contar con un sistema de gestión ágil, adecuado y confiable, que procese toda la información y genere reportes.
El tablero de control es una herramienta que puede convertir a la información en conocimiento está conformada por un conjunto de indicadores cuyo objetivo es diagnosticar, seguir y evaluar adecuada y periódicamente la situación de una empresa.
Es un proceso de gestión de conocimiento, que actúa como un sensor mediante la definición previa de los estándares y objetivos a alcanzar.
Al implantar el tablero de control se utilizan criterios de medición e indicadores que se traducen en información valiosa para dirigir. Su armado exigirá que definamos objetivos de control y podamos compararlos con los resultados reales y en base a la detección de desvíos definir acciones correctivas.
Existen cuatros tipos de tableros
Algunos de los indicadores utilizados son los siguientes: solvencia, nivel de endeudamiento patrimonial, liquidez corriente, ingresos, margen bruto, retorno sobre inversión, participación de mercado, incremento de clientes, rentabilidad de clientes, costos, rotación de inventario, ciclo de facturación y cobranza, entre otros.
Cada indicador debe de tener metas y acciones definidas para alcanzarlas. Se deben utilizar exclusivamente los indicadores que proporcionen información relevante para la toma de decisiones y facilitar el proceso de seguimiento.
En resumen el tablero de control sirve para alinear horizontal y verticalmente la ejecución de la estrategia y encauzar a la empresa hacia los resultados proyectados. Es una excelente herramienta para mejorar los resultados de la empresa.
Porque, como dice Peter Drucker, “la planificación a largo plazo no se ocupa de las decisiones futuras, sino del futuro con las decisiones actuales”.
Fuente: https://www.eleconomista.com.ar/2018-08-como-mejoro-el-control-de-gestion-de-mi-pyme/