Es difícil sentirse satisfecho con el éxito material si a uno no le gusta lo que hace; si a uno no le agradan las personas con las que trabaja; o si, a pesar de estar conforme con las tareas y los colegas, uno pasa demasiadas horas con ellos y no le queda tiempo para otras cosas.
“Mantener una vida complicada es una buena forma de evitar cambiarla”, argumenta la especialista Elaine St. James, “en la medida en que nuestro trabajo sea tan vital como para que seamos incapaces de ponerle freno, tampoco podremos fijar la atención en nuestras propias vidas. Nada es más peligroso que disponer de muy poco tiempo”.
No se puede amar la vida si se detesta el trabajo
En una época en la que el trabajo es cada vez más personal, la actividad cotidiana se a convertido en una fuente importante de satisfacción. Y no se trata de una verdad interior, sino de resolver un problema matemático. William B. Gartner hace este simple cálculo: “Digamos, de manera conservadora, que uno trabaja 40 horas semanales, 50 semanas al año, durante 50 años. Eso suma 100.000 horas de trabajo. ¿Existe alguien que quiera pasar 100.000 horas realizando una tarea que no le brinde satisfacciones? El tiempo es lo más valioso que uno posee.” Es la única limitación real a la que la gente se enfrenta. No el dinero, sino el tiempo.
La gente tiende a confundir sus objetivos (¿Que me gusta hacer?), sus ideales (¿Estoy cómodo con la manera en la que me conduzco?) y los resultados deseados (¿Qué puedo lograr?). Si se desenmarañan esas preguntas, y se comparan las respuestas con el talento y la habilidad que cada uno tiene, se habrá iniciado el camino hacia el éxito. Es necesario experimentar” dice Robin Hirschberg quien fue director de entrenamiento en la sede de Lehman Brothers de Londres.
No se puede amar el trabajo si se lo hace con gente inepta
Si deseamos obtener mayores satisfacciones laborales, debemos negociar mejores relaciones con la gente con la que trabajamos. Larry Smith sostiene que es imposible definir a una tarea como satisfactoria sin considerar a la gente con la que se la realiza. “Gran parte del éxito se debe al trabajo en equipo. Toda tarea que genere satisfacción exige la participación de alguien más. Esa es la razón por la cual trato de elegir con quien trabajar. Eso no es arrogancia, es confianza. Si uno ha encontrado su lugar en el mundo laboral, es porque es bueno para ese trabajo; y si uno es bueno tiene la libertad de poder elegir con quien lo hará.”
Aunque sea bueno, el trabajo puede resultar demasiado
Tenga en cuenta esta advertencia: “En su lecho de muerte, nadie deseó haber pasado más tiempo en la oficina”
David Nedler, quien es uno de los consultores en management más influyentes del mundo, comprende que el éxito tiene sus costos. “Crear una empresa es desgastante. No es que uno esté siempre trabajando; es que uno se siente culpable si no trabajo. Alcanzar el equilibrio significa decir que no. Los equipos de trabajo nunca podrán ser tan importantes como nuestras familias; los colegas nunca podrán ser tan importantes como nuestros amigos; las empresas nunca podrán ser tan ricas, tan maravillosas, como la gente que las integra. Somos más importantes que nuestras organizaciones”.
Fuente http://altadireccion.com.ar/nadie-puede-amar-la-vida-si-detesta-su-trabajo/