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No es la suerte, eres tú…

por Merce Roura

 

Tienta la suerte.

Rompe el saco con toda la avaricia que puedas, con todas esas ganas que acumulas de vivir en ti. Porque de una vez por todas te has dado cuenta de que lo mereces… Que no era avaricia sino ilusión y hasta hoy no te habías permitido sentirla.

Abre el cajón donde guardas todos tus desengaños y vacíalo de una vez, aunque duela, aunque algunos recuerdos al salir te arañen la cara y sean sal en tus heridas.

Dí que no, aunque moleste.

Dí que sí, aunque parezca una locura.

Cancela todas tus citas, porque hoy has quedado contigo.

Para todos los relojes porque a partir de ahora, siempre vas a tener tiempo para ti.

Sal del círculo en el que te paseas una y otra vez dando vueltas y esperando que la vida te rescate…

Sal del armario de la resignación y apuesta fuerte por lo que deseas pero sin dejar que eso que deseas te haga esclavo.

Camina encima de las aguas de tu inconsciencia, cae si hace falta, sumérgete hasta el final para darte cuenta de que siempre has flotado, de que siempre llevaste un salvavidas, en realidad.

Apuesta por ti. Sé egoísta si eso te supone ser una prioridad en tu vida, que ya te toca. Y date cuenta, por favor, que eso no te hace amar menos ni dejar de tender la mano, al contrario, te sirve para hacerlo con más fuerza y sentido. Para amar de verdad y no con el piloto automático.

Que no pase nada si no llegas o no lo alcanzas, porque lo que importa es este acto de amor a ti mismo… Porque no eres lo que consigues, eres el entusiasmo que fabricas para dar cada paso.

Deja de escuchar a los presuntos sabios y mira lo qué hacen los gatos.

Observa los árboles como crecen altos y fuertes desde una semilla…

Deja de buscar tu destino y encuentra tu lugar en el mundo, tu misión…  Y si no la ves, ahora, no te culpes, no te agobies, no te exijas, vive.

Hazte preguntas inquietantes, incómodas, pero no te obsesiones con las respuestas.

Cuando llegues a un lugar nuevo, pregunta por todos los locos, los frikis, los incomprendidos…

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Aunque no entiendas qué pasa en tu vida, no te apures, no siempre hay que comprender para poder experimentar. Hay muchas cosas que no se comprenden con la cabeza, sólo con las vísceras. Las palabras muchas veces nos acotan, nos limitan, nos etiquetan… Etiquetan lo que somos y lo que sentimos, lo que vemos y lo que creemos… Si juzgas lo que eres, lo recortas… Si juzgas tu proceso de cambio, lo frenas.

Deja que la curiosidad te lleve de la mano.

Agudiza el olfato.

Doma a la bestia que hay en ti, pero hónrala siempre. Que sepa que la respetas, que la amas, que aprendes mucho de ella. Que sepa que sin la bestia, no tiene sentido el ser humano que te habita.

Sé fácil. No renuncies a ti, pero no batalles por lo absurdo, por lo que no importa… Ábrete a lo desconocido.

Deja de preguntarte por qué y baila. Sin saber cómo, sin contar pasos, sin música.

Camina, aunque no veas el camino, aunque no tengas claro que haya suelo ni cielo, aunque el miedo te cuente que no vas ninguna parte y el viento te traiga recuerdos de un pasado en el que te detuviste a llorar.

Llora. Llora cuánto necesites. Nunca acumules lágrimas ni ganas de soltar tu dolor. Que tu tristeza y tu rabia sean maravillosas y te guíen hacia ese lugar donde están asumidas y superadas… Que tus debilidades sirvan a tus fortalezas para amarte y aceptarte. Que lo que ocultas se haga tan evidente que ahora sea tu estandarte…

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Ama tu sombra porque es la comadrona de tu luz.

Ama tu miedo porque te permitirá volar.

Corrige tu vuelo o tal vez deja que se tuerza a ver dónde te lleva.

No hagas más planes, siente y déjate llevar un rato. A menudo, los errores nos llevan al camino correcto.

Deja de culparte y reprocharte por lo que no has sido y conseguido porque todo fue necesario. Que no te lo cuenten, vívelo.

Haz algo ahora que cambie para siempre tu rumbo, algo que queme todas las naves y no te permita regresar a tu dolor, a tu cansancio, a tu rincón del miedo más que para aceptarlo y sacar algo bueno de él.

Quédate justo en este momento presente y deja de juzgarlo y menospreciarlo, no busques más por ahora, no lo veas como un trámite sino como un objetivo, que no sea sólo el camino sino también la meta.

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La vida sólo te pide que estés presente. Que la notes, que la sientas, que la vivas. Que llegado el momento digas que sí.

Tienta  la suerte y descubre que no es la suerte, eres tú.

Fuente https://mercerou.wordpress.com/2019/11/04/no-es-la-suerte-eres-tu/

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