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Las distorsiones cognitivas de la empresa

Por Carmen Mora Lorenzo

Hace poco cayó un magnífico libro en mis manos que habla sobre culturas innovadoras en la empresa. Al adentrarme en él, descubrí cómo se me encendía una bombilla en mi interior. Siempre he considerado a la empresa como una persona, y su comportamiento, casi siempre, encuentra un símil con lo humano… y es que no hay que olvidar que la empresa está compuesta por personas, y sin ellas, no sería nada, sencillamente no existiría.

Se podría decir, y cito a Carrión, J. (2009) que “la cultura de la empresa es algo parecido a la personalidad del individuo, que se manifiesta en los valores, las normas, las CREENCIAS, las FORMAS DE PENSAR, y, evidentemente, en los COMPORTAMIENTOS compartidos por el grupo…”.

Sin lugar a dudas, he querido resaltar en mayúsculas aquellas palabras clave que quisiera resaltar en este post. Y es que incluso aquí se encuentran verdaderas similitudes con aspectos psicológicos humanos, que si bien, en el campo de la psicología cognitiva parecen bien trabajados y estudiados, ¿por qué no son extrapolados y aplicados al campo de la empresa?… no lo entiendo.

Fijaros, si en los momentos en los que nos encontramos podemos decir que vivimos una situación de crisis, a veces llamada depresión económica, porqué no podemos decir que nuestras empresas tienen depresión? Y por qué no las tratamos como personas depresivas que quieren salir de ese agujero?… supongo que habrá que plantearse llevar a cabo terapias en ese camino, no? Porque si algo está fallando, es el modelo de empresa actual, que debe cambiar y adaptarse a los nuevos tiempos, al nuevo entorno, más dinámico.

Es la cultura de la empresa la que debe dar un giro sustancial, creo que es la clave, en definitiva, hace falta que cambie su personalidad… y, por qué?… sencillamente porque mira la realidad con ciertas distorsiones, como si el entorno no hubiera cambiado desde hace más de 50 años, sigue encerrada en su mundo, comportándose de la misma manera que siempre, cuando las necesidades han cambiado… se podría decir que la empresa no ha madurado su personalidad, que se ha quedado en la infancia.

A ver, en el terreno de la psicología, Ellis, A. (1955) es considerado como el maestro de las terapias cognitivo-conductuales, el cual, comenzó el desarrollo de la identificación de las denominadas distorsiones cognitivas, que no son más que esquemas equivocados a la hora de interpretar los acontecimientos, generándose consecuencias negativas en la persona (también le puede ocurrir a la empresas como persona que es) tales como por ejemplo alteraciones emocionales, conflictos en las relaciones, etc.

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Veamos cada una de ellas desde un punto de vista organizacional:

1. Perfeccionismo: creencias que se mantienen de forma rígida e inflexible. La empresa actuaría de la siguiente manera: “esto lo hago así porque siempre se ha hecho así”, o bien “es necesario que esto se haga así”.

2. Catastrofismo: se piensa y se espera que va a suceder una catástrofe de un momento a otro sin tener motivos razonables. En este caso, hablaríamos de una empresa que no arriesga (no sólo en capital, sino en ideas) porque tiene una visión futura muy negativa, en definitiva, una empresa que no deja que fluyan nuevas oportunidades simplemente por miedo a fracasar.

3. Negación: es la tendencia a negar los problemas, las debilidades, los errores. Aquí estaría la empresa pasota, que no analiza la raíz de sus problemas, quizás por miedo a no saber cómo afrontarlos. Es una conducta de evitación, sin más. Muy infantil, todo hay que decirlo.

4. Sobregeneralización: es la tendencia a pensar y creer que si algo ha ocurrido una vez, seguirá ocurriendo muchas veces. A esto lo llamo ser cobarde y algo retardado, claro que si, pues en el mundo de la empresa, las mismas variables que han confluido en una ocasión es muy difícil que vuelvan a confluir para que ocurra lo mismo, dificilísimo, en fin…

5. Etiquetas globales
: lo que hace es etiquetar a una persona por una o dos características, que ni tan siquiera tienen porqué ser objetivas, ni mucho menos. Esto lo suelen hacer las empresas con aquellas otras de la competencia… subestiman! o… magnifican! al enemigo, según ellas.

6. Negativismo: se tiende a agrandar o magnificar los aspectos negativos y a obviar los positivos, tanto de si mismo como de los demás. Huelga comentar que en el seno de una empresa es muy difícil que se fijen en las cosas buenas de sus miembros, a menos que sea para rentabilizar los beneficios, pero poco más.

7. Polarización: es el típico pensamiento de todo es blanco o es negro, pero no admite los diferentes grises. Esto le ocurre a muchos directivos, sin pararse a pensar en las miles de posibilidades que esperan fuera… y dentro.

8. Razonamiento emocional: consiste en dejar que otros decidan por nosotros. Cuántas veces se ha hecho lo que la competencia hacía, simplemente porque si lo hace es bueno, sin llegar a hacer ningún tipo de cuestiones?… qué fuerte, esto es lo mismo que contratar a un especialista de la competencia para que haga exactamente lo mismo en tu empresa. Craso error.

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9. Sesgo confirmatorio: se perciben y se recuerdan las cosas sesgadamente para que encajen con las ideas preconcebidas. Esto me suena a manipular la cultura organizacional para llegar al fin preestablecido por los superiores.

10. Leer el pensamiento: consiste en creer que se sabe lo que piensan los demás y por tanto saber predecir su comportamiento…. Bueno, hasta cierto punto, esto parecería fruto del espionaje industrial, pero, aunque es bueno saber anticiparse a la competencia, habría que dudar antes de tus pensamientos hasta que logres confirmaciones reales.

11. Personalización: es pensar que lo que hacen o dicen los demás tiene que ver contigo. Esto parece como una manía persecutoria… quizás la empresa se pueda librar de esta distorsión, quién sabe 😉

12. Filtraje: se escoge algo negativo y se excluye el resto. Normalmente corresponde con obsesiones, por ejemplo, si has tenido una mala experiencia, tan sólo una, centrarte en ella y olvidar las buenas. Hay empresas estancadas por vivir situaciones similares… qué le vamos a hacer, se han marcado, bien por sí mismas, o bien porque las demás la han marcado de esa manera. Qué rabia.

Con esto, tan sólo quisiera provocar algo de pensamiento crítico, quizás en busca de alguien con buenos conocimientos capaz de desarrollar mejor todo cuanto he expuesto, dar que pensar, animar y…a compartir ideas de manera abierta.

Fuente: El péndulo en movimiento

Carmen Mora Lorenzo es economista y Directora técnica de Neurona (nexo de la Universidad de Huelva con empresas). Algunas de sus publicaciones se detallan en Dialnet

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