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¿Qué lecciones dejan los fracasos? Aquí te damos 8

Por Carmen Luna

Unos helicópteros chinos a control remoto fueron el primer sueño de Abraham Cabrera, quien hace 14 años se endeudó para comprar 100 y venderlos en una expo en la Ciudad de México. la historia fue un éxito… por tres días.

Logró colocarlos en tiendas departamentales y jugueterías, pero solían regresarle casi todos por su mala calidad. Algunas personas no le pagaron. Después de unos años y de perder parte de su inversión, dejó el proyecto.

En el 2011, después de casarse, se mudó a Salzburgo, Austria, y consiguió un trabajo del cual fue despedido meses después. “Me dijeron que mejor regresara a México. El orgullo, una hija en camino y empezar de cero me dieron ánimos.” Con sus ahorros decidió importar productos orgánicos. La licencia tardó un año, pero tampoco era un gran negocio. El emprendedor pensó en desistir y regresar.

“Un día vi un local vacío cerca del centro de Salzburgo, el dueño me lo ofreció. Lo hice un café y tienda de diseño” y así surgió Die Cabreras, restaurante mexicano enclavado en una de las principales zonas turísticas de Austria.

Los emprendedores enfrentan una realidad común: las probabilidades de fallar son altas, pero esto no debe abrumarlos, sino impulsarlos a cultivar su resiliencia y entender que deben reinventarse constantemente. En México, el 98% de las empresas son micro, pequeñas y medianas (mypymes) que generan más del 70% de los empleos, pero sólo contribuyen con el 52% del Producto Interno Bruto.

En promedio, la esperanza de vida a nivel nacional de un negocio es de 7.8 años, pero varía según el sector económico, el estado y el municipio en el que se encuentren, de acuerdo con la investigación Esperanza de vida de los negocios en México del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

De 100 nuevas empresas en el sector manufacturero, solo 40 sobreviven al quinto año de vida; en el sector comercio, la cifra es de 66, y en los servicios privados no financieros, sólo 36. De esta manera, 65% de los negocios muere al quinto año, según el promedio nacional.

A nivel estatal, Tabasco tiene la menor esperanza de vida del país, con un promedio de 5.3 años; en Guerrero, es de 5.7 años; en la Ciudad de México, la esperanza es de 7.8 años, y en Yucatán de 9.1.

Barreras internas

El informe Doing Business 2017 del Banco Mundial ubica a México en el puesto 90 de 190 países en cuanto a la facilidad para hacer negocios. La apertura de una empresa lleva en promedio 7.8 trámites que toman 8.4 días. México encabeza a los países de América Latina en el ranking, pero, pese a que el gobierno ha implementado un programa para que la constitución de mipymes se dé en cuestión de 24 horas vía internet, esto aún no se refleja en una mejora en el ranking.

Los emprendedores en México pueden enfrentar varias dificultades para abrir su negocio. Entre las principales destacan: corrupción, altos impuestos, bajo nivel de acceso a financiamiento, delincuencia, cargas administrativas y falta de información.

Estos factores desmotivan y bloquean el crecimiento, lo que hace que sólo dos de cada 10 mipymes sobrevivan después del segundo año de operaciones, de acuerdo con un informe del Observatorio Nacional del Emprendedor y del Failure Institute, el brazo de investigación de Fuck Up Nights, un movimiento de emprendimiento.

La corrupción es el elemento que más afecta a los emprendedores debido a todos los problemas que conlleva. El estudio señala que la corrupción ha afectado al 55% de las mipymes: mientras que 12% de ellas pagaron un soborno, el promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos es de 8%. Los sobornos recortan 15% del capital disponible por año.

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Las razones por las que pagan sobornos son varias y van desde acelerar un trámite hasta obtener un contrato público. “Un Estado de Derecho débil es un factor con el que remamos contra corriente, en particular, con la forma en la que podemos ejercer contratos. Es más fácil que alguien quiebre si no le pagan”, dice Fernando Lelo de Larrea, cofundador del fondo de capital emprendedor ALL Venture Partners y socio de Fondeadora.

Los países en vías de desarrollo generalmente presentan más quiebras y su esperanza de vida es menor, dice Leticia Gasca, directora ejecutiva del Failure Institute. Para muestra de ello, señala, en México sólo sobreviven el 25% de las empresas al segundo año de vida; en Colombia, el 41%; en Argentina, sólo 7% llega a los dos años; en Chile, 25% desaparece en el primer año, y en Estados Unidos, el 30% no llega a los tres años.

Datos del Journal of Business Venturing Insights arrojan que, luego de un fracaso, 65% de los emprendedores que se vuelven a aventurar en un nuevo negocio no tenía más que una sola experiencia. El 57% es un emprendedor ‘serial’, es decir, ya ha tenido varias experiencias al emprender, en tanto que 29% de quienes lo intentan una vez más operan más de un negocio a la vez.

Vivir es fallar

Una persona que es despedida o una empresa que quebró suelen ser satanizadas en una cultura en la que el fracaso se concibe como una debilidad, pero éste no es más que la realidad de la existencia y debe superarse. Alguien que fracasa y está dispuesto a aprender de su infortunio puede tener una resurrección exitosa, ya que sólo los emprendedores que son capaces de aprender de sus errores salen avante.

“El fracaso no puede estar asociado con una narrativa de pérdida, sino de aprendizaje, y cada vez más los grandes emprendedores y visionarios tienen esta narrativa después del fracaso”, dice Margarita Mayo, profesora de liderazgo en la IE Business School de Madrid. El fracaso es algo inherente al emprendimiento, pero siempre le dejará las mejores lecciones al emprendedor que está dispuesto a resurgir.

“El fracaso es parte del camino. Emprender es un proceso de autoconocimiento y de definir qué riesgos estás dispuesto a asumir. Si tu negocio fracasa, tienes que seguir adelante y a lo mejor es la oportunidad de hacer otra cosa en la que tengas más posibilidades de éxito”, dice Gasca.

Para sobreponerse del fracaso no sólo se necesita pasar por un proceso de duelo y aceptarlo; también se requiere de una mentalidad resiliente, capaz de adaptarse a escenarios perturbadores o a estados y situación adversas.

“La palabra clave para asociar con el fracaso es el aprendizaje (…) En la medida en que digas yo ya experimente esto, ya aprendí estas condiciones, te motiva a decir: la próxima vez lo haré mejor”, dice Lelo de Larrea.

Los especialistas coinciden en que un fracaso es la oportunidad para entender qué fue lo que falló y cómo superarlo. Pero lo cierto es que el emprendedor debe sentir verdadera pasión por lo que hace, estar plenamente seguro que el proyecto en el que está involucrado es lo que quiere hacer.

“No puedes parar de aprender, no puedes quedarte estancado. Cuando no tienes impulso del fracaso es un motivo de alarma porque luego los problemas vienen de golpe y de manera inesperada”, dice Mayo.

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Los fracasos más comunes

Los emprendedores tienen que enfrentar aspectos como un alta regulación, crisis económicas, nuevos competidores o cambios legislativos y, en varios casos, altos niveles de inseguridad, que muchas veces los obligan a cambiar su ubicación o cerrar. Por eso los especialistas coinciden en que los factores de personalidad o una inteligencia emocional deficiente en el emprendedor son determinantes para el fracaso.

De acuerdo con Mayo, el fracaso se debe a que los emprendedores no saben adaptarse y se resisten al cambio. “Cuando los escuchas contar sus fracasos es más común que le echen la culpa al mundo, pero cuando contestan una encuesta en la que se ven obligados a aterrizar por qué su negocio fracasó es más sencillo ver que fue a causa de factores internos”, dice Gasca.

Fernando Lelo de Larrea considera que una de las principales razones del fracaso entre los emprendedores es que su oferta no es apreciada por el mercado, es decir, no resuelven una necesidad o su idea es poco innovadora. Para Mayo, otra de las causas es la falta de visión o estrategia, esto es, no pensar en el largo plazo.

“Muchos de ellos pierden de vista el aspecto internacional del mercado. El buen emprendedor ve cosas que muchos no ven. La visión es el factor más importante y la falta de ello lleva al fracaso”, dice la académica del IE Business School.

Además de las anteriores, el Failure Institute identificó en una encuesta otras cinco causas para el fracaso de los emprendimientos:

1. Ingresos insuficientes. Gran parte de los emprendedores fracasó porque se le acabó el dinero, esto es, su negocio no les dejó lo suficiente para mantener el nivel de vida al que estaban acostumbrados.

2. Falta de indicadores. Pocos prestan atención a las razones financieras de la empresa, algunos ni siquiera saben si tienen utilidad o pérdida al final del ejercicio, ya que no llevan la contabilidad.

3. Falta de análisis. Un análisis de los procesos de la empresa puede evitar que muchas fracasen en aspectos tan básicos como ver si sus clientes están satisfechos. Sin análisis, es común que los errores se repitan de forma constante.

4. Planeación deficiente. Varios emprendedores suelen contar con un plan de negocios que está basado sólo en supuestos. De acuerdo con Gasca, la experiencia ha demostrado que una buena planeación se basa más en el modelo CANVAS, que permite ir ajustando el plan.

5. Problemas en la ejecución. Es la más difícil de prevenir y habla de un emprendedor que ya tiene experiencia, que es un buen líder, pero que no ejecuta adecuadamente su plan de negocios.

Lecciones desde el fracaso

El fracaso debe ser visto como un escalón más en el camino al éxito y los emprendedores deben aprender de lo que los hizo fallar.

Para superar las principales causas de fracaso los especialistas recomiendan:

1. Conocer el mercado en el cual desenvolverán su nuevo negocio, esto es, hacer una investigación de mercado.

2. Tener una visión a futuro, si bien, la sostenibilidad es muy difícil, es muy importante tener una visión a mediano y largo plazo para tener una visión a futuro del mercado.

3. Ahorrar el dinero suficiente para vivir uno o dos años para poder enfrentar los gastos inevitables, mientras que la empresa rinde frutos.

4. Contar con un contador de planta que esté al corriente de los procesos financieros de la empresa y evitar sorpresas, como notar que están hundidos en deudas o no tienen dinero para pagar a sus empleados o proveedores.

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5. Evitar la idealización de su negocio, de lo contrario, no podrán analizarlo de forma objetiva.

6. Dejar de lado la planeación excesiva y optar por un plan de negocios que puedan ir modificando de acuerdo a la realidad.

7. Para evitar problemas en la ejecución deben comprobar si sus hipótesis también son lógicas para el cliente final.

8. “Hay muchos que no aprenden de su fracaso y creo que eso se debe a que pensamos que aprender del fracaso es algo automático, pero la experiencia demuestra que, para realmente aprender sí hay que hacer un proceso consiente y analizar qué fue lo que sucedió”, comenta Gasca.

Uno de los primeros pasos para superar el fracaso es aceptarlo y no ocultarlo ni a los socios, inversionistas, empleados o a la familia, ya que esto puede acarrear problemas mayores.

Gasca aconseja cultivar la resiliencia emocional y practicar la atención plena o mindfulness, un entrenamiento mental para evitar navegar en pensamientos catastróficos. “Dicen que la resiliencia es más importante que el coeficiente intelectual y lo que más incide en ésta es la forma en la que interpretamos las cosas que nos suceden.”

Otra recomendación es crear una red de confianza con amistades o familia, ya que las personas más resilientes son las que tienen conexiones sociales más fuertes.

También es recomendable hacer un proceso post mortem con los involucrados en el negocio para evaluar qué fue lo que no funcionó y qué se puede aprender. Los resultados de esto deben ponerse por escrito para que las lecciones aprendidas no se olviden.

“Las probabilidades de fracaso son altísimas y la idea es cómo quitamos este estigma de que el fracaso es algo malo”, dice Lelo de Larrea, quien indica que si bien no se trata de celebrarlo, debe ser tomado como un aprendizaje.

Además de la pasión por emprender en algo que realmente esté convencido, el emprendedor también necesita ser original, tener una identidad que lo diferencie de otros. “Mi concepto es simple: IDENTIDAD.

Todos tenemos una, pero a veces queremos ser o copiar al otro”, dice Abraham Cabrera, quien en su un nuevo restaurante en Salzburgo planta y cosecha lo que sirve, usa mobiliario de artesanos zapotecos y gran parte de los productos que vende son elaborados por pequeños productores mexicanos.

Cabrera, ahora de 34 años, ha conseguido algo que para muchos emprendedores puede resultar difícil de imaginar: reinventarse en otro país, con una cultura diferente y otro idioma. Su nueva meta en el mediano plazo es emprender una vez más, pero ahora en México. Él sí aprendió del fracaso y vivió para contarlo.

Fuente: https://escuelapararicos.net/que-lecciones-dejan-los-fracasos-aqui-te-damos-8/

 

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