Por Jennifer Delgado Suárez
Hay personas agotadoras. A secas. Sin paliativos. Estas personas consumen nuestro tiempo, energía y a veces también nuestra paciencia. Después de ese encuentro nos sentimos cansados psicológicamente, como si hubieran aspirado nuestra energía emocional.
Sus actitudes y palabras nos agotan, por lo que estas personas terminan convirtiéndose en auténticos saboteadores de la calma, el equilibrio, la positividad y, en última instancia, de nuestra felicidad. Por desgracia, no siempre somos conscientes del impacto de este tipo de vínculos en nuestra salud psicológica, de manera que seguimos arrastrando su influjo negativo.
Existen diferentes comportamientos que pueden producir ese drenaje psicológico, por lo que podría hacerse referencia a distintos perfiles agotadores:
Las personas agotadoras se pueden encontrar por doquier: en el trabajo, entre nuestras amistades y, por supuesto, en el seno de la familia. Absorben nuestra energía positiva para alimentar su inagotable hambre de negatividad, dejándonos agotados, exhaustos e infelices. Se comportan como un “camión de basura emocional”; es decir, llevan consigo una enorme carga de emociones negativas que vuelcan sobre la primera persona que encuentran.
Estas personas suelen cargarse de miedos, rencores, prejuicios y pensamientos negativos. Cuando su «contenedor emocional» está a punto de desbordarse, proyectan toda esa negatividad sobre los demás, llegando a provocar un auténtico contagio emocional.
De hecho, psicólogos de la Universidad de Harvard comprobaron que las emociones negativas se transmiten mucho más rápido que las positivas siguiendo un patrón de propagación bastante similar al de los virus. Por cada amigo que experimente emociones negativas, nuestras probabilidades de sentirnos infelices se duplican.
Otro estudio llevado a cabo en la Universidad de Florida reveló que cuando somos víctimas de actitudes groseras y rudas, somos más propensos a responder de la misma manera en otras situaciones, una actitud que podemos arrastrar durante toda una semana.
Eso significa que las emociones “negativas” no solo son más intensas, sino también más duraderas, provocan una respuesta más fuerte y pueden influir negativamente en nuestras actitudes, decisiones y comportamientos. Por eso no es extraño que relacionarnos con personas pesimistas, rencorosas o estresadas termine pasándonos factura.
Ante todo, es importante ser conscientes de que toda relación está compuesta por dos personas, lo cual significa que existen diferencias individuales en lo que cada quien considera agotador o drenante. Para una persona puede ser agotador relacionarse con gente que se queja constantemente, pero otras pueden tener más dificultades para lidiar con los comportamientos narcisistas. Por tanto, es importante que conozcamos nuestro umbral de aceptación y seamos conscientes de aquellos comportamientos y actitudes que más agotamiento psicológico nos generan.
Las expectativas son una de nuestras principales fuentes de frustración. Cuando tenemos que lidiar con personas agotadoras, necesitamos reajustar nuestras expectativas. Pensar que todo el mundo debe ser amable, empático y dispuesto a ayudar es simplemente poco realista, por lo que debemos comenzar a aceptar que hay personas que son más egocéntricas, pesimistas o no saben escuchar. No se trata de etiquetarlas sino precisamente de ir más allá para descubrir otras cualidades positivas. Al fin y al cabo, nadie es completamente malo ni completamente bueno. Nosotros también podemos ser agotadores en determinados momentos.
Las personas que nos rodean y con las que nos relacionamos a diario, terminarán ejerciendo un enorme influjo sobre nuestro estado de ánimo, lo queramos o no. Por eso, es importante que seamos más selectivos a la hora de elegir a quienes forman parte de nuestro círculo de confianza e influencia. Eso no significa que debamos cortar relaciones con las personas que nos agotan, pero podemos dosificar y espaciar los encuentros, de manera que podamos lidiar mejor con sus consecuencias.
Las personas no pueden leernos el pensamiento, por lo que es importante brindarles retroalimentación. Muchas veces las personas agotadoras no son plenamente conscientes del impacto de su comportamiento, por lo que hacérselo notar puede ayudarlas a mejorar en su relación con los demás y consigo mismas. Sin recurrir a recriminaciones ni culpabilizaciones innecesarias, podemos explicarles lo que no nos gusta y proponer una manera más asertiva de relacionarse. Se trata de tender puentes y buscar puntos en común pero sin perder de vista los límites.
Fuente: https://rinconpsicologia.com/personas-agotadoras/?utm_source=feedburner&utm_mediuemail&utm_campaign=Feed%3A+blogspot%2FkmEG+%28Rinc%C3%B3n+de+la+Psicolog%C3%ADa%29