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La rentabilidad en las empresas familiares

por Carlos Folle

Las empresas familiares son la forma más frecuente de organización empresarial en el mundo, que contribuye de forma significativa a la creación de bienestar (Burkart, Panunzi, Schleifer, 2003). A partir de esta observación surgen varias preguntas: ¿Qué es lo que caracteriza o hace a una empresa familiar? ¿Cómo comparan los rendimientos en una empresa familiar respecto a una no familiar? ¿Qué es lo que explica las diferencias en esos rendimientos? Dedicaremos este artículo a revisar la literatura que a la fecha muestra evidencia más contundente sobre estas interrogantes.

¿QUÉ CARACTERIZA A UNA EMPRESA FAMILIAR?

Si bien hay múltiples definiciones de empresa familiar, varios autores coinciden en que la propiedad es la que define. Cuando la o las familias propietarias poseen más del 50 % del capital accionario, se puede considerar una empresa familiar. Sin embargo, existen empresas familiares donde el capital accionario de la o las familias es menor al 50 %, pero continúan siendo empresas familiares (Chua, Chrisman, Sharma, 1999). Lo que las caracteriza es que, a pesar de no tener la mayoría accionaria en la propiedad, continúan teniendo mayoría en el directorio —típicamente cuando existen varias clases de acciones— y, por lo tanto, la influencia que tienen a través de la dirección de la empresa continúa en manos de la o las familias.

Por otro lado, hay un elemento clave que distingue a las empresas familiares, además de influencia, que es la voluntad de continuar con el legado de el o los fundadores. La evidencia indica que una amplia mayoría de las empresas familiares tiene esta meta, ya que los propietarios familiares tienen la firme intención de transferir la propiedad y la gestión a la siguiente generación (Miller, Steier, Le Breton-Miller, 2003).

Por qué estudiar este tema. La investigación sobre empresas familiares está motivada por la creencia de que el involucramiento a distintos niveles de la familia en las empresas impacta de manera significativa en los procesos organizacionales y en las políticas empresariales, determinando que estas empresas sean, por lo tanto, distintas de las no familiares (Chrisman Chua, Sharma, 2005). 

¿CÓMO COMPARAN LOS RENDIMIENTOS DE LAS EMPRESAS FAMILIARES RESPECTO DE LAS NO FAMILIARES?

En el índice S&P 500, las empresas familiares tienen mejores rendimientos que las otras integrantes del mismo índice (Anderson, Reeb, 2003). Sin embargo, otros estudios más recientes (O’Boyle, Pollack, Rutherford, 2012) demuestran que no hay diferencias significativas entre los rendimientos de las empresas familiares y las no familiares. Es decir, hay campanas para los dos bandos.

Dyer (2018) explica que, en realidad, hay un error en la formulación de la pregunta de investigación y que la misma no debería dirigirse a cuestionar si los rendimientos son distintos y un tipo de empresa lo hace mejor que otras, sino en qué condiciones o circunstancias es que las empresas familiares tienen mejores rendimientos. 

¿QUÉ EXPLICA LAS DIFERENCIAS EN LOS RENDIMIENTOS?

Longevidad de los CEO. Hay evidencia de que en las empresas familiares los CEO o gerentes generales tienen una longevidad mayor en el cargo (en promedio, 15 años) que los CEO de las empresas no familiares, donde el promedio es de cinco años. Hay varias explicaciones a este fenómeno. Por un lado, las empresas familiares se caracterizan por tener un “capital paciente” que no espera retornos descomunales en el corto plazo. Por lo tanto, en los directorios —que representan los intereses de los accionistas— hay mayor aversión al riesgo y sus miembros no exigen a sus CEO retornos altos inmediatos. Además, en promedio los mantienen en el cargo durante más tiempo. En cambio, en una empresa no familiar la longevidad en el cargo de un CEO es mucho menor, ya que el directorio siente la presión de los accionistas de exigir al CEO retornos mayores. Y si no los proporciona, lo cambian.

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LAS EMPRESAS FAMILIARES SE CARACTERIZAN POR TENER UN “CAPITAL PACIENTE” QUE NO ESPERA RETORNOS DESCOMUNALES EN EL CORTO PLAZO.

Quién es el CEO. Anderson & Reeb (2003) encontraron que cuando un miembro de la familia es el CEO, la rentabilidad es mayor que cuando no es de la familia. Uno de los argumentos que explica esto es que existen menores costos de agencia (Chrisman, Chua, Litz, 2004), por aquello de que el “ojo del amo engorda el ganado”. A esto se le suman los ahorros en supervisión por evitar contratar a terceros (Miller, Le Breton-Miller, 2006).

También hay evidencia de que las empresas familiares pagan menos que las no familiares en los cargos de mayor jerarquía, compensando menor remuneración por mayor longevidad en el cargo, (Gómez-Mejía, Larraza-Kintana, Makri, 2003). Asimismo, Villalonga & Amit (2006) encuentran que la participación de la familia en la empresa agrega valor cuando el fundador es el CEO. Sin embargo, dicha participación destruye valor cuando el CEO familiar no es el fundador. Particularmente, cuando se dan algunas de las siguientes situaciones: falta de monitoreo, control o supervisión, dar trabajo en la empresa a familiares poco competentes e incurrir en gastos desproporcionados o no apropiados. (Hoopes, Miller, 2006).

Profesionalismo en la empresa familiar. Vinculado a algunos de los puntos anteriores, Sciascia & Mazzola (2008) encuentran que las empresas familiares son menos rentables cuando los miembros de la familia involucrados en la gestión son poco profesionales, menos competentes para llevar adelante el negocio y, a su vez, incurren en prácticas negativas, como pueden ser: sueldos desproporcionados al rol para familiares en la empresa, nepotismo, pago de dividendos especiales y conflictos dentro de la empresa entre miembros de la familia. La ausencia de estas conductas negativas normalmente lleva a resultados positivos.

Balance de poder. Patel & Cooper (2014) encuentran que en la medida en que hay un mayor involucramiento en los altos cargos, tanto de dirección como de gestión de terceros no familiares, se produce un mayor grado de igualdad en el poder estructural entre directivos familiares y no familiares. Esto lleva a una mayor identificación de los directivos no familiares con la empresa, también llamada “propiedad psicológica”, una menor rotación de los mismos y, en consecuencia, a mejores resultados.

Capital de supervivencia. Dyer (2006) encuentra que el capital (llámese tiempo, dedicación, conocimiento, costos de oportunidad, garantías, préstamos personales o integración de capital) que la familia está dispuesta a utilizar en épocas de vacas flacas es lo que sostiene a las empresas familiares en los momentos más difíciles  En las empresas no familiares esto no sucede. A su vez, este nivel de compromiso repercute favorablemente en las relaciones con proveedores y clientes y permite establecer y/o conservar relaciones muy fructíferas, de largo plazo en el mercado (Dollinger, 2005), lo cual se traduce en ventajas competitivas.

Capital socioemocional. El capital socioemocional se refiere a los resultados no monetarios que son buscados por las familias dueñas y gestoras de una empresa. Esto abarca varias dimensiones: control e influencia por parte de la familia, identificación de la familia con la empresa, vínculos sociales cercanos entre los familiares como resultado de la propiedad compartida en la empresa, involucramiento emocional entre los familiares con la empresa, y mantenimiento de la vigencia de estos vínculos de generación en generación (Dyer, 2018). Los propietarios de la empresa familiar pueden percibir a sus empresas como muy exitosas cuando su apreciación del capital socioemocional en la empresa es alta, aunque los resultados económicos sean más bien modestos. La evidencia sugiere que esta variable —complementaria a la anterior— tiene una relación positiva con la resiliencia de la empresa (Minichilli, Brogi, Calabro, 2016).

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LOS PROPIETARIOS PUEDEN PERCIBIR A SUS EMPRESAS COMO MUY EXITOSAS CUANDO SU APRECIACIÓN DEL CAPITAL SOCIOEMOCIONAL EN LA EMPRESA ES ALTA.

Interacciones dentro de la familia y normas familiares. El estudio anterior resalta que la manera en la que la familia elige a los sucesores en la empresa afecta los resultados económicos. Por un lado, las familias que priorizan la primogenitura como criterio (elegir al hijo mayor como sucesor), tienen un mayor capital socioemocional que aquellas en las que el sucesor elegido no es el mayor. Sin embargo, las empresas donde las familias eligen por primogenitura tienen una menor rentabilidad que aquellas donde el sucesor no es el hijo mayor.

Orientación emprendedora. Revilla, Pérez-Luño y Nieto (2016) observan que, debido al peso del capital socioemocional, las empresas familiares tienen una clara vocación de traspasar el legado del fundador a la siguiente generación. Sin embargo, más allá de coyunturas adversas en el entorno —como pueden ser las crisis económicas o problemas en la arena competitiva—, las motivaciones para hacer frente a estos problemas pueden diferir. Hay familias que lo hacen con sumo cuidado porque el riesgo de fracasar tiene consecuencias tanto económicas como socioemocionales.

EL RIESGO REPUTACIONAL DE FRACASAR ES ENORME. ESTO TIENE IMPLICANCIAS EN EL NIVEL DE RIESGO QUE LA FAMILIA ESTÁ DISPUESTA A TOMAR.

El riesgo reputacional de fracasar es enorme. Esto tiene implicancias en el nivel de riesgo que la familia está dispuesta a tomar y en la proactividad e innovación que está dispuesta a desarrollar en la empresa. La evidencia indica que cuando la familia está involucrada en la gestión y los niveles de iniciativa emprendedora son menores, los niveles de riesgo de fracaso de la empresa son menores. Sin embargo, cuando aparecen mayores niveles de iniciativa emprendedora —ya sea de parte de terceros no familiares o de nuevos miembros de la familia—, esto puede llevar a mayores niveles de conflicto que, si no se resuelven, pueden poner en riesgo la continuidad de la empresa.

En conclusión, la evidencia sobre la rentabilidad de las empresas familiares respecto de las no familiares es variada. Lo que sí se puede afirmar es que hay condiciones de distinta naturaleza que explican cuándo y por qué las empresas familiares son más rentables que las no familiares. Las que hemos explorado en este artículo son solo algunas. Hay muchas más que merecen ser estudiadas en profundidad para dar mejores explicaciones a estos resultados.

BIBLIOGRAFÍA

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Sciascia, S. & P. Mazzola (2008), “Family Involvement in Ownership and Management: Exploring Nonlinear Effects on Performance”, Family Business Review, 21, 4, 331-345.

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Fuente https://www.hacerempresa.uy/la-rentabilidad-en-las-empresas-familiares/

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