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7 retos a la zona de confort (y sus beneficios) que puedes hacer hoy mismo

Por Denis Leyton

Hace poco descubrí la historia del holandés Wim Hof, mejor conocido como The Ice Man, un hombre que entró en depresión después de que su mujer se suicidara.

Ahí empezó una búsqueda que le llevo a conocer culturas ancestrales y a someterse a retos a la zona de confort brutales que desafiaban la ciencia moderna, como por ejemplo:

  • Nadar en el Polo Norte durante horas
  • Someterse a una inyección de una endotoxinay ni siquiera tener síntomas
  • Entrenar a 12 personas para que superaran esos mismos retos

De hecho, ese hombre se hizo famoso en el mundo entero por unas hazañas que obligaron a la ciencia a actualizarse.

Aunque en este artículo no te voy a proponer que te bañes en el Polo Norte, sí hay algo parecido

De hecho, una de las bases de ese método es la segregación de adrenalina para que, de esa forma, consigas cosas que antes de intentarlo ni siquiera te veías capaz.

Por eso me alegré mucho cuando Denis Leyton, autor del blog Yomasmas, me dijo que quería escribir aquí un artículo sobre los retos a la zona de confort que él mismo se había propuesto.

Hacer cosas distintas a las que estás acostumbrado es una forma perfecta para conocerte y crecer poco a poco como persona.

Personalmente, ya hice algunos retos como el de la ducha de agua fría (algo que ya hago a diario) o tumbarme en un lugar público, pero hay otros que cuestan más

Y tú, ¿te atreves a expandir tus límites? Te dejo con Dennis y me comentas

Fuerza, coraje y confianza es lo que ganas por cada experiencia en la que realmente te detienes a mirar al miedo en la cara.” – Eleanor Roosevelt

Esto de ser tímido e introvertido puede ser agobiante y desalentador en muchos casos, pero es también una excusa perfecta para sacar el Kaizen que hay dentro de ti.

La mayor parte de mi vida le huí a casi todo aquello que me pondría incómodo, sujeto de burlas o de miradas despectivas.

En mi adolescencia era el típico chico delgado (bueno, ¡todavía lo soy!), con pocos amigos, que se sentaba al fondo del salón en el colegio y con un complejo que me hacía darme la vuelta cada vez que oía una risa detrás mío, pensando que tenía algo que ver conmigo.

¿Quién me iba a decir que 20 años después sería un blogger que además de escribir artículos sobre superación personal, le encantaría grabarse en frente de una cámara para compartir su conocimiento con los demás?

Aquellos años fueron difíciles, pero fueron exactamente lo que necesitaba para comenzar el camino de crecimiento y mejora constante del que Edu habla con tanta pasión en este blog.

Y la clave de todo, pienso yo, fue el aprender a salirme de mi zona confort. De forma perseverante, paciente y persistente.

Muchas veces porque no tenía otra alternativa (ya sabes, esas veces en que la vida te da una bofetada en la cara y te dice: “Vale, ahora te toca a ti”), pero en muchas otras, porque fui yo el que escogió salirse de su zona confort a voluntad.

Es algo que llamo “Encarar el miedo con miedo” y marcó un punto de inflexión en mi autoestima, en mi desarrollo personal y en la forma en que vería el mundo. Y quisiera contarte mi experiencia usando esta técnica con 7 ejemplos claros.

Espero que te animes a probarla

Popularidad: cero

Uno de los (tantos) problemas de nuestra sociedad es que se nos insta, como ciudadanos, a mantener un cierto código de conducta y estilo de vida.

De hecho, cualquier persona que haga algo fuera de esas líneas es tachado como bicho raro.

¿A este que le pasa?”, “Se volvió loco”, “Qué ridículo…”.

Y no digo que deberíamos todos salir desnudos por las calles a lo Arquímedes, pero sí a que intentes desafiar un poco el status quo en el marco de lo “normal”.

¿Cómo?

Retándote a ti mismo a salir de tu propia zona confort en momentos en que NO lo necesitas.

Cuando te atreves a retar tu zona confort, a expandirla fuera de sus límites y lo haces de forma constante y perseverante, muchas cosa empiezan a suceder:

  • Tu valentía aumenta.
  • Tus miedos se disminuyen.
  • Tus creencias empiezan a cambiar. Tus creencias limitantes empiezan a decaer.
  • Te crees capaz de lograr más cosas. Lo imposible empieza a parecer posible.
  • Y como dicen mis queridos amigos españoles, te entran unas ganas enormes de “comerte al mundo”.

Todo esto me empezó a suceder en Noviembre del 2013, cuando empecé a retar mi zona confort en momentos en que no lo necesitaba para nada… pero ahí estaba la magia.

Para ese momento ya tenía cierta experiencia viviendo fuera de esa zona o al menos de la de la mayoría que me rodeaba…

  • Trabajé como voluntario en Kansas, EE.UU. por un mes en una Y.M.C.A. (un movimiento social juvenil muy popular en ese y otros países) siendo guía en un campamento diurno para niños.
  • Había hecho viajes del trabajo en solitario a lugares como Moscú, Johannesburgo, Atenas, Tiflis (Georgia), Kiev o Estambul, donde también aproveché para turistear un poco.
  • Me había mudado de Costa Rica a Viena gracias a un relocation de mi empresa y viví ahí por 3 años y medio en una cultura super diferente a la mía.
  • Tuve una relación a distancia (10.000 km. de distancia para ser exacto) con una chica rusa por más de un año, que aunque fue retador al principio, al final funcionó y hoy estamos casados (hablando una mezcla de ruspanglish a diario por cierto).

Pero esto fue en su mayoría por decisiones grandes que tomé en ciertos puntos de mi vida.

Así que cuando me retaron a encarar el miedo con miedo haciendo cosas más simples del día a día, por alguna razón, no lo vi tan sencillo como subirme a un avión e irme al otro lado del mundo.

Pero hoy en día es una de las mejores herramientas que conozco para fortalecer tu “músculo de la valentía” . Lo mejor es que podemos implementarla a diario, y en muchos casos, sin tan siquiera salir de casa, y abajo te doy 7 ejemplos.

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Pero primero algo importante…

No hace falta irte de viaje para salir de tu zona confort

Sin duda alguna una de las cosas que más me ayudaron a expandir mis límites mentales y fortalecer ese “músculo de la valentía» fue visitar otros países y conocer otras culturas.

El irme de mochilero nunca fue algo que me atrajera, pero por fortuna, la única empresa para la que trabajé por 7 años me mandó de viaje numerosas veces.

Eso sumado a las escapadas que me daba desde Viena me ayudaron a visitar más de 20 países.

Y lo sé lo sé, no es lo mismo irte de viaje solo a que vayas trabajando, pero todos estos viajes me abrieron los ojos, me ayudaron a conocer infinidad de personas diferentes y me hicieron adoptar una nueva vida.

Pero no hay que irnos tan a los extremos…

Hoy en día cuando pensamos en salirnos de nuestra zona confort, especialmente entre jóvenes, lo que muchos piensan es en precisamente irse de viaje. Solos. Como mochileros o de alguna forma del tipo “Renuncio. Tomo mis ahorros. Nos vemos en 3 meses”.

Eso está bien. Pero no es la única forma.

Una de las frases más famosas de Eleanor Roosevelt fue “Haz algo que te de miedo todos los días” y si te vas de viaje es muy posible que afrontes miedos, dudas y preocupaciones a diario…

¿Pero cuándo vuelves de viaje? O mejor aún, ¿qué pasa si no tienes los medios para irte?

Es ahí donde el retarte a ti mismo, mediante pequeños retos a tu zona confort, es un aliado perfecto de cualquier persona que desee optimizar su vida sin importar su edad, su salario o su localidad.

Pero bueno, ¿cómo funciona esto de los retos a tu zona confort?

7 Retos A Tu Zona Confort Que Puedes Realizar Hoy Mismo

La idea con estos retos es realizar algo que no estás acostumbrado a hacer, algo que normalmente no harías o algo que no te atreverías a hacer.

Ya sea por el miedo a hacerlo, por las creencias negativas de lo que crees podría traer o por sencillamente temor a hacer el ridículo.

El resultado es que una vez que lo hagas:

  • Derribes una de esas creencias limitantes
  • Te des cuenta que lo que creías que era espantoso no lo era tanto
  • Tengas mayor confianza sobre tus capacidades
  • Te des cuenta de que los pasos que debes tomar para lograr lo que deseas están de verdad a tu alcance – si te atreves a ir por ellos

Aquí te van 7 ejemplos de retos que yo he hecho y que te ilustrarán mejor este concepto.

Reto 1: La infame ducha fría

La mayoría estamos tan pero tan acostumbrados a darnos una ducha con agua caliente, que el mero pensamiento de exponer nuestro cuerpo a una ducha fría rara vez nos cruza la mente.

Y si el agua caliente dejara de funcionar en nuestro hogar, lo que preferimos es sencillamente no bañarnos, ¿verdad? ?

Por eso el día que me retaron a darme un duchazo con agua fría, viví en tormento hasta la mañana siguiente cuando me tocaba mi próximo baño.

Sobretodo porque en ese momento vivía en Moscú, era invierno y afuera estaba a -10 ºC como máximo.

La idea era más simple de lo que sonaba. Date tu ducha normal y por los últimos 30 segundos, dale la vuelta a la perilla y báñate con agua fría. Simple en teoría, difícil en la práctica.

Me di la ducha normal (con ese pensamiento que me atormentaba de lo que estaba por venir) y cuando era el momento de la verdad, se libró una batalla en mi cabeza.

Estoy loco. ¿Por qué voy a hacer esto? Me voy a congelar. Agghhh. No no no no no.

Pero al mismo tiempo me di cuenta de algo: “¿Es que soy tan débil que me voy a dejar vencer por un poco de agua fría? ¿Es esa la persona que quiero ser? ¿Me voy a dejar vencer tan fácilmente?

Afortunadamente fue la segunda voz la que ganó.

Fueron los 30 segundos más largos de mi vida y creo que hasta el vecino de abajo me oyó todos esos “Uuuuuu”, “Aaaaaaa”…

Pero cuando terminó el tiempo me sentía imparable. Le demostré al miedo quién manda aquí.

Pero tenía mucho que aprender…

Reto 2: Sonríele a un extraño

¿Ya mencioné lo tímido que soy? O bueno, al menos lo muy tímido que era.

Cuando era adolescente y también en mis 20’s eso de hablarle a chicas desconocidas no era para mí lo más fácil del mundo. Sonreírles mucho menos.

Y tuve un retroceso a esos años cuando fui retado nuevamente, esta vez a sonreírle a un extraño en la calle por varios días.

Y tal vez para ti sonreírle a un extraño sea algo fácil, pero para mí no lo era. Aun así creía que no iba a ser TAN difícil…

Bahh comparado con la ducha esto será pan comido

Salí de nuestro apartamento al día siguiente hacia mis clases diarias de ruso con todas las ganas de llevar a cabo este reto. Pero pasó la primera persona… y no pude. Pasó la segunda, tercera y cuarta, y seguía congelado.

Me daba por la frente y me decía: “yaya está bueno, ¡la próxima!” pero nada. Lograba ver a alguien a los ojos pero la mueca no me salía.

Por un lado mi timidez (y el miedo al rechazo) no me dejaban, y por otro lado hacía un frío tremendo afuera y la gente difícilmente me dirigía la vista. Pero no me di por vencido.

Finalmente cuando entré al edificio de mi escuela, empecé a subir las escaleras y me topé con una rusa a la cual pude finalmente sonreírle. Para sorpresa mía la chica me sonrió de vuelta y fue un momento increíble.

Y no, no fue porque la chica estuviera guapa o no, sino por el momento de conexión que pude crear con un perfecto extraño sin necesidad de decir una sola palabra.

Esa sonrisa de 2 segundos fue un mutuo: “La vida es bella, sonríe, que tengas un lindo día”.

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Hicimos algo que en la sociedad no es muy popular. Y se sintió tremendo.

Reto 3: Detox de redes sociales

Un reto excelente para alguien que desea agregarle algo más de mindfulness a su vida.

Facebook, Twitter, Instagram. Todos ellos nos hacen perder momentos estupendos de silencio en los que podríamos pasar más ratos a solas con nuestra propia mente, nuestras ideas y proyectos.

Y ni se diga de lo mucho que afectan nuestra productividad.

Por eso un reto que te puede enseñar mucho es el de hacer un corto detox de redes sociales.

No las accesas por un día entero. Luego por una semana entera.

¿Crees que es mucho pedir? Vale. Lo primero que te diría es que eso demuestra qué tan adicto estás a ellas y lo mucho que necesitas este reto.

Pero si insistes, te diría que escogieras solo una red social (a la que más adicción tienes) y te mantengas fuera de ella.

Primero por 24 horas, y si te atreves por toda una semana. Verás que no es el fin del mundo.

Después de todo vivíamos muy bien sin ellas hace tan sólo unos años.

Personalmente he dejado de usar Twitter, Instagram y Facebook (en FB sólo acceso ciertos grupos), tanto de forma personal y como por mi blog, y ha sido una de las mejores decisiones que más paz le ha traído a mi vida en los últimos meses.

Reto 4: Ponte ropa que no combine

Ok chicas, no me odien por esta.

Usualmente nos preocupamos mucho por la forma en que lucimos y la imagen que damos a los demás. Mujeres y hombres.

El “qué dirán” nos atormenta y muchas veces no nos deja expresarnos libremente.

Así que prueba con este reto:

Mañana cuando vayas al trabajo (o salir a la calle simplemente), vístete con ropa que no combine o que denote un sentido pobre de la moda.

Puedes ponerte medias/calcetines de diferentes colores. Ponerte una camisa amarilla y unos pantalones morados. O usar entre todas tus prendas hasta 5-6 colores diferentes.

En mi barrio en Costa Rica había un señor que le decían “Caja Fuerte”… porque sólo él sabía la combinación.

Esa es la idea por la que debes ir detrás.

Reto 5: Acuéstate en el suelo en un lugar público

Este es uno de mis preferidos y tal vez uno de lo más difíciles por ese miedo común que tenemos al qué dirán.

Lo que haces es esto: Vas a un lugar público como un centro comercial o una calle transitada y te acuestas en el suelo por unos 30 o 60 segundos.

Creerás que es de lo más loco que podrías hacer y que la gente se reirá de ti, pero te sorprenderás al darte cuenta que muchos ni se darán cuenta, y los que sí lo harán, simplemente seguirán adelante con sus vidas.

¿Por qué? Todo el mundo está tan metido en sus propios problemas y dilemas existenciales, que no tienen 5 segundos para preocuparse por las payasadas de otras personas.

Cuando lo hagas, puntos extras si te tomas una foto como la que he puesto aquí y la compartes en alguna red social (pero después de tu detox eh?

Reto 6: Haz sonreír a un extraño

Si queremos que el mundo sea un mejor lugar, tenemos que empezar por dar el ejemplo.

Todos podemos ser figuras de cambio, de progreso y de inspiración, y en cada uno de nosotros está el potencial para traerle, aunque sea por unos segundos, alegría a nuestros semejantes.

Cuando me puse a prueba con este reto lo intenté de varias formas:

  1. Obsequiando flores: fui rechazado más veces de las que hubiera esperado, pero cuando lo lograba, sacaba una sonrisa.
  2. Obsequiando un tiquete de metro: algunos te podrían ver con cara de timador, pero si logras encontrar una persona realmente agradecida y no tan desconfiada, te sentirás genial y esa persona te recordará por el resto del día.
  3. Dando un cumplido: a menudo tratamos con cajeros, banqueros, personas en cargos públicos, conductores y de un ‘hola’ a ‘gracias’ no pasamos. Si alguna vez ves una de estas personas con una cara de pesadez o de preocupación, intenta alegrarle ese momento de interacción de alguna forma. No le hables del clima o de fútbol, sino de algo menos usual y que cause un impacto en la persona. Dale un buen cumplido por su ayuda o algo agradable de su persona o físico. Puede que no funcione con todos pero verás que funcionará con más de uno.

Reto 7: Pedir un descuento

Este es uno que siempre he querido probar, pero como ves, tampoco soy el más valiente del mundo (y viviendo en Rusia se me pone más difícil).

Te lo dejo aquí para ver si te atreves ya que lo he leído en distintos sitios y parece ser uno de los más retadores.

Un día de estos en que vayas por un café, pide un descuento de 10% o 5% en tu café.

Sin ninguna razón en especial, sólo porque sí.

Si te preguntan por qué quieres un descuento o qué te hace pensar que podrías obtener un descuento, puedes decir algo como: «Bueno pues es que hoy me siento muy bien y hace un día increíble, ¿no crees? Así que me preguntaba si podía obtener un pequeño descuento en el café.»

Lo más probable es que no lo obtengas pero el reto no se trata de eso sino de vencer tu barrera mental, de ir por encima de tus creencias limitantes, sin importar el qué dirán, qué cara pondrán o qué pensarán de ti.

Si te lo dan, ¡FABULOSO! pero si no, solo das las gracias, pagas por tu café y sigues como si nada.

Eso es un Reto a tu Zona Confort PRO LEVEL.

Recomendaciones y lecciones aprendidas

No dejes que la fuerza de una impresión cuando te impacte te destruya tu buen juicio. Sólo di: espera un momento, déjame ver que eres y representas, y así te pongo a prueba.” – Epicteto

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La idea con cada reto es la de fortalecer tu “músculo de la valentía.”

Cada vez que te pones a ello, así sea que lo logres a medias o de forma completa, es como si estuvieras levantando una pesa e hicieras una repetición más.

Con cada vez que te sales de tu zona confort, haces más fuerte tu autoestima, tu seguridad en ti mismo y te atreves más y más a hacer lo que sea.

Las áreas de trabajo en la que puedes retar tu zona confort varían, y si esta idea va gustando, aquí te van otras ideas para que las pongas en práctica.

En lo personal, te recomiendo escoger una y hacerla por 5-7 días, hasta que te sientas cómodo haciéndolo y te sientas listo para probar algo nuevo.

Mucho ha pasado desde aquel invierno del 2013 en que empecé a retarme a salir de mi zona confort a voluntad. Mi familia creció, nos volvimos a mudar (2 veces) de país, emprendí en 2 proyectos nuevos y he dado decenas de saltos al vacío.

Y posiblemente no los hubiera hecho si no hubiera aprendido desde hace años a retarme a expandir mis límites a ir por aquello que muchos verían como arriesgado o “impensable” para ellos.

Y los retos a mi zona confort tuvieron un gran papel en ello.

Gracias a ellos he podido apreciar que:

  1. Mi autoestima ha aumentado. Creo mucho más en mi mismo.
  2. Tomo riesgos que antes no me hubiera atrevido a tomar.
  3. Me atrevo a hablar con extraños sin tanto bloqueo mental.
  4. Veo el miedo con otra cara y reconozco las oportunidades que se esconden detrás de él.
  5. Veo muchos de los obstáculos que se me presentan como oportunidades de crecimiento.
  6. Tengo más confianza en que lograré mis metas.
  7. No temo tanto a hacer el ridículo (si fuese necesario).

Conclusión: El Miedo Es Algo BUENO

Parafraseando a Ryan Holiday en su fantástico libro “The Obstacle is the way”, en la sociedad actual se habla de que para lograr lo que queremos se requiere valentía, pero a menudo olvidamos que el nivel más básico de valentía está simplemente en actuar.

Así sea yendo a hablar con esa persona que nos intimida o tomando ese curso del cual necesitas aprender algo importante para tu proyecto.

Los retos mencionados arriba son excelentes formas de retar tus propias creencias, expandir tus límites y atreverte a más. Pero no hace falta irte tan lejos.

Con cada día que comienza se te te presentará la oportunidad de ir por lo que quieres, pero siempre estará en tus manos actuar en favor de esos objetivos y en muchas de esas ocasiones requerirá que hagas cosas fuera de tu zona confort…

Cosas como:

  • Hablar con tu jefe sobre un aumento, un ascenso o una idea de proyecto.
  • Comprar un tiquete de avión hacia ese lugar que te gustaría visitar.
  • Mandar un correo importante a un contacto profesional que podría ayudar a levantar tu proyecto.
  • Montar tu blog y empezar a ayudar a otros lo que tú has logrado (o al menos documentar tu camino de crecimiento e inspirar a otros)
  • Visitar un instituto/escuela para matricularte en esa clase de idiomas, de arte, de yoga o de algo que mejore tu trabajo o tus habilidades de alguna forma.
  • Inscribirse como autónomo finalmente y empezar a trabajar más de lleno en tu proyecto personal.

Cualquier acción en la que sientas que tendrías que exponer tus defectos y poner a prueba tu vulnerabilidad, es una oportunidad perfecta para probarte a ti mismo y mejorarte en ese campo.

Después de todo, para vencer el miedo a hacer cosas fuera de tu zona confort, una de las mejores estrategias que hay es reconocer que el miedo es una señal de que algo BUENO está esperándote del otro lado.

Del otro lado del miedo hay infinitas oportunidades de crecimiento, de superación y satisfacción personal. Y tienes que darle con todo lo que tienes.

Así que si decides seguir este consejo y comenzar a retar tu zona confort a partir de mañana para ayudarte a crecer, mejorar tu autoconfiaza e ir con más ganas por lo que quieres, recuerda también estas palabras de Ryan Holiday:

… dentro de cada obstáculo hay una oportunidad de mejorar nuestra condición. Estos obstáculos son oportunidades para probarnos a nosotros mismos, para probar nuevas cosas, y ultimadamente, triunfar. El Obstáculo es el camino. – Ryan Holiday

Para terminar

Retar tu zona confort es sin duda una excelente forma de vencer tus miedos y atreverte a hacer cualquier cosa, pero es solo parte del trabajo.

Una mejora constante implica cometer errores, aprender de ellos, buscar nuevas maneras de optimizar nuestros hábitos, de reprogramar nuestras creencias y superar los obstáculos que se nos presentan en el camino.

Al haber entrado en la aventura de encarar el miedo con miedo he aprendido mucho sobre mi mismo y sobre mis miedos, pero si algo sabemos sobre ellos, es que nunca dejarán de aparecer.

Pero si estamos comprometidos a sacar lo mejor de nosotros y alcanzar nuestro verdadero potencial, debemos hacerle frente a estos miedos cada vez que se presenten, porque pueden ser la puerta negra que nos bloquee el paso hacia lo que deseamos.

Como siempre me ha gustado referenciar, “la diferencia entre una vida ordinaria y una extraordinaria está en ese pequeño extra”.

Fuente: https://rutakaizen.com/retos-a-la-zona-de-confort-y-beneficios/

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