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Control de gestión en la Empresa Familiar

Por Paula Alejandra Peralta

El nuevo contexto obligó a cambiar sobre la marcha cuestiones referidas al ámbito de la empresa y de la familia y, en muchos casos, fueron desafiadas por un gran reto: aprender haciendo. Insertos en este entorno volátil, complejo y de gran incertidumbre, se torna necesario trabajar sobre el control de gestión. Un nuevo diseño de hoja de ruta estratégica construida a partir de una visión compartida, que actúe como guía y facilite la evaluación del camino recorrido y a recorrer.

En líneas generales, nos encontramos con Empresas Familiares jóvenes, enfocadas y absorbidas por el día a día. En ellas, lo operativo se torna urgente y no hay lugar para la implementación de una estrategia de largo plazo, su seguimiento y evaluación como un proceso de mejora continua. Esta realidad impone la necesidad de adoptar y adecuar buenas prácticas y herramientas de control de la gestión en las organizaciones. Esto las prepara para ser empresas eficientemente gestionadas, logrando al mismo tiempo armonía familiar, es decir, mayores garantías de continuidad.

Hay que derribar el mito de que la implementación de buenas prácticas de control de gestión es solo aplicable a grandes empresas. Muy por el contrario, existen herramientas de gestión totalmente adaptables a pequeñas o medianas empresas. Su implementación se convertirá en más o menos compleja y con más o menos desarrollo.

Una herramienta para el control de gestión

Los profesores de Harvard Kaplan & Norton han difundido y desarrollado, hace varios años, una de las herramientas de control de gestión más útiles y exitosas. Es el Balanced Scorecard (BSC), también conocido como Cuadro de Mando Integral (CMI).

El BSC es una herramienta pensada para organizaciones con mentalidad de largo plazo, ágiles y orientadas a la creación de valor a través de inversiones en clientes, proveedores, empleados, procesos, tecnología e innovación. Hablamos de organizaciones que tienen muy claro el impacto que generan sobre los diferentes grupos de interés o stakeholders con los que interactúan. Las Empresas Familiares son organizaciones que cumplen con estas condiciones. Los beneficios de su implementación radican en el proceso y no en la herramienta misma, ya que facilita el cambio y la mejora continua, integrando el día a día con sus planes futuros.

Etapas del Balanced Scorecard

El punto de partida de esta metodología es la creación de una visión consensuada y compartida. Aquí es donde la Familia Empresaria se ve obligada a hacerse preguntas, revisar la misión, la visión, valores y su alineación con la empresa. Muchas veces es utilizada como una metodología facilitadora del aprendizaje al momento de la incorporación de nuevas generaciones. También, como herramienta de comunicación e información entre los miembros de la familia empresaria. El objetivo, en este primer paso, es buscar consenso entre sus miembros para poder hablar todos el mismo idioma.

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La segunda etapa de la propuesta de diseño de la herramienta consiste en ver a la organización como un todo a la luz de cuatro perspectivas: Financiera, Clientes, Procesos Internos y Aprendizaje y desarrollo. En cada una de ellas se determinarán los objetivos estratégicos, metas e indicadores financieros y no financieros, que permitirán monitorear las actividades, incentivando la mejora continua en la gestión.

Lo importante es reconocer que ninguna perspectiva funciona en forma independiente. Iniciándose una acción en algunas de ellas, ésta repercutirá sobre todas las demás. Analizar y entender este proceso ayudará a determinar cuál debería ser la preocupación principal de la empresa y cómo mejoraría introduciendo algún cambio o mejora en ella.

Los autores consideran que las cuatro perspectivas engloban todos los procesos clave que la empresa necesita monitorear para lograr sus objetivos. Las mismas han sido válidas en una amplia variedad de empresas. No obstante, dependiendo de las circunstancias y particularidades de cada empresa, puede necesitar una o más perspectivas adicionales.

Como ejemplo, en un proceso de implementación en una Pyme Familiar se agregó una nueva perspectiva que era clave en la organización, los Proveedores. Existían ventajas competitivas a partir de la relación de confianza y de largo plazo que la empresa mantenía con ellos y era necesario mantenerlas y maximizarlas para el logro de sus objetivos.

Conclusiones

Los beneficios de utilizar el BSC como sistema de información, aprendizaje y comunicación son realmente importantes en la gestión de las Empresas Familiares. No solo en el ámbito de la empresa, sino también, para ver logros significativos en la gestión de la familia. Alinear los objetivos estratégicos con la visión dentro de un proceso de control de gestión bajo las cuatro perspectivas, es la clave de la creación de valor en la organización.

Esta metodología de implementación sigue teniendo gran relevancia en la actualidad y es un verdadero traje a medida de cada Empresa Familiar. Esto es así porque permite su adecuación al ciclo de vida de la empresa, a la evolución de la familia, al crecimiento patrimonial y al desarrollo personal de cada miembro familiar.

Nunca es demasiado temprano –aunque a veces puede ser demasiado tarde- para comenzar a gestionar eficientemente la Empresa Familiar. Tener en claro el camino que se quiere recorrer es un muy buen punto de partida.

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Fuente: http://iadef.org/control-de-gestion-en-la-empresa-familiar/

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