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Todo lo que querías saber sobre millennials, centennials y otros nombres que le dimos a la juventud

por Florencia Borrilli

Resulta épico hablar de generaciones en un mundo donde todo es relativo, en un universo líquido en el cual el ser humano avanza más rápido que las agujas del reloj.

Cada acontecimiento social tiene su génesis y se integra a un contexto particular. Así como los millennials emergen como reacción a una sociedad de consumo que crece al finalizar la Segunda Guerra Mundial, cada generación tuvo sus causas para surgir como tal.

Lo que sucedía en otras partes del mundo antes de la llegada de los millennials no tenía correlación con lo que pasaba en Argentina, y esta aclaración es válida porque es en Estados Unidos donde brotan las generaciones conocidas hasta hoy: Hijos de la Guerra (1930-1948), Baby Boomers (1949-1968), Generación X (1969-1980), Generación Y o Millennials (1981-1993) y Generación Z o Centennials (1994-2010), fechas que pueden sufrir variaciones según quién las aborde.

Las únicas que se apropia Argentina son la millennial y la centennialproductos de la globalización, que suelen llamarse subculturas o mini generaciones. Felipe Justo Cervera, santafesino estudioso de las ciencias sociales nacido en 1930, quien escribió el libro De Ortega y Gasset a los Millennials de Santa Fe, indaga en los inicios de los análisis de este tipo.

Cervera profundiza en Ortega y Gasset, quien realizó el primer estudio sistemático sobre el tema, publicado en 1923, y quien explicó que las generaciones no se relacionan con las fechas, sino con un grupo de personas que comparte una identidad coetánea que deviene de un proceso, a diferencia de EE.UU. que las clasifica según criterios cuantitativos y estadísticos.

Cien años atrás también existió el estudio Las mentalidades argentinas de Antonio Pérez Amuchástegui –único historiador argentino que realizó un estudio sobre generaciones– que abordó las costumbres y formas sociales de una sociedad conformada por la oligarquía paternalista, el porteño, el criollo y el inmigrante.

El humano siempre fue clasificado, pero aquel mundo ya no es el de nuestros días. “Ahora no hay generaciones, hay grupos que se asocian por sus intereses particulares, ni siquiera por la edad”, afirma Cervera. Lo macro fue cediéndole espacio a lo micro y aparecieron los grupos, así también como las tribus. ¿La causa? Vivimos inmersos en una “sociedad líquida”, como la llamó Zygmunt Baumann, donde nada es absoluto y todo se mezcla; o como anunció Carl Marx en su Manifiesto Comunista, “todo lo sólido desaparece en al aire”.

"Generación X" (1994) fue la primera película dirigida por Ben Stiller, que también actúa en ella. En el centro de la imagen, los protagonistas, Winona Ryder y Ethan Hawke.

“Generación X” (1994) fue la primera película dirigida por Ben Stiller, que también actúa en ella. En el centro de la imagen, los protagonistas, Winona Ryder y Ethan Hawke.

Para Cervera fue (y es) la tecnología la que cambió la velocidad histórica, y así lo que era permanente se perdió y segregó, un claro ejemplo es el rol de la religión en la vida de las personas. Todo lo absoluto pierde valor y da paso a lo relativo. Además, en épocas veloces no hay tiempo suficiente para que se instalen expectativas y valores comunes. “La vigencia de las generaciones es inversamente proporcional al desarrollo socio-económico-cultural”, indica el historiador. Todo pasa tan rápido, que las costumbres ya no se arraigan como en los viejos tiempos.

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Los primeros pasos en este tipo de tipificaciones nacieron de la mano del marketing y la investigación de mercado con la intención de generar estrategias dirigidas a captar consumidores. Poner nomenclaturas tiene que ver con una cuestión más comercial y de comunicación que otra cosa.

“Las generaciones son una conceptualización vieja y solo útiles en términos de negocio, porque no resumen la particularidad de sus integrantes”, afirma Ezequiel Arslanian, Director Ejecutivo de Accenture Interactive para Sudamérica Hispana. Desde antaño las industrias necesitan generar definiciones y patrones para todo. “Por una cuestión de ventas, de consumo, de vanguardismo, cambian los nombres o les asignan siglas, al mejor estilo americano”, explica Arslanian, experto en la industria de la publicidad.

Lo cierto es que al tomar diferentes grupos y profundizar en sus actitudes, comportamientos y motivaciones, cada vez se particularizan más. “Podés generar la cantidad de subgrupos que quieras, al punto de la hiperpersonalización”, explica Arslanian.

Este concepto empieza a instalarse con una mirada en lo micro. “Cuando queremos venderle algo a una persona o generarle un vínculo con la marca, estamos desterrando la definición de generaciones, porque cada persona es particular”, aclara el ejecutivo. El problema aparece junto con el fanatismo de ponerles nombres a las generaciones y que éstas definan más a los integrantes que viceversa, lo cual es peligroso porque las personas se obsesionan por ingresar en determinadas categorías y ser definidas.

“Al ciudadano le gustan las definiciones porque le cuesta vivir con la incertidumbre y esta liquidez. Y lo que pasa hoy es la no definición. Mercado Libre acaba de sacar una categoría de ropa sin género. Vamos a tener que aprender a convivir en este mundo”, aclara el ejecutivo.

En el campo de las ciencias sociales hablar de generaciones no parece ser demasiado útil. “Las categorías son limitantes, por eso la sociología trabaja con una visión de mayor alcance para obtener un clima cultura en sintonía con los cambios del capitalismo como modo de vida”, resalta María Cecilia Arizaga, Doctora en Sociología y autora del libro Sociología de la Felicidad.

"Easy Rider" (1969), dirigida por Dennis Hopper fue una película emblema para los Baby Boomers.

“Easy Rider” (1969), dirigida por Dennis Hopper fue una película emblema para los Baby Boomers.

El estudio de las generaciones se basa en “tipos ideales” –como los llama Max Weber– para ordenar categorías analíticas, pero en la realidad estas se cruzan porque “las personas nos movemos y adaptamos y no somos tan fáciles de definir”, aclara.

La sociología observa y estudia el quiebre entre quienes fueron –según el marketing– los Baby Boomers, con valores de estabilidad, obediencia y orden; y lo que plantea el capitalismo de hoy, más global, desordenado, acorde a valores de cambio constante, de adaptación y a las tensiones que eso supone.

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“Esta generación estaba asociada a esos valores de orden y planificación; y al mismo tiempo aparecían –sobre todo a partir de fines del 60– movimientos de cambio cultural: el Mayo Francés, la imaginación al poder y las luchas sociales locales como el Cordobazo. Era un mundo con tensiones, dentro de la estabilidad que suponía el sistema, pero comenzaban a surgir ciertas demandas de cambio”, aclara Arizaga.

El Estado de Bienestar se fractura a fines de los 80 con el advenimiento del capitalismo global y financiero, “del sálvense quien pueda”, afirma Arizaga. Y las generaciones inauguran valores como flexibilidad, adaptación y desobediencia a la jerarquía. “Frente a eso aparecen conductas para adaptarse más feliz o infelizmente según los recursos disponibles en una sociedad cada vez más desigual, y aparece la amenaza del paso a la precariedad a corto plazo”, explica la socióloga.

Y agrega: “El ser humano actual navega un mar de incertidumbre con los recursos que tiene a mano para moverse en aguas de cambio constante”. ¿Cuál es, entonces, la promesa del capitalismo? ¿Por qué varones y mujeres se levantan todos los días a sostener este sistema? Interrogantes que surgen en distintos campos de estudio, preguntas que aún no pueden ser respondidas. “Me parece bueno pensar estas dos grandes generaciones en relación a dichas preguntas”, aclara Arizaga.

Al otro lado del teléfono se percibe la preocupación en la voz de Alejandro Schujman, psicólogo y autor del libro Generación Ni Ni (Ni estudian, Ni trabajan, término acuñado en 2009 por el diario El País de España para referirse a los millennials). A Schujman le preocupan los Ni Ni, “para estos jóvenes –que viven en una época de exceso de monitores– la hipervirtualidad se convirtió en anestesia y refugio, así como la adicción a la inmediatez”, explica.

Pertenecen a una clase media, media alta que no tolera la frustración, no espera y no crea proyectos de vida (matrimonio, hijos, trabajo estable). Pero lo que más le inquieta es que no se apasionan, y la pasión (tomando la etimología del latín passio, que significa “esperar”) es la base de cualquier proyecto.

“Estos jóvenes necesitan que sus padres los motiven, porque ellos –por su cuenta– no se imaginan el pasaje a la vida adulta que viene de la mano de estos proyectos”, comenta en total acuerdo a la ausencia de promesas por parte del Estado capitalista.

Y mientras conversa comparte el caso de una chica que atendía en su consultorio, que estaba finalizando 5° año y que –según su experiencia– “le hizo el pedido más maravilloso de su carrera profesional hasta el día de hoy”. Esta joven se acercó para pedirle que no la dejara terminar el secundario y elegir una carrera sin apasionarse.

Según datos del BID, en América Latina 8 de cada 10 millennials estudia, trabaja o hace las dos cosas. Foto: Fernando de la Orden

Según datos del BID, en América Latina 8 de cada 10 millennials estudia, trabaja o hace las dos cosas. Foto: Fernando de la Orden

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“Los chicos siempre dan señales, a veces no las vemos y los dejamos solos, pero creo que todos los chicos siempre están dando señales para que los ayudemos a apasionarse con algo”, destaca el psicólogo.

La preocupación por las generaciones actuales sucede acá y en otras partes del mundo. En efecto, en 2018 el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) encuestó a 15.000 millennials de América Latina (no incluyó a Argentina) para conocer sus opiniones sobre educación y trabajo.

“El estudio reveló que los estereotipos existentes sobre los millennials son erróneos. Comencemos con el primero: los millennials son perezosos. La verdad es que los datos señalan que el 41% se dedica a estudiar, el 21% a trabajar, un 17% realiza ambas actividades y el 21% no tiene trabajo ni estudia. Casi ocho de cada diez jóvenes estudia, trabaja o hace las dos“, afirma la institución. La Universidad de Palermo publicó un trabajo similar en junio de 2019.

Los millennials son el foco de atención en el mundo entero. Umbral de frustración bajo, capacidad de espera baja, irritabilidad, gran facilidad para la conectividad, pero muy poco manejo para la resolución de conflictos y emociones, vínculos etéreos y pocos sostenibles en el tiempo, rechazo a todo tipo de proyecto de vida y un aburrimiento muy profundo. Características que –según Arslanian– no tienen que ver solo con la edad. “En cuanto al carácter actitudinal, encontrás millennials en personas de 20, 45 y 80”, opina Arslanian.

Aparecen nuevos interrogantes. Si estas actitudes son las que lideran el presente. ¿Cómo será el desarrollo económico del futuro? Ahora es el turno de los centennials, según Arislanian “los verdaderos rupturistas de este mundo inteligente”. ¿Qué pasará en el futuro, qué generaciones o grupos vendrán? No hay respuestas, tampoco definiciones. Al menos por ahora…

Fuente https://www.clarin.com/revista-enie/ideas/querias-saber-millennials–centennials-nombres-dimos-juventud_0_1c8cRHAA.html

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