Un espacio para aprender que no es necesario ser una empresa grande para ser una Gran Empresa
Home » Calidad de Vida » ¿Padeces prontomanía? Tranquil@, tiene remedio

¿Padeces prontomanía? Tranquil@, tiene remedio

Prontomanía es, según Gabriela Paoli, psicóloga experta en adicciones tecnológicas y autora de “Salud digital”, la necesidad de algunas personas de contestar en el momento, inmediatamente después de recibir un mensaje.

El término me parece de una genialidad tal que, con su permiso, me lo apropio hoy para hablar de esa prisa que tenemos todos. Yo la primera.

Prisa por responder.

Pero también prisa por tener, prisa por conseguir, prisa por completar

Aunque el sabio refranero español nos advierte que “la prisa no es buena consejera”, todos nos hemos ido acostumbrando a que las cosas tengan que suceder cada vez más rápido. legando al absurdo de pretender “relajarnos cuanto antes” porque ¡tenemos prisa!

Si tuviéramos que elegir una palabra que caracterizara nuestro modo de vida actual, sin duda prisa sería una gran candidata.

Nos meten mucha prisa

Vale que lo que pita es estar hiperconectados y responder al segundo. Que muchos tememos decepcionar si tardamos en responder o en entregar. Que algún que otro jefe asocia ese “no me contesta” con «no está trabajando«.

Vale también que estamos acostumbrándonos a exprimir cada minuto de nuestra agenda porque (erróneamente) pensamos que el estar a tope nos hace ser más productivos.

Pero nunca fue más cierto aquello de “mal de muchos, consuelo de tontos”.

Nosotros nos metemos aún más

Es verdad que la velocidad es algo que va con la personalidad de cada uno.

Que hay personas más calmadas y otras más aceleradas de natural.

Que algunas son muy perfeccionistas y todo les lleva más tiempo mientras que otras son más de sobrevolar tareas en tiempo récord.

Que la ansiedad hace acto de presencia más rápido en unos que en otros.

Pero igual de verdad es que todos podemos manejar algo (unos más y otros menos) nuestros “potenciómetros”.

Y que, por mucho que las personas que te rodean te exijan, la autoexigencia gana por goleada a la exigencia externa en la mayoría de nosotros.

Tenemos que aprender a parar

Pero tenemos que dejar de ir todo el día de caza. De pasar a toda prisa por el instante. Nos va en ello la salud y también la felicidad.

Saber ir más lento es una manera de dirigir, de controlar y de liderar de verdad  tu vida.

Lectura relacionada  Lo que importa de verdad…

Quien aprende a marcar su propio ritmo, supera el desasosiego de la prisa y encuentra la calma. Una calma que es mucho más que una mera interrupción o ralentización del trabajo. Que es más bien un nuevo “tono interior” que lo impregna todo.

Porque ir todo el día corriendo nos impide disfrutar y nos hace cometer más errores.

Todos podemos contribuir a un crear un contexto de trabajo más sensato y productivo.

Bajando un poco el ritmo y contribuyendo a que otros lo bajen.

¿Cómo?. Con acciones sencillas, como

  • No mandar mensajes los fines de semana ni a deshoras. Y si es porque tú trabajas en esos momentos, utiliza los envíos diferidos para que lleguen el lunes.
  • No pedir para mañana lo que a ti te pidieron hace dos semanas. Revisa el correo a vuelapluma y despacha según llegue, no según venza.
  • No esperar de nadie respuestas inmediatas. Si no recibes respuesta, haz un seguimiento acorde con el tema, la urgencia real de la respuesta (y no la que tú sientes) y la relación que tengas con esa persona.
  • Conteniendo tu impulso de contestar inmediatamente. Incluso cuando sea tu jefe supremo o tu cliente más valioso quien escribe.  Dándote al menos un segundo.

Porque servimos mejor al interés de todos (y al nuestro de paso) cuando ponemos más prudencia, más reflexión y más estrategia en nuestras acciones.

Cuando somos capaces de dedicar ese tiempo necesario para captar el tono que acompaña a las palabras, a “leer entre líneas” eso que no nos dicen.

Cuando nos tomamos ese “momento de silencio” que da perspectiva, permite considerar distintos ángulos, revisar antecedentes y anticipar siguientes pasos.

Eliminar ese impulso “automático” de rapidez te permite pensar y con ello, aportar más valor.

Pon el tiempo a tu favor

Di basta a dar señales de vida al microsegundo. Vuelve a contar el tiempo en minutos, en horas y tal vez en días para dejar de sentirte presionado por el tiempo.

Mantén a raya a todos esos tiranos de lo inmediato.

Ralentízate o páusate para ponerlo a tu favor y comienza a mirar estos tiempos que te tomas como momentos que te hacen más fuerte, más productivo, más consciente… y más libre.

Esta regla tiene una sola excepción: Admite rápida y rotundamente tus errores.

Fuente https://balcon40.com/2022/03/18/padeces-prontomania-tranquil-tiene-remedio/

Si quieres ver más posts de la misma categoría, haz click aqui:


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.