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10 habilidades de quienes son líderes (aunque casi nadie se da cuenta)

Por Daniel Colombo

Es necesario tener un título en la tarjeta de presentación, o en el código QR actual, para que alguien te considere líder en la empresa?

Cuentan que un ingeniero fue a visitar la NASA donde fue atendido por colegas que le explicaron la principal función de toda la organización en aquel momento: “Estamos a punto de poner una persona viviendo en Marte”.

Luego de una breve recorrida, ya afuera, esperaba la llegada de su taxi. De pronto vio a un trabajador de mantenimiento. Para matizar el momento, el ingeniero se acercó y le preguntó: “¿Y usted, a qué se dedica aquí? Y el hombre, muy convencido, le dijo: “¿Yo? Estoy ayudando a poner la primera persona en Marte.”

Así son. En mi percepción, conozco cientos que hacen su trabajo cada día, con máxima excelencia, y que no están demasiado preocupados por los rangos ni la posición en el organigrama: más bien se enfocan en agregar valor.

El liderazgo que pasa desapercibido es un rasgo presente en todas las organizaciones, y se lo puede detectar justo al lado de las personas bulliciosas, aquellas que no pierden oportunidad para quejarse, o bien, ponerle mucha brillantina a cada aporte que hacen. Y este suele ser el caso de quienes sí tienen el cargo en la puerta de su oficina, o aunque no lo posean, se comportan de esta forma.

En cambio, las personas que sostienen más calladamente la forma de liderar su quehacer laboral, a la larga logran distinguirse y ser reconocidas. Es una carrera más lenta, sin dudas.

Es cierto que la visibilidad de la Marca Personal -tema en el que me he especializado; incluso he escrito libros al respecto- se ha transformado en la nueva versión del currículum vitae contemporáneo.

Visibilizar los logros es, quizás, algo que muy pocas personas saben hacer con maestría, ya que en el camino suelen arrogarse méritos compartidos por todo un equipo, caer en la petulancia, o ganarse una legión de enemigos internos cuando se les van de las manos los fuegos artificiales del lucimiento personal en detrimento de los demás. 

Para resumir algunas competencias muy buscadas en el ámbito laboral, las personas que no tienen un cargo notable dentro de los organigramas, aunque aportan valor a través de su hacer, tienen algunas de estas diez habilidades que los hace notables, por más que casi ninguna persona pone los reflectores sobre ellos. Hasta que llega su día. Porque les llega.

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Veamos:

1) Trabajan. Parece obvio, aunque en cualquier organización se sabe que hay muchas personas que no alcanzan sus objetivos, ni siquiera el mínimo producto viable esperable por procrastinación, laxitud o, simplemente, falta de compromiso real.

2) Comparten. Por lo general, los líderes sin cargo trascienden por su forma de dar y de acompañar a los colegas.

3) Resuenan. Su forma de hacer, callada, no pasa desapercibida para sus pares, aunque pueda pasar mucho tiempo hasta ser reconocidos en las formas tradicionales, por los gerentes o alta dirección. En algún momento les llega.

4) Empatizan. Otra cualidad es la de saber ponerse en los zapatos de las demás personas, inclusive en la de la propia empresa que parece ignorarlos. No temen en ser sensibles a las necesidades del equipo y saben interpretar lo que la compañía requiere.

5) Abiertos y espontáneos. He visto casos de líderes silenciosos que, tras esa fachada de “aquí no pasa nada”, son verdaderas hormigas reinas, las que encabezan el rumbo de acción en su círculo de influencia. Fuera del trabajo, los he visto reunirse con colegas, divertirse, y volver al día siguiente a su dedicada actuación profesional.

6) La palabra justa. Estas personas líderes sin cargo suelen ser de pocas palabras, aunque en los momentos más difíciles, la junta directiva no duda en llamarles para que hagan su aporte, y allí agregan valor en su justa medida, marcando conocimiento, profundidad y sentido.

7) Resolutivos. Otra característica es que en momentos donde las papas queman, se les convoca para todo tipo de tareas extraordinarias y proezas dignas de héroes y heroínas contemporáneas. Hablaré de sus puntos débiles a continuación.

8) Tienen un método propio. Observando este tipo de liderazgo silencioso seguramente te darás cuenta de que llevan adelante los procesos y tareas bajo un método propio que saben adaptar a su ritmo y a las necesidades. Suelen ser personas organizadas y metódicas, por lo que muchas veces se las tilda de que tienen poca creatividad e iniciativa. Sin embargo, son excelentes ejecutando y resolviendo.

9) No se meten en chismes. Otro aspecto relevante es que suelen alejarse de todo lo que sea polémica y el radio pasillo típico de cualquier actividad empresarial. Pueden tener la mejor relación con quienes convive en el equipo, aunque no da espacio para dispersarse de lo que considera relevante, que es su trabajo y su aporte.

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10) Cumplen. Y como si todo esto fuera poco, las personas de liderazgo silencioso son los motores que accionan muchas organizaciones, conviviendo con los demás estilos. Su promesa se cumple: hacen que las cosas sucedan; y por esto se les tiene alta estima y valía, incluso por los mismos superiores, dubitativos a la hora de promoverlos: “no sea cosa que cambie su rendimiento”, me dijo una vez el gerente general de una empresa financiera.

COMO EN CUALQUIER SER HUMANO, HAY PUNTOS DÉBILES

Las personas del liderazgo silencioso a veces padecen calladamente algunas de las dificultades propias de cierto desajuste en sus habilidades sociales.

Por ejemplo, les puede resultar sumamente incómodo negociar situaciones salariales, relacionarse con personas de altos cargos, e incluso algunas tienen problemas para expresar muy claramente sus ideas en público.

También pueden caer en la parálisis por análisis antes de actuar, porque quieren hacerlo con calidad y asegurarse de tener los aspectos principales bajo control.

Incluso cuando se les reconoce por sus logros, se sonrojan y por dentro pueden dudar de sus propias capacidades: aquí aparece el conocido “Síndrome del impostor”, cuando lo que los demás piensan de estas personas, no coincide con la mirada interna que tienen de sí.

Con todo, son aspectos que se pueden entrenar, y que, sin dudas, podrán lograr una máxima expresión de esta clase de personas que dejan de los demás brillen. ¡Y cuánto mejor sería el mundo empresarial, si cualquier persona que ejerza su liderazgo lo hiciera de esta forma! Porque como dice mi maestro John Maxwell: “El rol de quien lidera, es crear más líderes, no seguidores.”

Fuente https://www.danielcolombo.com/poco-ruido-muchas-nueces-10-rasgos-de-liderazgo-silencioso-de-quienes-marcan-la-diferencia-sin-hacerse-notar-por-daniel-colombo

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