La ilusión de control en la empresa

Por Roberto García

La ilusión de control es uno de los sesgos más elementales del ser humano. La psicóloga y profesora de Harvard Ellen Langer lo definió en 1975 de la siguiente manera: “El fenómeno consiste en creer que nuestras acciones tienen influencia en el resultado de unos acontecimientos que, en realidad, están completamente fuera de nuestro ámbito de dominio”.

A todos nos ha influido este sesgo en alguna ocasión. Quien no se ha parado a pensar sesudamente los números de la bonoloto que tachaba, o quien no se ha puesto una determinada prenda de ropa porque con ella le iba a ir mejor en esa entrevista de trabajo o en esa cita especial. Es decir, muchas veces realizamos acciones que no tienen nada que ver con el resultado final deseado, con la ilusión de que realmente sí van a influir, lo que nos hace pensar que controlamos la situación.

Esta ilusión también se da en las empresas donde algunos jefes creen ejercer un liderazgo activo que controla la situación, cuando en realidad la compañía avanza por pura inercia o llevada por vientos cambiantes. El problema realmente viene cuando la empresa no tiene claro donde quiere dirigirse, así que cualquier resultado parece venirle bien cuando quizá está yendo directa al desastre, y además, con unos jefes que creen tenerlo todo controlado.

Hay distintas razones que dan lugar a la ilusión de control en las empresas. Por una parte, tenemos la mala comunicación interna. Los empleados deben conocer la estrategia de la empresa y los indicadores principales de la marcha de la compañía. Hay veces que los directivos giran el volante de conducir la empresa y la empresa no gira simplemente porque los empleados no se han enterado de que el volante ha girado.

Otro motivo es la falta de objetivos claros. Los indicadores deben ser un reflejo fiel de los resultados de la empresa y deben estar bien alineados con los objetivos de la compañía. De no ser así, los directivos pueden pensar que controlan el destino de la compañía, pero en realidad vaga sin rumbo fijo porque no hay objetivos.

En un entorno laboral más pequeño como un equipo de trabajo dentro de una empresa a veces ocurre que los trabajadores toman sus propias decisiones sin apenas consultar o informar a sus jefes. Puede haber varios motivos para ello: que el jefe sea incompetente, que menosprecie sistemáticamente las ideas de su equipo, que ralentice exageradamente la toma de decisiones… total, que el equipo poco a poco decide tomar cada vez más decisiones unilateralmente, con su propio criterio. La conclusión es que el jefe acaba por no tener ni idea de lo que sucede en el equipo y sin embargo, probablemente piense que está todo bajo control.

Está bien intentar tener controlado lo que sucede en la empresa, más aun en la era del dato en la que vivimos donde todo se mide y se analice. Sin embargo, hay que ser consciente de que el control total es imposible, aunque solo sea porque el azar existe, también en la empresa, y nadie es capaz de predecir una pandemia o una invasión de un país europeo por otro en pleno siglo XXI. Lo que sí puede hacerse en una compañía es plantear objetivos claros, cuidar mucho la comunicación interna para que todos los empleados conozcan dichos objetivos, elegir unos indicadores que sean un fiel reflejo de la marcha de la empresa y por último, dotar a los empleados la autonomía suficiente para que hagan su trabajo en el día sin querer imponer un control demasiado estricto que, seguramente, consiga el efecto contrario al buscado.

Fuente: https://balcon40.com/2022/09/10/la-ilusion-de-control-en-la-empresa/