El siguiente paso será redactar una propuesta de valor que comunique el propósito y diferencial de tu emprendimiento. Así como validar que la llegada de dicha comunicación es correcta y, para ello, nuevamente deberás entrevistarte con potenciales clientes, referentes, e incluso con amigos, familia, etc., para validar primero que se entiende bien el mensaje. Este es un desafío que tenemos especialmente quienes venimos de las ciencias, ya que debemos dejar a un lado el mensaje técnico para comunicar lo que hacemos de forma sencilla.
Si tu idea prospera y es buena, siempre te querrán copiar, por lo cual también es tu responsabilidad evitar que eso suceda. No culpes a los demás si pasa, sino que ocúpate de que no pase. Para ello, lo mejor es diseñar la estrategia cuando aún es una idea y recién la estás construyendo. Mi recomendación es utilizar diferentes herramientas combinadas: secreto industrial, patentes, segmentar el conocimiento, no darle todo el know-how solo a una parte interesada. Realiza una prueba ácida de cómo estás parado respecto a eso desde el inicio, para identificar los mayores riesgos, y tomar las acciones para mitigarlos. Esto no solo te definirá una hoja de ruta, sino que, además, te dará la confianza suficiente para comunicar al mundo tu proyecto desde una posición de poder, aunque simplemente seas una startup. Recuerda que el mundo te ve como tú te ves a ti mismo.
SEGUIR CONSEJOS Y ESCUCHAR AL ESTÓMAGO
Es fundamental escuchar con humildad. Si en algún momento crees que te las sabes todas, seguro que estás más vulnerable que nunca porque dejaste de tener los pies en la tierra. Hacer las preguntas correctas es una habilidad que se debe desarrollar. Seleccionar a las personas correctas para preguntar es una habilidad que se debe desarrollar. Escuchar una respuesta que no queremos escuchar o para la cual no estamos emocional o racionalmente listos es una oportunidad para crecer. No tires la toalla porque sientes que se cerró la puerta. Valora y agradece contar en ese momento con esa nueva información porque si respiras hondo, oxigenas tu mente, conectas de nuevo contigo y con tu propósito, buscarás y le encontrarás la vuelta. Sé agradecido con quien escucha, te da información y aún más con quien te ayuda a emprender.
Como regla general, cada vez que me encuentro con una piedra en el camino pienso: “Si hay alguien intentando hacer este mismo camino y corriendo esta misma carrera (que en el mundo seguro alguien hay), voy a aprovechar esta piedra para definir una estrategia que sea una fortaleza de mi propuesta”. Tu capacidad de resiliencia te define y te empodera.
Siempre se dice que el camino del emprendedor es solitario, es como una montaña rusa de subidas y bajadas. Tener una red de apoyo, asesores, otros emprendedores, aceleradoras, incubadoras, da un soporte invaluable. Algo que he aprendido en los últimos años es que también se hace negocios haciendo negocios para otros. Cuando estás en una red de networking, empiezas a tener contactos y a conocer los intereses de tus contactos. Interesarte por promover los intereses de tu red, y no solo los tuyos propios de manera genuina y desinteresada, no solo es muy gratificante, sino que es un boomerang de oportunidades.
Por último, más allá de escuchar al mercado, a los referentes, a los colegas, etc., no olvides de conectar contigo mismo respecto a la decisión que vas a tomar y cómo te hace sentir. Si debes quebrar tus valores para llevar algo adelante, porque esa fue la recomendación sincera y experta del mayor referente en el nicho de negocio en el que estas, seguro algo saldrá mal, a la larga o a la corta. Siempre hay alternativas, siempre hay maneras creativas de hacer algo, y en ese momento el que tiene la palabra final eres tú, no te traiciones porque eso será un error. Sigue recabando información y buscando cómo hacer la diferencia, pero siempre alineado con tu esencia.
Fuente https://www.hacerempresa.uy/edicion-ciencia-confia-comunica-y-escucha-los-tres-pasos-para-emprender/